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—Oye , Lenna—Zoe le palmeó el brazo para que mirara—¿Ese no es Leo?—dijo señalando a su compañero que estaba bajo el árbol frente a ellas.

—Al parecer lo es—dijo Lenna, mirando la escena—, ¿Por?

—Esta...¿Observando a una chica?—dijo y Lenna redirigió su mirada hacia la chica que estaba a escasos metros de Leo.

—Vaya...—Lenna notó el detalle—esa chica esta viendo a otro chico... Es un...

—¿Amor no correspondido?—Zoe se cubrió la boca con ambas manos para ocultar su sonrisa.

Ambas se miraron y se rieron, habían encontrado algo curioso que observar.

Ya había pasado un tiempo desde el inicio de clases y Lenna trataba de olvidar todo lo malo. Por suerte, Zoe era de las amigas que te ayudan a olvidar, y ahora más que nunca con ese nuevo objeto de interés.

Durante los días de clases solían acosarlo para ver si progresiva, pero resultó ser que no. Al parecer, Lenna no era la única con mal de amores. Notaron que con él pasar del tiempo, él empezó a tomar acciones y eso les devolvió la esperanza.

Luego de las vacaciones de verano, apareció ella en su curso. Llevaba el cabello naranja y una actitud diferente, y se presentó como Millie Darrell. Lenna y Zoe se miraron entre sí y tuvieron la misma idea. Se harían amigas de ella.

Millie tenía un pasado duro, y Lenna y Zoe comprendieron que tan fuerte era ella. Las tres eran sinceras y su amistad seria muy duradera.

Sabían que se traía a Leo loco por ella, pero la muchacha lo negaba. Al parecer, no creía aquél hecho tan cierto. Les daba algo de pena Leo, así que cuando él les hizo señas para que se fueran le hicieron caso. Morían por quedarse a ver que pasaría, pero no era correcto. Optaron por darles espacio. Ambas se despidieron y cada una se fue a su casa.

Lenna estaba contenta, todo marchaba bien para todos, y eso era genial. Se miró al espejo y notó el cambio en ella, poco a poco se estaba fortaleciendo. Todo era diferente, incluso su cabello, el cual se tiñó de violeta cuando empezó el año. Ese había sido su factor de cambio, no sólo para ella sino para sus dos amigas. Inconscientemente, las tres estaban conectadas.

Al día siguiente, Lenna se dirigió al colegio. La segunda mitad del año pasaría rápido y luego podría irse a cumplir su sueño, o eso creía ella. Sin embargo, el destino es travieso.

-Chicos, se que es algo raro en esta época del año, pero tenemos un compañero nuevo-dijo el profesor a cargo-, que decidió reincorporarse al colegio. Denle una cálida bienvenida.

Entonces entró al salón, con su misma aura de antes de pocos amigos y su cabello casi rubio algo despeinado. Lenna se exaltó, su corazón dio un vuelco al encontrarse con los ojos azules de aquel muchacho, que la miraban fijamente.

—Soy Chris Reyers, un gusto.—dijo sin quitar la vista de Lenna.

Lenna estaba nerviosa, era algo inesperado y le costaba creerlo. Él había vuelto.

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