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La relación de Lenna con Mike le generaba envidia a Zoe, porque a pesar de la diferencia de edad ellos se llevaban bien y se querían. Sin embargo, ella no tenía esa suerte ya que había sufrido de un amor no correspondido con su jefe, quien era unos cuantos años mayor que ella. Aún así no dejaba de apoyarlos y de velar por ellos.

Ella fue la que aconsejaba a Lenna cada vez que lo necesitaba e incluso acompañaba a Lenna a escoger regalos para él. También la ayudó a asesorarse en temas más íntimos, de los que Lenna tenía vergüenza de hablar con alguien más y que con su madre ya no podía hablar, porque aún seguían distanciadas.

Escucho a Lenna hablar sobre lo gentil que era Mike y como a veces demostraba un lado más varonil y sexy. Sobre cómo fue paciente con ella y le enseñó a ser toda una mujer.

Zoe estaba sorprendida de lo mucho que habían avanzado en un año y medio, estaba feliz por ellos y les deseaba mucha felicidad. Esperaba encontrar un novio pronto.

—¿En que piensas? Te noto en las nubes.—dijo Eric, su compañero de trabajo.

—En que mi amiga Millie se está perdiendo muchas cosas por andar en otro país—dijo entre risas—. Ella habla con nosotras por Skype, pero no es lo mismo.

—Te entiendo—dejo a un lado la escoba y se sentó en el banquillo—, la picardía del momento es única.

—Tu lo has dicho.

—Oye, ese tipo ha pasado y se ha quedado mirándote fijamente por un par de minutos. ¿Lo conoces?—preguntó curioso, Zoe volteó a ver y se exaltó— ¿Zoe?

—¡Demonios!—gruñó—Ahora el sabe que trabajo aquí...

—¿Quién es?

—Un idiota.

Ese idiota era Steve, un chico que llevaba un tiempo de conocer, el cual no le parecía nada agradable. Era odioso y siempre la molestaba.
Dejo lo que estaba haciendo y se encaminó a la puerta, provocando que éste se sorprendiera y se alejara un poco del vidrio.

—¿Se te perdió algo, Steve?

—No me esperaba verte en un salón, ¿trabajas aquí?—preguntó mirando una vez más el lugar.

—Si, ¿Tienes algún problema con eso?—gruñó y Steve sonrió maliciosamente.

—No, es solo que ahora se dónde te escondes. Podré molestarte mientras trabajas.—dijo sonriente y Zoe se molestó.

—Eres un...

No terminó la frase, porque algo llamó su atención. Mejor dicho, alguien. En ese momento, no sabía cómo sentirse, si feliz o molesta, si recibirlo de buena o mala gana. Había pasado mucho tiempo desde la última vez que lo había visto y sabía que su aparición traería consigo un gran alboroto.

Steve chasqueó los dedos frente a Zoe, quien se había quedado estática ante el descubrimiento. Él siguió la mirada de ella, pero no entendía bien lo que estaba viendo, hasta que notó al rubio que se había quedado viéndola.

—¿Quién demonios es ese?—preguntó molesto y Zoe pellizco la mejilla de Steve—¡Oye! ¡Eso duele!

Era real, no estaba soñando. Tragó saliva con dificultad al pensar en lo que eso suponía. Dentro de muy poco quizá el caos se haría presente.

—¿Zoe?—la llamó Steve, logrando que al fin saliera de ese trance—¿Quieres soltar mi mejilla?

Ella se exaltó y quitó rápidamente su mano. Bastó ese segundo, para que la figura que la había desconcertado se retirara. Ella regañó a Steve y él la llenó de preguntas sobre aquel tipo, tantas que ella se vio obligada a responder para que se calle. Sin embargo, una simple respuesta no fue suficiente para saciar la curiosidad de Steve, quien parecía querer cerciorarse de que no era nada de Zoe.

Ella le dijo que fueran a tomar algo a un bar y allí le contaría sobre aquel amigo que había desaparecido hacia dos años y que ahora había regresado.

Let's GoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora