Debo decidirme si o no

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Al día siguiente me desperté, salí a correr y me fui a trabajar. Me volví a encontrar con Álvaro, pude notar como la tensión se me escapaba del cuerpo, pero no nos dirigimos la palabra. Bueno, mejor dicho él no me dirigió la palabra a mi, porque yo por lo menos le di lo buenos días, noté como mi voz se entrecortaba, él se limitó a mirarme con mala cara. Yo no lo intenté más si él no quería hablar conmigo, no lo iba a ser yo quien lo obligase. A partir de ahora haría como si no existiese. Llegó la hora de comer, Rosa me digo si queríamos ir al restaurante de enfrente, pero tenía que ir a comer con mi hermana y Gabriel, así que le dije que no podía.

Al llegar al restaurante Lena y Gabi ya estaban allí.

-Hola, siento el retraso, la última clase se alargó y bueno...-Me acerqué y les di dos besos a cada uno, me senté y después me di cuenta de que la mesa era para cuatro.- ¿Quién falta?

-El hermano de Gabi, tiene que estar a punto de llegar.- Mi hermana me guiñó el ojo. - Es un chico muy guapo, además de con una proyección espectacular.

-Bueno, ¿qué es lo que teníais que decirme?- Obvié su último comentario. La verdad es que me tenéis muy intrigada con el anuncio. Mi impaciencia se hizo notar.

-Espera, espera, mi hermano ya llega.- Me hizo un gesto señalando a un bomboncito que entraba por la puerta, por Dios era mucho más guapo que Gabi y él ya era muy guapo. Mi hermana se había quedado corta, mi pulso se aceleró.

Llegó hasta la mesa, saludó a mi hermana y a Gabi.

-¿No me vais a presentar a la chica más guapa del restaurante?- Dijo señalándome. Me puse roja, se notaba que estaba acostumbrado a que le presentaran a muchas chica. Y seguramente las que no le presentaban él solo se encargaba de conocerlas.

-Si, claro. Ella es mi hermana, Giselle, él es el hermano de Gabi, David.

David se acercó, me cogió por la cintura y me dio dos besos, jugó al despiste, pude notar como mis piernas temblaban, el segundo beso fue en la comisura de los labios. Ese hombre era un campo magnético, al entrar en la sala todas las mujeres se giraron a mirarlo. Si no fuese porque estábamos en un lugar público me habría abalanzado sobre él, era perfecto, y yo hacía mucho tiempo que no tenia novio ni nada parecido. La atracción era evidente y mi hermana se había dado cuenta.

- Encantada, ¿tu también eres médico?- Le pregunte interesándome por él.

- ¡No!- Contesto con énfasis.- Me dedico a la publicidad, soy director creativo de una agencia aquí en Barcelona.- Me perdí en su mirada y él insistió en perderse en la mía.- Tu eres bailarina ¿no? o eso me a dicho mi hermano no me has mentido ¿verdad?

-Si, acabo de volver de Nueva York y estoy trabajando en una escuela de danza.

-Pues perdona que te diga que con esa cara y ese cuerpo podrías dedicarte a la publicidad perfectamente.- Dijo insinuándose.

Durante toda la comida hubo muy buen rollo, nunca pensé que cuando mi hermana me presentará a un chico congeniaría también con el. Digamos que siempre habíamos tenido gustos diferentes, yo siempre había puesto la vista en capullos que no me llevaban a nada, en cambio ella siempre había salido con príncipes azules perfectos, que casaban con su perfección. Acabamos de comer nosotras pedimos helado mientras que ellos pidieron café, entonces me acordé estábamos allí porque ellos querían decirnos algo a nosotros.

- ¿Qué era eso tan importante que nos teníais que decir? porque parece que se os a olvidado.

- Cierto.- Dijo mi hermana.- Hemos pensado que, bueno, que vosotros dos, si queréis...

- ¡Suéltalo ya!- Le interrumpí. Estaba desesperaba.

- ¿Queréis ser los padrinos de nuestra boda?- Acabó la frase Gabi.

