FINAL

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TOKIYA

El paisaje, a través de la ventana, se había tornado arenoso y desértico desde hacía ya unos minutos. No deberíamos tardar mucho más en llegar.

Por fortuna, hacía ya rato que predominaba el silencio en el lugar.

El entusiasmo y las bromas de los chicos habían conseguido ponerme demasiado nervioso e incómodo, y ahora que dormían, estaba consiguiendo tranquilizarme.

Qué haré cuando llegue.

Qué se supone deba hacer.

Irrumpiré en el salón y gritaré que no pueden casarse. Que yo la amo.

Y los guardias me sacarán a la rastra. Y terminará por casarse igual.

Ridículo.

Entraré montando a caballo y la subiré tras de mí, y huiremos rápidamente de allí, con los guardias pisándonos los talones.

Caballo dije? Camello.

Qué tan rápido irá un camello? Demonios.

Los nervios ya se estaban apoderando de mí.

De todas formas no es como que deba rescatarla. Ella no se casa contra su voluntad.

Si me la llevo de allí, Cecil deberá cumplir con su deber y ella me odiará.

A qué voy.

Un sudor frío comenzó a resbalar por mi sien.

- Buenas tardes! Lamento despertarlos - la voz del piloto comenzó a resonar en la cabina - La seguridad de Agnápolis nos está obligando a descender en la entrada al país. Vamos a disponernos a aterrizar.

Descendimos del helicóptero, y la gente de seguridad se acercó a hablar con nosotros.

- Oie Oiee - Saotome parecía increpar a la gente de seguridad - Estamos urgggidos de llegar al Palacccio!!!

- Disculpe la molestia - el personal de seguridad hacía una reverencia - Durante la ceremonia de coronación, está prohibido sobrevolar Agnápolis. Lamentamos ocasionarles estos inconvenientes.

Saotome los regañó un poco, y continuaban charlando cuando caí en la cuenta de que era mi oportunidad de separarme de ellos sin que fuesen a notarlo.

Me escabullí por detrás del helicóptero, y comencé a caminar por las calles de arena de aquel extraño país.

Tenía suerte de poder hablar su misma lengua.

- Disculpe... - llamé la atención de una señora que caminaba por una de las calles - Necesito llegar hasta el Palacio.

La buena señora se quedó mirándome un momento.

- Por las musas, hijo, qué cabello más azul! - dijo para mi sorpresa.

- Ehh... - tragué saliva - Hay algún taxi por aquí que me pueda llevar? O un carro? - dije ignorando su comentario, a la vez que miraba hacia los costados buscando algún medio de transporte.

Nada.

Las calles estaban desérticas.

- Es tan azul como la noche - dijo sonriéndome - Tú serás bendecido con estrellas...

- Eh...Gracias, buena señora... - Volteé a mirarla, pero ella ya no se encontraba allí.

En su lugar, un camello rodeado de luces verdes, me miraba a los ojos.

"Gris"   [Tokiya - Uta No Prince Sama] TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora