El destino

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Al día siguiente me levanté y como todos los días salí ha hacer ejercicio, mis rutinas estaban empezando a hacerse monótonas y un poco aburridas pero me venían bien para olvidar otros problema. Cuando volví a casa me metí en la ducha. Al salir me encontré la tarjeta de David sobre mi mesita, volví a leer el mensaje, "Si quieres podemos quedar a cenar, solo tienes que llamar. Un beso". ¿Y si lo llamaba? ¿Era muy ridículo? bueno al fin y al cabo la tarjeta me la había dejado él, eso significaba que le gustaba ¿no? no sabia que hacer, finalmente me decidí, esa tarde después de que acabaran las clases llamaría a David, me caía bien, era guapo y yo tenía ganas de volver a enamorarme.

Salí de casa y cogí el coche. Me dirigí a mi clase, estaba vacía y Álvaro no estaba allí, era raro desde que trabajaba allí siempre tenia que esperar porque siempre estaba acabando de dar sus últimas directrices. Entre y me di cuenta que dentro del equipo de música había un CD, le di al play y empezó a sonar rap una canción de Jay Z. El hip-hop si empre me había gustado.  Mi cuerpo comenzó q moverse al rito de aquel compás. Me encantaban las fusiones entre la danza clásica y este tipo de música, de hecho una coreografía así había sido mi trabajo de fin de carrera. Cuando estaba en Nueva York mi ritmo de vida era tan diferente que en momentos me había olvidado de disfrutar. La exigencia y disciplina eran tan altas que acababa agotada y sin ganas de nada. De repente alguien me cogió por detrás, sentí un escalofrío que me recorrió todo el cuerpo, quien me cogió me apartó el pelo del cuello y me besó, yo me giré automáticamente y le vi la cara, era Álvaro.

-Creo que me equivoqué contigo, estirada.- Me susurró al oído. Sé me puso la piel de gallina. Entonces me levanto del suelo, yo le rodeé con mis piernas en su cintura y nuestros labios se quedaron a pocos centímetros, él fue a besarme. A lo que yo respondí levantando la cabeza para que no lo pudiese hacer.

-Bájame que tengo una clase que dar.- Le dije en tono altanero. Entonces me bajó.- Te dije que yo podía enseñarte muchas cosas.- Me acerqué y le susurre al oído.

Mis alumnos comenzaron a entrar, me alejé de él dejándolo clavado en el suelo pensando en mis palabras. Estaba confuso, mi reacción lo había descolocado.

-Muy bien, empezad a calentar.

Durante toda la clase estuve pensando en lo sucedido, ¿qué me había pasado? Aún ahora recordando el momento se me ponían los pelos de punta, ¿en qué estaba pensando Álvaro cuándo decidió acercarse así? hace dos días nos estábamos peleando, esto era muy raro.

Sin darme cuenta la clase acabó. Decidí llamar a David. Había algo en ese hombre que me llamaba la atención, era como un imán, tan sexy y provocativo.

- Hola, soy David ¿con quién hablo?- Dijo en un tono sexy.

- David soy Giselle, la hermana de Lena.- Estuvo un rato en silencio. Lo que ello provocó fue que mi ansiedad se elevase,¿no me recordaba? ¿Cómo podía haber sido tan tonta? Era obvio, ese hombre tenía que tener un séquito de mujeres tras él.

- ¡Ah! si la guapa del otro día.- Ese tonito de mujeriego me molestaba pero al mismo tiempo me atraía muchísimo.- ¿Y que cuándo cenamos juntos? Para hablar de la boda, por supuesto. - En su forma de hablar se notaba que era un chico prepotente y muy altanero. Pero ese punto de malote me atraía, sentía ganas de seguirle el juego y ver hasta donde era capaz de llegar.

- Pues, no se, tengo que mirar la agenda y eso, pero deberíamos quedar para hablar de la boda. Se me han ocurrido un par de ideas para sorprenderlos.

- Yo también estoy un poco liado.- Intentó hacerse el interesante.- ¿Qué te parece si te recojo mañana cuando salgas de trabajar?

- Yo acabo de trabajar a las 9 ¿pasas por la academia?

- Me parece bien.- Y cortó el teléfono. Pero si ni si quiera le había dicho la dirección.

Mirame, ¿por qué no me quieres?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora