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—No puedo decidirme—soltó indecisa—, ¿Debería comprarle el azul o el verde?

—Lenna, llevan un año y medio saliendo y aún no sabes que regalarle para su cumpleaños...

—Es que se que ambos le van a gustar—contraatacó y Zoe bufó—, ese es mi dilema.

—Llevale los dos.

Lenna había estado bastante ocupada estudiando y con Mike, por lo que Zoe no había podido contarle sobre el odioso Steve ni mucho menos sobre la figura que se apareció en su campo visual.

Ella no quería arruinar su felicidad, pero sabía que en cualquier momento se podrían cruzar. Solo esperaba que no ocurriera nada malo.

—De acuerdo, iré a pagarlos.

—Ok. Adiós.

Lenna cortó y se encaminó hacia la caja. En sus manos tenía dos suéteres para Mike, su cumpleaños estaba cerca.

Todo estaba marchando muy bien. Habían planeado dejar libre el día del cumpleaños de Mike para festejarlo entre todos, ya que rara vez se juntaban todos en el mismo lado.

La chica le envolvió los regalos y los colocó en una bolsa con un moño, para luego entregársela a Lenna.

Los días estaban demasiado fríos, propios del invierno, las personas caminaban por la calle como muñecos de nieve debido a los abrigos que cargaban y eso no le traía buenos recuerdos.

Lenna, a quien solía gustarle el invierno, ahora no lo disfrutaba tanto.

Mientras volvía a su casa, pasó por aquel lugar en el que había sufrido la espera más larga y fría de su vida. Siempre pasaba por ahí, siempre recordaba el frío entumeciendole los músculos y se iba, pero ésta vez se veía exactamente igual a ese día. Las luces se encendieron a la par del ocaso y el árbol se iluminó.

Se veía igual, excepto por un detalle: había una figura observando el árbol, una que ella conocía muy bien.

Pensó que quizá estaba soñando o que su mente le estaba pasando una mala jugada, tal como le había sucedido antes, pero no fue así. Su corazón comenzó a latir desbocado, de pronto había olvidado como respirar, la ansiedad la recorrió de pies a cabeza y no pudo soltar palabra alguna.

¿Realmente era él? Se preguntaba a sí misma y pronto encontró la respuesta. El viento esparció su aroma por el aire, llamando la atención de aquel que estaba de espaldas a ella, logrando que se volteara a verla.

Sus ojos se encontraron por primera vez en dos años, se vieron envueltos en una turbulencia de sentimientos encontrados y palabras no dichas. 

Ambos habían cambiado, podían saberlo con solo mirarse, pero eso no les decía todo. Había un lapso de dos años, en los cuales todo había cambiado, para bien o para mal.

En otro momento, Lenna hubiera ido a abrazarlo, quizá le hubiera dado una bofetada y luego le hubiera dado un beso. Sin embargo, ahora era diferente.

Él quizo avanzar hacia ella, la había extrañado como un desgraciado y necesitaba disculparse, aunque ya lo había intentado por teléfono y ella no lo había oído, pero Lenna no se lo permitió.

Ella le hizo una seña para que se detenga, ya no podía hacer esas cosas y por mucho que quisiera golpearlo y reclamarle, no lo haría. Sentía que si lo hacía, que si se acercaba a Chris, todo el dolor y lo que había enterrado en el fondo de su corazón saldría a flote, y no quería eso. No quería dudar, no quería confundirse, solo quería seguir al lado de Mike.

El celular de Lenna sonó y, al ver el rostro de Mike en la pantalla, respondió con una sonrisa en su rostro.

—¿Dónde estás?

—Frente al árbol del parque.

—Oh, que coincidencia justo estoy por llegar al parque. ¿Te llevo?

—No estaría mal—dijo sonriendo—, iré a la entrada.

—De acuerdo.

Lenna cortó y su sonrisa desapareció al notar que él la miraba fijamente. Ella no podía dejar que notara que le había afectado, dio media vuelta y se echó a andar.

—Lenna—la llamó y ella tuvo que hacer uso de toda su voluntad para no detenerse—. Lenna...

Caminó hasta la entrada y vio que a lo lejos venía el auto de Mike. Se volteó a ver a Chris, quien la había seguido, y sonrió por los viejos tiempos.

—Ya nada es como antes.

Él lo sabía. Sabía cuán ciertas eran aquellas palabras, pero no quería perder la esperanza. No quería, pero tendría que hacerlo.

Mike salió del auto y lo primero que hizo fue ir hasta donde Lenna estaba, la alzó y le dio un giro, haciendo que ella rechistara, y luego la besó.

Si, ya nada era como antes.

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