42. Regalos

3.5K 269 7
                                    

Al volver a casa, fui directo a mi habitación. Podía escuchar a Kyle y Skyler hablar en la cocina, pero quería estar sola.

Al entrar lo primero que vi fue el pequeño paquete envuelto en papel regalo en mi cama. A su lado había una nota:

Feliz cumpleaños.

Era todo lo que decía. Enojada arrugué la nota y la boté a la basura. Tomé el regalo y pensé en si abrirlo o no, pero finalmente decidí que no. Lo lancé sobre la mesa de mi computadora y me tiré en mi cama viendo la televisión. Fui por un pedaso de pastel a la cocina y ahora Skyler y Kyle estaban en la sala viendo una película. Me invitaron a unirme pero no estaba ánimos.

Después de un rato de estar viendo Friends, me levanté para darme una ducha. Me coloqué mi pijama de conejitos y miré la hora.

20: 38 pm

A esta hora más o menos había ocurrido el accidente. Pero no quería penar en eso. El día estaba terminando y no había sabido nada de Kyler. Fui a mi tocador y peiné mi cabello en una coleta. Me giré al escuchar golpes en la puerta de mi balcón.

Kyler estaba de pie por el otro lado de la puerta, con las manos dentro de sus bolsillos. Me acerqué a la puerta y crucé los brazos sobre mi pecho, mientras lo miraba. No pensaba abrirle.

—¿Qué quieres? —pregunté enojada.

—¿Estás enojada? —preguntó inocente.

—No lo sé, dímelo tú. ¿Debería estarlo?

—Hayley...—comenzó, pasando las manos por su rostro.

—Hayley, ¿qué? —exigí.

—Lo lamento ¿sí?

—Sólo te pedí una maldita cosa, Kyler. Una cosa y me fallaste.

—Lo siento, yo...

—Te estuve llamando todo el día preocupada de que te hubiera pasado algo y no te dignaste a responder ninguna de mis llamadas.

—Yo, estaba ocupado.

—¡¿Ocupado?! —elevé mis cejas. —¿Qué es más importante para que me dejaras plantada?

—Sólo abre la puerta para que podamos hablar.

—Estamos hablando.

Rodó sus ojos.

—Hayley...

—Deja de decir mi nombre y dime de una buena vez que es más importante para que me dejaras sola en este día tan importante.

—Nada.

—¿No piensas decirme porque me dejaste ir sola a ver mis padres?

—Ya te dije que lo siento. Lo olvidé ¿sí? —pasó ambas manos por su cabello—. No sé porque te molesta tanto. Si es por lo de tus padres, podemos ir otro día.

—¡Yo no quería ir otro día! —casi estaba gritando y mis mejillas ardían de enojo—. Quería ir hoy, y fui sin ti. Ahora dime, ¿Dónde carajos estabas?

—Yo...

—¡Dime!

—Estaba en el gimnasio.

—¡¿En el gimnasio?! —pregunté escandalizada—. ¿Me dejaste sola sólo por ir al gimnasio?

—Sí, y lo siento. Lo olvidé. Además, ¿Por qué te molesta tanto? No es para tanto.

Mi enojo se multiplicó por mil al oírlo decir eso.

Something Of LoveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora