Hay que seguir adelante.

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Los días en el hospital pasaron rápido, mi madre pasó todas las noche en el hospital conmigo y por el día venían mi hermana con Gabi, David, Richy y Héctor, también vino Rosa, ese día estaba sola mi madre se había ido a trabajar.

- Se puede.- Se asomó por la puerta.

- Claro pasa Rosa.- Me incorporé y apagué la televisión.

- ¿Como estás? Álvaro me ha contado lo que ocurrió.

- Estoy bien, tengo ganas de ir a casa.

- Quiero que sepas que le he prohibido la entrada a Anna de la escuela.

- Rosa no es necesario. Además yo tenía que haber pasado de ella y no haberme puesto a su nivel.

- Gis la que esta en el hospital eres tu y Anna esta en su casa tan tranquila.- Se hizo un silencio.- Bueno, ¿qué te ha dicho el médico?

- Rosa, verás, yo estoy embarazada.- Su cara era un cuadro.- Y me temo que voy a tener que cogerme la baja, pero te ayudaré a encontrarme una sustituta de verdad.

- Gis no te preocupes por eso ahora, lo que te tiene que preocupar es que tu y el bebe estáis bien.

- Gracias.

- Álvaro sabe que...-La interrumpí.

- El bebé no es de Álvaro, Rosa y te pido que por favor no le digas nada.- Le mentí, si le decía a Rosa que el bebé era de él se lo acabaría diciendo.

- Bueno, me tengo que ir, tengo que dar tu clase de ballet.- Me sonrió yo le devolví la sonrisa. Me dio un beso y se fue.

Otra visita que me sorprendió fue la de mi padre, me imagino que mi madre lo obligaría a venir.

- Hola, cariño.- Mi madre.- Te traigo, tus pastelitos preferidos, bueno espero que sigan siendo estos.

- Gracias, mamá.- Detrás de mi madre, entró ni padre. Yo me sorprendí.

- Hola, hija.- Mi padre me había llamado hija, eso si que era raro, no me llamaba así desde que hice la comunión. Pero eso no fue todo se acercó a mi y me dio un beso.

- Hola, papá.

- ¿Como estás?

- Bien, papá.- Se acercó a mi y me tocó la barriga no se porque me cayo una lágrima.

- Yo voy a por un café, ¿quieres un té, cariño?

- Si mamá, gracias.- Me quedé asolas con mi padre.

- Giselle...- Se paró esto tenía que ser muy difícil para él.- Giselle, se que hemos tenido diferencias, pero quiero que a partir de ahora podamos llevarnos mejor.

- Claro que si, papá.

- Además ese bebé... Su abuelo deberá enseñarle a jugar al fútbol ¿no?- Se acercó a mi y me abrazó como pudo. 

Entonces entró mi madre.

- Me da mucho gusto veros así de nuevo.- Se acercó y me cogió la mano a mi y a mi padre.

- ¿Desayunamos?, me muero de hambre.- Dije, mi padre empezó a reír.

 Desayunamos los tres juntos, los pasteles que me había traído mi madre eran como yo los recordaba, estaban buenísimos. A los tres días me dieron el alta, Gabi y Lena vinieron a por mi y me llevaron a mi casa.

- Bueno hermanita ya estas en casa.- Me senté en el sofá.

- Gracias por traerme.

- Ahora tienes de descansar y cuidar de nuestro sobrino.- Me dijo Gabi. La verdad es que ya era como un hermano para mi.

Mirame, ¿por qué no me quieres?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora