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Leo entró a la casa, dejando sólo a Mike. Él estaba debatiendose entre contestar o no.

A su mente vino la imágen de Lenna sonriendo, de ella entre sus brazos hablándole de cosas que le habían pasado cuando era chica. Recordaba los buenos momentos y sonreía. Ella había iluminado los días de Mike, le había dado fuerza para olvidar lo malo, para dejar atrás el rencor y superar aquello que lo había hecho sufrir. Le dio motivos para volver a amar y la oportunidad de volver a ser feliz. Él aprendió muchas cosas de ella y estaba tan agradecido que no iban a bastarle las palabras. Necesitaba verla, besarla, abrazarla y decirle lo mucho que la amaba, pero no podía hacerlo en ese momento. Antes tenía que perdonar y dejar atrás de una vez por todas su pasado. Tenía una llamada que responder.

Junto valor y le dio al botón verde.

Tras unos minutos, entró a su casa y cenó con su madre, a quien llevaba tiempo sin ver, y su hermano.

Unos días después, Lenna se dirigía a la universidad, con los nervios a flor de piel. Ese día tenía un examen, el primero del año.

Normalmente, no se ponía tan así. Siempre se preparaba mucho para los exámenes, pero ésta vez era diferente. Los últimos días habían sido difíciles, no había logrado concentrarse del todo y temía no tener un buen desempeño.

En ese momento, mientras caminaba inmersa en sus pensamientos, no se dio cuenta de la presencia de Chris. Él caminaba tras ella, observando sus facciones de espalda, su forma de caminar, sus gestos al moverse. Por más que lo había intentado, no podía dejar de sentir cosas por ella. Había descubierto que nada importaba, no importaba quien era su madre ni su padre, no importaba nada de lo que había pasado antes, porque nada de eso le hacía dejar de quererla.

A pesar de que sabía que ella era feliz con Mike, no dejaba de querer estar a su lado. Se sentía horrible, devastado. Todo era su culpa, el había arruinado su oportunidad con ella y la había dejado de la peor manera. Muchas veces quizo decirle, gritarle, lo mucho que lamentaba todo y que la amaba como un tonto, pero no lo hacía. Ella era importante para él y quería que fuera feliz, así fuese con otro hombre.

Cerró los ojos, frustrado, odiandose a sí mismo por ser débil, por haber huido y no haber enfrentado la verdad.

«Eres un gran idiota, Chris» se decía a sí mismo.

Sabía que quizá jamás volvería a encontrar a alguien como ella.

Entonces, un sonido lo trajo de nuevo a la realidad. El celular de Lenna sonó, ella se sobresaltó, buscó su móvil en el bolso y comenzó a ponerse nerviosa al no encontrarlo.

Los tonos sonaban y ella no dejaba de buscarlo. Miró hacia el semáforo que aún estaba en rojo y comenzó a cruzar, sin darse cuenta de que, ni bien bajó la mirada, éste cambió.

Lo siguiente que escuchó fue la vocina de un automóvil y, seguido de ella, el estruendo.

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