Mi madre lloraba en el living de mi antigua casa mientras los papeles de mi visa le cubrían el regazo.
-Mamá por favor, no llores.- Le supliqué. Se secó una lagrima y me sonrió apenada.
-No cariño, estoy feliz por ti, de verdad.- Ladeé mi cabeza a tal pobre confesión. –Lo estoy, lo juro. Pero...-Un sonido raro salió de ella mientras volvía a mirar los papeles que marcaban la fecha exacta de mi viaje. –Es que te extrañaré tanto.- Dijo con su pañuelo arrugado sobre la nariz. Me acerqué al sillón donde estaba y la abracé para calmar sus lagrimas e intentando al mismo tiempo, esconder las mías.
-Lo sé mamá, es obvio, me sentiría ofendida si no lo hicieras. Pero solo será por unos años.- Me miró como si le hubiese golpeado en el estomago y otro sonido chillón salió desde el fondo de su ser. –Los vendré a visitar, y ustedes me podrán visitar, será una buena escusa para salir del país.- Le dije con una sonrisa un poco falsa, pues como ella, no podía soportar el alejarme tanto.
Había preparado mi viaje con meses de anticipación, llenado formularios y cuestionarios para ganarme un puesto en una buena universidad para continuar mis estudios y a la vez trabajar para poder mantenerme en ese país lejano. Y aunque les había hablado de mis planes al principio y habían estado de acuerdo en todo, sabía que mi familia no dimensionarían el hecho hasta que llegara golpeando sus puertas con la fecha exacta de mi partida. Pues como yo, odiaban las despedidas.
-Te amo hija.- Me dijo una vez calmada.
-Y yo a ti mamá.- Le respondí con un abrazo apretado. -¡Ya sabe!- Grité hacía el otro lado de la habitación. –Pueden entrar.- De la puerta de la cocina salió mi padre junto con mis dos hermanos que como yo, habían viajado hasta la casa de nuestros padres para darles la gran noticia. Habíamos decidido que hablaría con mi madre a solas, pues solía ser la más dramática.
Todos nos abrazamos entre risas y llantos, mientras mis ojos grababan cada momento para guardarlo en mi biblioteca personal de videos caseros mentales, para cuando me haya ido.
Mi estomago dolía y mi cabeza daba vueltas impidiéndome conciliar el sueño.
Estaba en mi habitación de mi pequeño departamento y solo faltaban unas horas para tomar el ansiado vuelo hacía los Estados Unidos y mi amigo Max dormía plácidamente a mi lado. Había planeado quedarse en mi hogar por ultima vez.-"Sabes que duermo hasta por los codos, y me sentiré eternamente culpable si me pierdo tu despedida en el aeropuerto, sin mencionar que tu mamá me mataría, así que mueve tu flacucho trasero y hazme un espacio, que hoy me quedo."- Me había dicho esa noche después de tomarnos unas cervezas con mis amigos más cercanos como una pequeña despedida. Ya que la grande fue hace unos días atrás con mis todos mis familiares y amigos.
No me había permitido sentir nervios por todo el proceso, pero una vez ahí, tendida en mi cama, con el sol entrando por mi ventana y mi amigo roncando hasta por los poros, me dejé llenar de todos los pensamientos que alguna vez bloqueé por el miedo.
¿Qué haré sola?
¿Cómo podré comenzar una nueva vida?
¿Podré ser lo suficientemente fuerte para afrontar los hechos?
Pero mientras más pensaba en las cosas negativas que el lugar oscuro de mi cerebro me brindaba, más ansiosa me ponía por las oportunidades que se me abrirían. Esa ansiedad que te da al jugar un juego de azar, donde apuestas todo, pero no tienes miedo de perder, si no que te absorbe esa ansiedad de querer saber si ganarás o no, ese sentimiento de sentir que no puedes esperar más, y te sientes a gusto con la adrenalina que corre por tus venas.
Nerviosa hasta los huesos, pero extasiada hasta la médula.Conoceré gente nueva, lugares nuevos, tradiciones nuevas, y quién sabe, quizás conozca el amor.
Mis ojos se sellaron al placer de una nueva vida.
-Carolina.- Escuché una voz en mis sueños. –Despierta.- Me ordenó.
No quería despertar, estaba tan cansada.
-Carolina, despierta.- Repitió la voz. –Perderás el vuelo de tu vida.- Escuché la voz de mi amigo. Pero mis párpados pesaban una tonelada, y un miedo paralizante me recorrió la espina dorsal sin advertencia alguna, llenándome de todos esos miedos.
¿Qué haré sola?
¿Cómo podré comenzar una nueva vida?
¿Podré ser lo suficientemente fuerte para afrontar los hechos?
-Carolina.- Me susurró la voz un poco más tensa. –Por la misma mierda, si no despiertas ahora te juro que te tocaré las orejas, sé lo mucho que lo detestas, no te queda más remedio que despertar.-
"No" reclamaba entre sueños, "Déjame dormir en paz".
No quería despertar, no quería afrontar la realidad, no quería responder esas preguntas en las que ya sabía su respuesta. No quería afrontar mis miedos. No quería estar sola.
-Vamos, no sé que más hacer. ¿Por qué no despiertas?-
La voz sonaba más enojada.
-¿No quieres despertar?-
No, no quería. No quiero. Quiero quedarme aquí, quiero quedarme con mis videos caseros.
-No me dejes solo, por favor.-
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All The Love (Harry Styles)
FanfictionEran sólo 9 horas de viaje para comenzar las vacaciones de Carolina. 9 horas en un avión común y corriente, con un perfecto extraño a su lado. Nada fuera de lo normal. Pero ¿Qué pasaría si ese perfecto extraño sentado a su lado es Harry Styles?