Tras aquella noche horrible pasé el domingo encerada en mi cuarto, no tenia fuerzas para salir, ni tampoco ganas. Apenas había estado con toda la familia un par de horas, pero el reencuentro con mi padre me había dejado muy hundida. Nada había cambiado, las palabras de hace 5 años resonaban en mi cabeza una y otra vez. En aquel momento era una chica inexperta, sin ningún miedo a equivocarse, rebelde y luchadora. Quizás una de mis debilidades fue la inmadurez del momento, al fin y al cabo solo tenía 18 años. Mi padre solo quería imponer su voluntad y yo perseguir mis sueños. Pero ahora, ahora mismo, las cosas eran muy distintas, yo había cambiado, había crecido y madurado, cada momento me hizo más fuerte, más responsable y a día de hoy lo que si tenía claro es que por mucho que yo me hubiese ido, por mucho que pudiese o no haberme equivocado, ellos eran mi familia, familia que me dejó. Por lo tanto, en este momento, no iba a permitir que se me volviese a juzgar.
Pero el lunes tenía que trabajar, así que empecé con mi rutina, la que seguía en NY, me levante a las 7 y me fui a correr. Llegué a casa a las 8, me duché y tras media hora salí a desayunar. Me encontré a Lena como toda las mañanas que había desayunado allí.
-Buenos días...- Hice una pausa.- Lena, siento lo del sábado por la noche, pero es que no pude contenerme más, fue superior a mis fuerzas, perdón.
-No fue culpa tuya Gis, papá se portó fatal y es normal que explotaras. No pasa nada. Aunque cuando Gabi se fue me preguntó por ti, no supe que decir.
-Lo siento, si quieres podemos quedar a comer otro día los tres solos en un sitio mas tranquilo.- Le dije a mi hermana.
-Pues si, podríamos ir mañana a comer, Gabi y yo te queríamos decir algo anoche, pero con todo lo que pasó, no pudimos. A Gabi le caíste muy bien.- Me dijo sonriendo.
-¿De qué se trata?- Estaba intrigada.
-Mañana lo sabrás y no insistas.- Dijo poniendo cara amenazador.
-Vale esta bien, no insistiré. Oye, Lena, me tienes que dejar tu coche, hoy empiezo las clases y no tengo como ir.- Puse mi cara de suplica.
-Esta bien, cogelo.- Dijo en un tono benevolente.
-Te prometo que en cuanto pueda me compraré uno.
-Si, ya, claro, claro..- Dijo en un tono burlesco. Las dos nos echemos a reír.
-Bueno, me voy no quiero llegar tarde mi primer día. Adiós.- Le di un beso y me fui .
Me encantaba conducir por las calles de Barcelona, el tráfico, el clima, la gente, era una ciudad llena de vida. Llegué a las 9.30 a la academia, aunque no tenía clase hasta las 10. Pensé en entrar a la clase para calentar y bailar un poco, ya hacía una semana que no me subía arriba de unas puntas y me sentía extraña con ellas.
Cuando llegué a la sala donde me tocaba dar la clase me encontré con que estaba ocupada, pero no le di importancia simplemente me puse a un lado y empecé a calentar.
-Perdona, esta sala esta ocupada, no lo ves.-Al girarme me encontré con un chico muy guapo, era moreno y tenía los ojos verdes, tenía un cuerpo musculoso, se notaba que era bailarín.
-Te molesto aquí.- Pregunté con incredulidad, en NY esto era lo normal. Además era imposible que lo molestase estando en aquel ridículo rincón.
-Pues si bastante, ¿de qué colegio pijo te has escapado, niñita?- Me dijo intentando burlarse de mi. Aunque en aquel tiempo había cambiado y evolucionado personalmente mi aspecto físico era aniñado.
-Pues del mismo reformatorio que tu seguro que no.- Intenté devolverle el piropo.