-Si, claro que si ,por supuesto.- Me levanté y abrace a Lena y a Gabi. Miraron a David el todavía no había contestado.

-Si eso implica pasar más tiempo con esta belleza, esta bien lo haré.- Abrazó a Gabi y luego a mi hermana y a mi.

Por un momento Lena y yo nos quedamos solas, ellos fueron a ver el coche nuevo de Gabi.

- ¿Se lo has dicho a papá?- Pregunté

- ¿El qué?

- ¿Qué seré la madrina?

- Papá no tiene ningún poder para decidir sobre mi vida.

- Vamos Lena. Siempre has sido la niña de papá. Esto se lo esperaría de mi, soy la oveja descarriada. Pero tú, tú eres su ojo derecho.

- Gis... Papá puede ser muy difícil, pero es un buen padre.

- Perdóname pero en eso no te puedo dar la razón.

-Probablemente contigo se equivocó. Es un ser humano.

- 5 años sin hablarme y sin saber si su hija estaba bien o no, no me parecen una equivocación.

- Gis...

- No sabéis cómo han sido estos 5 años. Entiendo que es tu boda y que querrás que todo sea idílico. Pero la que se quedó sola fui yo, y a la que no reconocen como hija es a mi.

- Pero pudiste decidir, decidiste luchar por tu sueño. Y mírate estás aquí echa una bailaría, viviendo de lo que te gusta.

Finalmente en la entrada nos despedimos, David me cogió de la cintura y me dio dos besos. Eran tan tiernos, cercanos, era como si hubiésemos conectado a la perfección. Luego me fui, esa tarde tenía mis primeras clases de baile latino y tenía que prepararme.

Llegué a la clase media hora antes. Lo primero que hice fue mirar si la clase estaba ocupada, como vi que no, me metí dentro, puse un CD de bachatas y empecé a moverme, hacía tiempo que no bailaba así. Entonces mis alumno entraron. Me presente y el resto de la clase fue sobre ruedas.

Cuando bailaba aquella música se me olvidaba el tiempo y no podía dejar de hacerlo. Fue en ese momento cuando me di cuenta era muy tarde, y según tenía entendido la siguiente clase la daba Álvaro, así que me despedí de mis alumnos y empecé a recoger todo mi material. Al salir del aula me encontré al profesor de hip-hop esperando en la puerta.

-Que sea la última vez que que te retrasas estirada.- Dijo con un tono amenazador.

-Todavía no es la hora, ademas podrías haber tocado la puerta y a haber dicho que estabas aquí. A mí no me hubiese molesta que estuvieses dentro preparando tu clase.

- Prefería esperar. ¿Sabes? no me van los tutus rosas.- Dijo en un tono engreído.

- Para tu información no estaba dando una clase de clásico. Soy la nueva profesora temporal de bailes latinos.

- ¿Pero tu bailas algo mas a parte de ballet? Yo me pensaba que eras cuadriculada, de hecho tienes pinta de eso.

- Pues ya ves, cuando quieras te doy una clase de lo que tu quieras, incluso de hip-hop, haber si aprende algo.

Entonces cogí mis cosas e intente salir de la sala.

-¡Estirada! ¿También te dedicas a la publicidad?- Me dio una tarjeta que había en el suelo. Se la quité de un tirón y me fui.

-Te gusta verdad.- Dijo uno de los amigos de Álvaro.

-No digas estupideces es una niña de papá.

-Pero esta muy buena.

-En eso tienes razón.- Y empezaron a reír los dos.

Cuando salí de la escuela empecé a mirar la tarjeta ¿cuándo me la había dado?, no me acordaba, entonces me di cuenta que detrás llevaba algo escrito lo miré y ponía:

"Si quieres podemos quedar a cenar, solo tienes que llamar. Un beso"

Me quedé pensativa y guardé la tarjeta en el bolso. Después me subí al coche y me fui a casa.

-¿Lo llamo o no?

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GRACIAS!

Un beso!

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