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Tener un amor no correspondido es algo común, y es que no siempre tenemos la suerte de ser correspondidos. Éste es el caso de Lenna, quien se ha enamorado del chico más inalcanzable que podía haber.

Él, el chico más serio e imposible de tratar, siempre andaba con su cara de perro y su odio al mundo. No parecía querer relacionarse con nadie y eso lo hacía atractivo para todas las chicas del colegio, excepto para Lenna. A ella le gustaba lo que había debajo de esa máscara.
Por azares del destino, ella lo vio tal cual era, una persona que ama a los animales y le gusta jugar con niños, que siempre tiene mucho cuidado.
Ella no sabe por qué él lo oculta todo bajo una máscara pero quiere averiguarlo.

Sin embargo, el terreno que quiere pisar está sumido en la oscuridad y no sería fácil entrar, quizá por eso es que no lo intenta.

No posee el valor para conocer a lo desconocido.

Lenna disfrutaba de verlo a lo lejos, cada día reunía un poquito de valor para cuando se diera el momento y eso le tomó dos años.
Se dijo a sí misma que se le confesaría el último día de clases.

El tiempo pasó, sólo faltaba un día para la confesión. Lenna caminó hasta la parada del autobús, sintiendo ansiedad y nervios. Sabía que sería rechazada, pero aún así lo intentaría.
Al llegar se sorprendió, los nervios se intensificaron, y su corazón se agitó. Él estaba ahí. Se le cruzaron todo tipo de ideas, de motivos, por los que él estaría ahí, y pensó en adelantar sus planes. Tenía la sensación de que sería su única oportunidad.

Se acercó y se sentó en el otro extremo del asiento. Él tenía las manos en los bolsillos, auriculares en sus oídos y los ojos cerrados, seguramente muy metido en su mundo.
El silencio era incómodo, pero a la vez agradable. Así que juntó valor para hablarle por primera vez, tomó aire y justo cuando fue a decir la palabra, él abrió sus ojos y la miró. Ella podría haber muerto en ese instante.

—¿Crees que sea malo dejar la escuela?—dijo con una expresión que ella no entendía.

—Lo es...—su voz salía bajita.

Eres una buena persona—él sonrió y ella se estremeció.

No entendía por qué él le preguntó aquello, pero no le daba buena vibra. Algo no iba bien.

—Yo...—él se puso de pie y su mirada se apagó.

—Gracias por responder.—dijo y se fue.

Lenna se quedó inmóvil, sin poder decir nada. Sabía que sería su última oportunidad, pero las palabras no salían.
Al día siguiente, él no fue a clases y Lenna lo supo: Chris Reyers ya no volvería al colegio.

El corazón de Lenna se apagó, el invierno fue interminable y mucho más frío que antes. Deseó con todo su ser que él decidiera regresar, pero la suerte no estaba de su lado. Ella se dispuso a olvidarlo. Debía seguir adelante.

El nuevo año escolar comenzó, el último para ella y su amiga Zoe. No sabía lo que le depararía el futuro, pero estaba decidida a sanar su corazón y cumplir su sueño.

Let's GoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora