Capítulo 43

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CECIL


- Bueno, necesito pedirte un favor, Akihiko – le dije, mientras me volvía a meter en la cama.

- Sí, mi príncipe – respondió inclinando levemente la cabeza a modo de respeto. Lo miré con un poco de fastidio, pero ya no tenía sentido repetirle que guarde las formas.

- Quiero que me pidas algo para desayunar. No me siento de ánimo para salir del cuarto – le dije mientras acomodaba mi almohada.

Un silencio me hizo voltear. Akihiko me miraba con fastidio.

- Bueno, no es como que no te puedas negar. No es una orden – me fastidié.

- Por qué no quiere levantarse? – me preguntó todavía fastidiado.

- Sólo no tengo ganas! – le dije de mala gana - Además, qué te metes..

- Es por la princesa? Va a seguir con esa actitud infantil hacia ella? – me regañó. Lo miré con sorpresa y se puso nervioso, bajando la mirada – Ella no merece que la trate así – apretó los dientes. Se notaba que le costaba decirme aquello, pero aun así lo estaba haciendo.

- Sólo porque vas a ser su marido ya te andas poniendo de su lado? – le dije molesto – Es sólo hasta que se me pase, no es la gran cosa! – me quejé.

- Mi príncipe – dijo aún con la cabeza gacha – Hay algo que usted debe saber...

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OTOYA


Se me irá a declarar?

La sola idea me inquietaba a tal punto de que no era capaz de mirarla a la cara.

Qué tonterías pienso, me dije intentando tranquilizarme.

Syo metió estas cosas en mi cabeza.

Actúa normal.

Mis manos sudaban, y me movía con nerviosismo.

- Otoya... – me repitió Tomo.

- Hm..? – giré la cabeza y sonreí con los ojos cerrados.

- Estás muy raro... Te sucede algo..? – preguntó.

Abrí mis ojos y la miré.

Era ella. La Tomo de siempre.

Pero ahora parecía preocupada.

- Sí, sí, estoy bien – me avergonzaba actuar de esta manera tan extraña.

Tomo rió y la miré confundido. Qué le causaría gracia...

- Es por lo que te confié el otro día? – soltó, y me tensé al instante... aún más – Ya me enteré de que le contaste a Syo y Nat. Pero ya no te preocupes por eso, no estoy enojada :)

- Eh? – me dejó boquiabierto. Demoré unos segundos en reaccionar, y tragué saliva – Oh, te pido disculpas por eso – agaché mi cabeza, y ella sonrió.

Yo y mi bocota.

- Desde que te lo conté, los chicos me miran raro... Creo que pensaron que se trataba de ellos... - rió – Es divertida la situación de alguna manera, no crees? – Reí nervioso y asentí – Por eso es que estabas tan raro?

- Ah, sí, sí... - murmuré, e hice una pausa sumergiéndome en mis pensamientos – Oye, Tomo... Realmente siento mucho que no puedas sentirte libre de contarme tus sentimientos. Creo que no soy un buen amigo... – hice una pausa – Hace tiempo que te cuento de los míos por Haruka, y hasta me aconsejas y me escuchas cuando necesito hablar sobre ella.... Pero, en cambio, tú no puedes confiar en mí... - la miré y ella sonrió mirando a un lado – Eso es porque soy un tonto. Y, de alguna manera, me hace sentir... egoísta...

Un silencio corrió entre nosotros.

- Jaja... Qué cosas dices, Otoya – me sonrió ampliamente – No eres bueno guardando secretos – me dijo dulcemente – Pero eso no te hace un tonto ni un egoísta. Mucho menos un mal amigo. Yo te aprecio mucho tal cual eres ^^

- Oh, eh... – me ruboricé – Gracias...

- Para que veas que hablo en serio, voy a confiártelo – sonrió divertida – Acércate.

Me arrimé a su rostro, y se acercó a mi oído.

- Quien me gusta es... Masato... - susurró, poniéndome la piel de gallina – No se lo digas a nadie...

Masato?

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MIZUKI


Tomo y Otoya...

Sonreí sola, mientras caminaba hacia mi cuarto.

Hacen una linda pareja.

Si quisieran, podrían estar juntos. Nada los detiene.

En aquel momento, repentinamente, las sensaciones de la noche anterior se apoderaron de mí.

Tokiya.

Sus caricias, sus besos. En cada pestañeo podía casi volver a verlo frente a mí. Podía casi sentir su perfume.

Abrí la puerta de mi cuarto, y me recosté en mi cama abrazando a la almohada.

Ya quisiera poder tener esa libertad.

Unas lágrimas se deslizaron por mis mejillas, y la puerta se abrió súbitamente, haciéndome incorporar.

- Cecil..?!

Cecil estaba parado en la entrada a mi cuarto, agitado.

- Realmente harías cualquier cosa por mí, no? – me dijo entrando con su ceño fruncido.

- Eh..? – balbuceé sorprendida, mientras se acercaba a mí y me tomaba fuerte de cada brazo, mirándome fijo a los ojos.

- Renunciarías a un amor, por mí? Dímelo! – me miraba de un ojo al otro, y exigía respuesta, pero la sorpresa me había dejado enmudecida – Mizu... - tragó saliva – No te casarías con alguien a quien no quieres para que yo sea feliz, verdad?

Aquellas palabras removieron algo en mi interior y mis lágrimas comenzaron a brotar contra mi voluntad. Tapé mi rostro con mis manos, angustiada, y sentí que sus brazos me rodearon, abrazándome con fuerza.

- Qué tonta eres! Tuve que venir a enterarme de Akihiko... – dijo acariciando mi cabello – Por qué no hablaste conmigo?? – me hablaba suavemente, como quien consuela a un niño pequeño. Cecil. Mi hermano. Me aprisionó entre sus brazos por todo un rato, y luego me liberó para quitar mis manos, que todavía cubrían mi cara, buscando que lo mire a los ojos. Me miraba con cariño – Mizu... No hace falta que hagas eso por mí – me dijo finalmente – No voy a permitir que te cases con Tukusama. Lo prometo – sonrió.

Nos miramos un momento.

- P-Pero... - balbuceé, cuando me interrumpió.

- Pero nada – dijo con tranquilidad – Yo cumpliré con mis obligaciones... – lo miré con los ojos llorosos, y él sonrió – No me hagas esa cara... Eso no significa que renuncie a mis sueños. Yo ya había contemplado esa posibilidad. Confía en mí, tengo un plan – me dijo seguro de sí, y al fin pude sonreír feliz, y abrazarlo con fuerza.


"Gris"   [Tokiya - Uta No Prince Sama] TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora