"Gris" [Tokiya - Uta No Prince Sama] TERMINADA

Capítulo 13

- Cecil!!! – le recriminé casi susurrando – Shhhh no grites!!! – intenté callarlo poniendo un dedo sobre mis labios – Quieres que lo oiga toda la Academia?!

Cecil se tomó de los pelos, nervioso.

- No exageres!!! Pensé que te pondrías contento por mí...

- No no no!!! – me interrumpió – No se suponía que se aprovechara de ti – dijo lamentándose.

- No digas eso, Cecil, él no se aprovechó de mí... - dije ofendida.

- Es que no lo sabes..? – dijo mirándome – Él está enamorado de Haruka. Cuando me enteré de que te gustaba, jamás se me ocurrió que pudiera pasar algo entre ustedes! – Se sentó en la cama y se tapó la cara con sus manos, negando con la cabeza.

- Cecil, estás exagerando! – Me crucé de brazos y le di la espalda – Ya no soy una niña.

Se puso de pie y posó sus manos sobre mis hombros, acercando su rostro a mi oído.

- Ojalá estés en lo cierto, porque si te llega a hacer daño, se las tendrá que ver conmigo – me advirtió, y salió de mi habitación masticando bronca.

Rodé los ojos y me quedé pensando.

Por la ventana, podía ver a Tokiya junto a Nanami, sentados en el banco del jardín.

Será que Cecil tiene razón..?, me pregunté, invadiendo mi mente de dudas.

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Habían pasado unos días ya desde aquel beso, y Tokiya parecía estar esquivándome. No se presentaba nunca en el comedor, alegando que estaba escribiendo, o ensayando, por lo que iba de las clases al cuarto y del cuarto a las clases.

Recosté mi cabeza sobre mi brazo y bufé, mientras esperaba que trajeran el menú del día. Lo miré a Cecil, que se sentaba a mi lado, y ahora endurecía su mirada con los ojos puestos en la entrada del comedor. Levanté la vista, y allí estaba entrando Tokiya.
Me incorporé, y él miró fugazmente hacia donde yo estaba, y se sentó en el otro extremo de la mesa, junto a Masato.

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TOKIYA

Entré al salón, dispuesto a enfrentar la situación.

Sentada, de frente a la puerta, estaba ella. A su lado, Cecil me miraba desafiante. Ya se habrá enterado, deduje. Tomé asiento junto a Masato.

- Hace rato que no te veo por aquí – me dijo Hijirikawa.

- He estado ocupado – me excusé, y él sonrió de costado, sabiendo que le mentía.

Nos quedamos en silencio un momento.

- No debo acercarme a ella, Masato – le confesé en voz baja – la echarían de la Academia, y debería volver a Agnapolis.

- Ya veo.. – dijo, y nos quedamos pensando mientras mirábamos la carta.

Volví a mirarla. Estaba preciosa, con su oscuro cabello recogido, y una blusa que dejaba al descubierto su bello cuello. Tragué saliva y desvié la mirada hacia el menú.

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MIZUKI

Puedo sentir su mirada en mí. Pero no logro entenderlo. Qué es lo que lo aleja?
Cecil me quitó de mis pensamientos

- Todo bien? – preguntó sin mirarme. La dureza en su voz me hizo caer en la cuenta de que él estaba muy pendiente de mi relación con Tokiya.

- Si, muy bien – lo miré y le sonreí.

- Hoy grabo con Masato... Quieres venir a vernos? – me preguntó todavía un poco serio.

- Siii – le dije entusiasmada. Y sonrió.

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Entré a la sala, y no había nadie. Tomé asiento y al rato hicieron la entrada Cecil y Masato para comenzar la grabación.
Se pusieron los auriculares y comenzaron a cantar.
Cecil se veía feliz... realmente ama cantar.
Y la voz de Masato... tan suave y grave, contrastaba a la perfección...

Sentí a alguien sentarse junto a mí.

- Tokiya – susurré sin darme cuenta

- Mizuki – me dijo susurrando, sin mirarme.

Nos quedamos unos momentos escuchando el tema en silencio. Luego, sentí una caricia en mi mano, y la miré. Entrelazamos los dedos y nos miramos a los ojos. Le sonreí, y me devolvió la sonrisa, y se acercó a mí, dándome un tierno beso. Puse mis manos sobre su nuca, acariciando su cabello, mientras que él me tomaba con las suyas de la cintura, y me arrimaba hacía su cuerpo, intensificando aquel beso, que ahora se volvía más pasional...

- Mizuki!!!

Me desperté de un susto, y Cecil estaba riendo frente a mí...

- Eh..? qué – balbuceé mirando a mi alrededor, donde sólo estábamos él y yo.

- Te quedaste dormida! jajaja – dijo divertido

- Oh... perdón...jaja - reí nerviosa.

- Con qué soñabas..? – me miró de cerca, sospechando.

Me ruboricé, y frunció el ceño.

- Ni lo digas – dijo ofendido.