Mientras teníamos esta discusión el resto de la clase se quedó mirándonos. De repente entró Rosa.
-Bueno, veo que ya os conocéis.- Dijo Rosa.- Álvaro, ella es la nueva profesora de danza contemporánea, Giselle, él es el profesor de hip-hop.
Genial, me acababa de pelear con uno de mis compañeros, en mi primer día. Con tanta charla se hicieron las 10 y empezaron a entrar mis alumnos. Rosa se llevó a Álvaro y yo empecé a dar mi clase.
Fuera del aula Álvaro y Rosa se pusieron a hablar.
-¿Por qué esta aquí ella?¿qué ha pasado con Rocío?- Preguntó Álvaro. Rocío era la antigua profesora. Ella había recibido un oferta de una academia de Madrid.
-Ha aceptado la propuesta de los madrileños y se ha ido. Giselle fue alumna mía y a estudiado en una de las mejores escuelas del mundo en Nueva York. Es una gran bailarina.
-Si fuese tan gran bailarina no estaría aquí, si no en NY. Esa chica no me gusta, seguro que nos dará la patada.
-Álvaro, no la conoces, no sabes nada de ella ni de su vida.
- No hace falta saber nada, seguro que es una niña de papá que se encaprichó con lo de ser bailarina y él le pagó el capricho, ahora a vuelto porque seguro que tiene otro nuevo.
- No la juzgues antes de conocerla, es muy buena persona.
Mi primera clase se acabó y la siguiente empezaría en media hora, así que me puse una pieza clásica y empecé a bailar. Sentía mi cuerpo volver a su estado, cada movimiento, cada paso me transportaba a mi mundo, me enriquecía. Esta era mi vida, era lo que me hacía sentir el placer más intenso. Rosa entró a la sal y me vio bailar la pieza entera.
-¡Bravo!- Mientras aplaudía.
-Gracias.
- Veo que nunca me equivoqué contigo. Siempre supe que serías una gran bailarían.- Me dijo con una mirada orgullosa.- Los alumnos están encantados contigo. He hablado con un par de ellos y los has dejado impresionados y sinceramente a mi también. ¿Ya has conocido al resto de compañeros?
-No solo e conocido a....- Hice como si se me olvidara su nombre.- Álvaro ¿no?
-Si, bueno no te preocupes que ya los iras conociendo.
-¿Cuántos estilos de baile impartís? porque la última vez solo se daba clásico.
-Pues ahora estamos dando 4, porque la profesora de bailes latinos se ha quedado embarazada y no puede dar clase.
-¿Ya has contratado a alguien?
- Pues no pero no se si contrataré a alguien.
- Yo estudie bailes latinos en NY si quieres hasta que consigas otra profesora puedo dar yo las clases, a mi no me importa.
- Pues por mi estupendo, pero ¿no serán mucha horas?
-Prefiero estar aquí todo el día que ir a mi casa.
-Entonces trato echo, eres la nueva profesora temporal de bailes latinos. Las clases de bailes latinos son por la tarde a última hora ¿podrás? Ha esas horas Sergi y yo ya nos hemos ido a casa, Alvaro es el que cierra siempre la escuela.
-Sin problema.
El día acabó sin más conflictos, no volví a ver a Álvaro y me fui a casa. Al llegar me metí en mi cuarto y decidí llamar a Laura. No me contesto, pero tenía que contarle todo lo ocurrido estos días, entonces recordé que estaba enganchada a un chat en internet, me metí y me cree un perfil intenté recordar en nombre que utilizaba Laura en aquel chat pero no lo recodaba, entonces alguien se puso a hablar conmigo. El nombre de esa persona era Casas1986.
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Un beso!
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Mirame, ¿por qué no me quieres?
Teen FictionMi nombre es Giselle, pero todo el mundo me llama Gis. Estoy a punto de volver a mi casa y espero que todo siga igual a como lo deje hace 5 años.