Me desperté al día siguiente para encontrarme con un Harry dormido y acurrucado a mi lado. Su mano descansaba plácidamente en mi cintura mientras su rostro lucía tan sereno que tuve que guardarme las ganas de tocarlo. Sus labios abiertos parcialmente me llamaban a gritos para besarlos, tentándome con cada respiración que salían de ellos, burlándose de lo cerca que los tenía sin poder tocarlos. Me quedé unos minutos observando tan hermoso rostro. Guardándome cada uno de sus recovecos en lo más profundo de mi memoria, en lo más profundo de mi corazón. Grabándolos para utilizarlos como calmante, para esos momentos que sea necesario separarse, para repasarlos en mi memoria como un video casero, con todos su detalles, con todos sus colores y olores, y con todas las sensaciones que me producía ver ese rostro tan relajado. Bajé desde su rostro hasta su torso descubierto pero cubierto de tatuajes. Miraba esa mariposa gigante que le cruzaba el pecho, y sonreí al recordar la sorpresa que me había provocado la primera vez que la vi y como lo había superado. Sintiendo que a su lado, podría superar cualquier miedo que tuviera que enfrentar. Era mi caballero de la armadura plateada. Dorada, porque plateada ya le quedaba corto, si eso era posible. Miraba ese cabello aleonado que le cubría parte de su ojo derecho, y hacía olas maravillosas en mi almohada barata, cambiando la imagen de una simple cama por santuario a la belleza.
¿Cómo un hombre podía ser tan apuesto hasta cuando dormía?
¿Era esto lo se sentía estar enamorada?
Reí para mis adentros, pues estaba segura que en cualquier momento podría caerle la baba de sus labios y roncar como un monstruo, y aún así, lo encontraría la persona más asombrosa el universo.
Aproveché como Harry se movía en sus sueños para desplazarme fuera de la cama dejando momentáneamente el calor de su cuerpo. Tomé un par de prendas y me dirigí al baño.
El reloj de mi celular marcaba un poco más de las ocho de la mañana, y mi cafetera carente de café hizo que tomara una pequeña libreta y escribir con grandes letras;
"Café y waffles. Te amo."
Junto con un pequeño corazón desaliñado, dejándolo justo en la almohada que estaba utilizando hace unos minutos. Solo por si despertaba antes que volviera.
Tomé mi abrigo del perchero y caminé rumbo a la única cafetería que sabía que estaba abierta a estas horas de la mañana un día domingo, a solo unas cuadras de mi hogar.
Me sorprendí al saber como tomaba el café y que tipo de waffles le gustaban a Harry. "Quizás sí lo conozco algo" pensaba mientras caminaba de vuelta con una sonrisa boba tatuada en mi rostro, sonrisa que sabía que nadie me quitaría mientras estuviese a mi lado.
Era una sensación extraña la que sentía. Extraña en el mejor sentido de la palabra. Me había enamorado. Me había enamorado a pesar de verlo imposible en el tiempo que había pasado, pero lo estaba, y había olvidado ese sentimiento de sentirse amada de la misma manera. Era tanto el deleite que tenía en el alma que me asustaba hasta la muerte, todo era tan irreal, todo era como sacado de un sueño de esos que te dejan en las nubes por el día completo. Pero en este sueño no despertaba, y temía hacerlo en cualquier momento.
Abrí la cerradura de mi departamento tratando de ser lo más silenciosa posible, no quería despertar a Harry y estropearle el desayuno en la cama.
Pero algo más lo hizo.
Los vasos cayeron de lleno al suelo mientras paraba en seco.
-Buenos días cariño.-
La voz despiadada de Ana sonó como un relámpago, mientras el cuerpo inerte de mi novio se encontraba a sus pies.
Esto no era un sueño.
Esto era una pesadilla.
Antes de poder hacer cualquier movimiento alguien agarró mi cuerpo mientras tapaba mi nariz y boca con un pañuelo empapado.
-Dulces sueños.- Escuché a lo lejos.
Y luego, negro.
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All The Love (Harry Styles)
FanficEran sólo 9 horas de viaje para comenzar las vacaciones de Carolina. 9 horas en un avión común y corriente, con un perfecto extraño a su lado. Nada fuera de lo normal. Pero ¿Qué pasaría si ese perfecto extraño sentado a su lado es Harry Styles?