Capítulo 41

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TOKIYA


Deshizo el abrazo y nos miramos un momento.

Ya no lloraba, pero sus tristes ojos atravesaban los míos y me hacían un nudo en la boca del estómago. No vas a contarme..?

La vi mirar mis labios y miles de cosas se me vinieron a la mente. Y, cuando comenzó a acercarse a mí, no pude pensar en rechazarla. Me incliné lentamente hacia ella, hasta finalmente rozar los míos con los suyos, comenzando a besarlos con suavidad y calidez, mordiéndolos suavemente, y tomándola de la cintura para no dejarla escapar.

Ella colocó sus manos a los costados de mi rostro y me acarició suavemente, hasta enloquecerme enredando sus dedos en mis cabellos. Colé las mías por debajo de su blusa y dibujé con mis dedos la curva de su espalda.

Fue en el momento en que separamos nuestros labios que dejó escapar un gemido. Y mi piel se erizó, y un fuego invadió mi interior.

La tomé de los muslos y la levanté, sentándola sobre la mesa. Y ella correspondió abrazándome con sus piernas, y rodeando mi cuello con sus brazos.

- Tokiya... - fue el susurro que soltó frente a mis labios, haciéndome mirarla a los ojos.

Aquella mirada parecía querer devolverme a la realidad. Esa realidad en la que no podemos estar juntos.

La miré un momento con el fuego en mis ojos. No, por favor, pensé suplicando que no me detuviera. 

- ..Te amo – dejó escapar de sus labios, y me abalancé sobre ella suavemente, besándola casi con desesperación, sin dejarla respirar mientras que ella me sujetaba fuertemente de la espalda, casi clavándome las uñas.

La recosté sobre la mesa, devorando su cuello, acariciando cada rincón de su cuerpo.

Mientras sentía el esfuerzo que hacía por no soltar ningún gemido, levanté su blusa y recorrí la silueta de su abdomen dejándole besos a cada paso, sintiendo mi masculinidad hacerse más grande con cada caricia.

Colé mis manos por debajo de su espalda y desabroché su sostén.

La miré con los ojos embriagados de pasión, buscando su aprobación, y una caricia en mis cabellos me dio pie para levantar tímidamente su sostén y llenar de besos sus pechos. Y lamerlos, y morderlos con cuidado. Ella se arqueó y la sujeté de la espalda, aprisionándola más contra mi cuerpo.

Jugaba suavemente con mis cabellos, hasta que con una caricia me guió hacia su rostro para besarnos otra vez.

Y fue durante aquel beso que coló sus manos por mi pecho, y siguió acariciándome mientras bajaba y bajaba lentamente...hasta acariciar suavemente mi excitación, haciéndome perder la razón.

Tuve que dejar sus labios para tomar una bocanada de aire.

Mi respiración se aceleraba y se hacía profunda, mientras comenzaba a moverme sobre ella, simulando penetrarla por sobre su ropa, ya no podía contener tamaña excitación y estaba desesperado por poseerla.

Volví a tomar sus labios como propios, y con mis manos sujeté el elástico de su pantalón, deslizándolo suavemente por su cuerpo.

Y ya no pedí más permiso. Ya era mía y yo suyo. Y me hundí en ella para volvernos uno. Con mucho amor y deseo, envueltos en una avasallante sensación de placer y calidez.

En el comedor. Sobre la mesa. Bajo la luz de la luna.

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Abrí suavemente la puerta del cuarto para no despertar a Otoya.

Ni bien crucé la puerta, el colorado prendió la luz del velador.

- Tokiyaa! – me dijo exaltado – Ya estaba por ir a buscarte, dónde andabas a estas horas?

- Eh? – me tomó por sorpresa – Desde cuándo me andas controlando? – le pregunté de mala gana.

Ittoki rió nervioso.

- Es que no podía dormir, y comencé a preguntarme por ti – dijo excusándose.

Le eché una mala mirada mientras me acercaba a mi cama, dispuesto a dormir.

- Oye, Tokiya.. – extrañado – Tú saliste así..?

Bajé la mirada y noté que no llevaba camisa. La olvidé en el comedor.
Hice una pequeña mueca, evitando contestarle.

Luego corrí las sábanas y me recosté.

- Tokiya... - dijo ya con voz más calma. Volteé a verlo  ya con enfado, pero noté en su rostro que algo no andaba bien.

- Qué sucede.. – le dije.

- Es que.... Quería hablarte de algo... - dijo al fin.

- Sí. Dime – me senté y me quedé mirándolo con los ojos vencidos del sueño.

- A ti te gusta Tomo..? – soltó sin más. Lo miré desconcertado y negué incrédulo – Es que... No es por ella que golpeaste a Akihiko..? – insistió.

- No, no... Fue por otra cosa – dije y, luego de un momento en silencio, sonreí – Acaso te gusta..?

- Ehh? Qué?? – el colorado se enrojeció de pies a cabeza – N-No qué dices.. ja

Volví a recostarme, con los brazos cruzados, mirando al techo.

- No hace falta que te pongas así de nervioso... Sería de lo más natural... - le dije para molestarlo.

Se puso todavía más nervioso.

- No. No es el caso. Tú sabes, ja – comenzó a relatar – Somos amigos desde hace unos años. Y le tengo aprecio, pero... temo que ella me esté viendo de otra forma. Me dijo que estaba enamorada de alguien, pero no me dijo de quién. Yo no entiendo mucho de estas cosas, pero pudo haber estado refiriéndose a mí, verdad? Eso sería... incómodo. No sólo podría arruinar nuestra amistad, también podría romperle el corazón... Ella no lo merece... es tan dulce y... alegre y... Tokiya..?

- ZZZZ....

"Gris"   [Tokiya - Uta No Prince Sama] TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora