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—¿Lenna?—la voz de Mike se coló en sus oídos—¡Dios mío! ¿Qué ha pasado?

Mike la observó detenidamente y no podía creer lo que veía. Lenna estaba tiritando, su nariz estaba roja y su cabello tenía mucha nieve al igual que sus hombros. Ella había estado ahi por mucho tiempo.

—Él no vino.—soltó con la voz quebrada.

Mike comenzó a sentir la rabia subir por su garganta. Le quitó la nieve de su ropa y cabello, y la tomó de las manos.

—Vamos te llevaré a casa.

Una vez que se subieron al auto, el silencio los invadió. Algo no había salido bien.

—¿Cuanto tiempo llevas ahí?

—No lo sé, deje de ver el reloj después de las tres horas...—susurró.

—¿A que hora se iban a juntar?—preguntó cada vez más molesto.

—A las cinco.

—Son las diez, Lenna. ¿Hasta qué hora pensabas estar ahí?

—No lo sé...—susurró.

Lenna estaba devastada, dolida y tenía el cuerpo entumecido. Sr había repetido a si misma durante esas horas que seguramente algo había surgido y que por eso no había podido ir. Sin embargo, tampoco respondía sus mensajes. Él los estaba ignorando.

Después de unos minutos, la calefacción ya había climatizado el auto y Lenna ya no temblaba.

El celular de ella sonó y en la pantalla apareció la imágen de Zoe. Mike le hizo seña para que contestara, pero Lenna no parecía dispuesta a hacerlo.

—Dame eso...—dijo tomando su celular.

Presionó el botón para contestar y no tardó en oír la cantidad de preguntas que tenía Zoe. Estaba muy emocionada e impaciente. Mike entendió porque no había contestado.

—Lo siento, pero Lenna no puede hablar ahora.—soltó contándole el rollo.

—¿Mike? ¿Qué haces con el celular de Lenna? ¿Y Chris?—preguntó.

—Zoe, cálmate y escucha—dijo y tras escuchar un sonido de afirmación siguió—. Me encontré a Lenna parada en el parque, no está en un buen estado ni físico ni emocional. Estuvo esperando a Chris por cinco horas bajo la nieve y ahora está levantando fiebre.

—¿QUÉ?—exclamó, sin poder creer lo que oía—¿Estas diciendo que Chris la plantó?

—Si, eso mismo. Voy a llevarla a su casa ahora.

—Vaya, no me lo esperaba...—soltó—Gracias Mike, mañana temprano iré a verla.

—Vale, adiós.—dijo y colgó.

Mike miró a Lenna y notó que estaba sollozando. Se debatió entre dejarla llorar tranquila o abrazarla para que no se sintiera tan mal. Lenna era como un sol para él y le dolía verla mal, quería que ella fuera feliz. La abrazó y le acarició la cabeza con suavidad, mientras ella descargaba todas las lágrimas acumuladas.

Unos minutos después, cuando ya no se oyeron ruidos, Mike la soltó lentamente. Lenna se recostó sobre el asiento y le regaló una leve sonrisa.

—Gracias Mike...

Él le devolvió el gesto y puso el auto en marcha. Llevó a Lenna hasta su casa y la acompañó hasta la puerta.

—Sabes que puedes hablar conmigo cuando quieras—dijo—, por ahora descansa. Ya regañaremos a Chris luego.

Ella asintió y entró a su casa.

Mike no tardó en sacar su móvil y marcarle a Chris. ¿Qué había pasado con él?

Un par de tonos después, se vio interceptado por la contestadora. Volvió a intentarlo un par de veces pero no tuvo respuesta alguna.

Finalmente desistió y volvió a su hogar.

Después de ese día todo cambió.

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