40. Noche de bodas

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—Creo que es hora de entrar —Kyler apretó sus brazos a mi alrededor—. La noche se está volviendo más fría.

Asentí y estaba por ponerme de pie cuando Kyler me tomó en brazos y se puso de pie.

—¿Qué haces? —reí, envolviendo mis brazos alrededor de su cuello para no caerme.

—Llevandote a la cama. —respondió. Empezó a avanzar hacia el hotel.

—Espera, mis zapatos.

—Déjalos —siguió caminando—. Te compraré otros.

Negué y fuimos directo al ascensor. Las personas que encontrábamos nos miraban extrañados. Las señoras nos miraban con ternura y otras nos miraban con desaprobación. Al subir al ascensor un señor mayor iba con nosotros. Se sorprendió al vernos y no despegó su mirada de nosotros, Kyler le devolvió la mirada.

—Noche de bodas. —le explicó él.

—¡Kyler! —protesté y sentí como mis mejillas se sonrojaban—. No es cierto. —le dije al señor.

—Es algo tímida —replicó Kyler. Golpeé su brazo y él rió.

—Basta.

El señor sonrió. —Me recuerdan a mi fallecida esposa y a mí.

En eso las puertas se abrieron en nuestro piso y nos despedimos del señor. Quien por cierto vi como le guiñó a Kyler con picardía. Rodé mis ojos, hombres.

Fuimos a muestra habitación y Kyler cerró la puerta con su pie. Me dejó sobre mis pies y encendió una de las lámparas de la mesa, iluminando apenas la habitación.

Sonrió tomando mis manos y besó mis nudillos.

—¿Puedo tener otro baile? —preguntó.

—¿Otro? —asintió—. No tenemos música.

—Pero nos tenemos uno al otro que es lo más importante.

Rodeó mi cintura con sus manos y me levantó colocándome sobre sus zapatos. Subí mis manos por sus hombros para entrelazar mis manos detrás de su cuello.

Él empezó a moverse de un lado a otro llevándome con él. Sonreí encontrando su mirada y él besó mi frente. Nos movíamos sin música y era algo tan dulce e íntimo. Sus brazos me rodearon completamente en un abrazo.

—Te amo, Hayley —susurró contra mi cabello. Me alejé encontrando su mirada.

—Te amo, Kyler.

Acercó su cabeza a la mía tomando mis labios en un dulce beso. Sus brazos se tensaron a mi alrededor a medida que le devolvía el beso. Su lengua hizo paso entre mis labios y gruñó.

—Hayley...—susurró mi nombre. Sus manos subieron de cintura por mi espalda hasta donde empezaba el cierre de mi vestido. Descansó su frente contra la mía y su pesada respiración caía en mis labios. Sabía perfectamente lo que estaba esperando, estaba esperando mi aprobación para quitarme el vestido.

Estaba nerviosa, pero a pesar de eso confiaban lo suficiente en Kyler para dar este paso.

—Está bien. —dije. Él suspiró y volvió a besar mis labios. A medida que me besaba empezó a bajar el cierre de mi vestido hasta que este cayó a mis pies en un charco azul, dejándome en bragas y en sujetador. No estaba usando nada sexy. Mi sujetador era negro liso sin tirantes por el vestido y mis bragas eran del mismo color.

Se alejó lanzándole una mirada a mi cuerpo y lo escuché maldecir.

—Eres hermosa. —tomó mi rostro entre sus manos y besó mi frente para volver a unir mis labios con los suyos. Sus manos bajaron desde mis hombros hasta lo bajo de mi espalda y lo sentí tensarce.

Me alejé, pero sus manos seguían en lo bajo de mi espalda. Subí mis manos por su pecho hasta soltar su corbata. Luego empecé a desabrochar su camisa botón por botón. Su mirada estaba fija en mí y cuando finalmente solté el último mis manos bajaron su camisa desde su hombros hasta sus brazos. La camisa cayó al suelo y suspire al tocar su piel.

Lo había visto anteriores veces sin camisa, pero nunca lo había tocado. Y ahora que bajaba mis manos por su pecho y estómago, vi como sus músculos se tensaban bajo mi toque y su respiración se hacía más pesada.

Sus manos se apretaron en mi cintura y me acercó más, pegándome a su cuerpo. Me levantó del suelo y me llevó hasta la cama. Se quitó los pantalones y zapatos, quedando sólo en un bóxer negro.

Se cernió sobre mí y mi corazón latía con fuerza en mi pecho. Se sostuvo sobre su codo y me miró. Apartó algunos cabellos de mi rostro y sonrió.

—Eres lo mejor que me ha pasado en la vida. —dijo. Sonreí y acerqué su rostro al mío, volviendo a besarlo.

Él me devolvió el beso y sus manos estaban por todas partes. A medida que sus besos y caricias aumentaban, aumentaba nuestras intensidad y deseo.  Nuestro beso se hacía cada vez más desesperado y nuestra cercanía parecía poca.

Mis manos subían por su espalda y brazos hasta su cuello. Una de sus manos subió por mi muslo y rodee su cintura con mi pierna acercándolo más a mí.

—Hayley. —gruñó. Sus besos bajaron por mi mandíbula hasta mi cuello y de regreso.

Se alejó respirando agitadamente y sabía lo que significaba su mirada. Estaba pidiendo permiso para seguir.

Asentí.

Volvió a besarme, pero esta vez su brazo se hizo espacio entre mi espalda y el colchón para levantarme. Quedé a horcadas sobre él y lo podía sentir contra mí.

Su mirada sostuvo la mía y sonrió. Siempre que lo miraba sonreír era imposible no querer besarlo. Así que lo hice, besé sus labios, sus mejillas, su frente, y barbilla.

Él besó mis hombros y bajó sus manos por mi espalda hasta encontrar el broche de mi sujetador. Sus labios volvieron a encontrar los míos y desabrochó mi sostén, tirándolo a un lado. Me acercó más, uniendo nuestros pecho y jadie en sus labios.

Volviendo a cernirce sobre mí, me dejo nuevamente sobre mi espalda.

—Tan preciosa  —susurró, contra mis labios. Sus manos bajaron por mi cuerpo hasta encontrar el elástico de mis bragas. Mis manos fueron a las suyas, deteniéndolo.

—Kyler...—susurré. Él se detuvo y me miró— Yo...

No quería decirlo en voz alta, pero no podía. Creí que estaba preparada pero veo que no. Esto era lo más lejos que había llegado con un chico, y me alegraba que fuera con Kyler. Pero no podía continuar, no estaba lista.

—Está bien —dijo—. Entiendo. Jamás te obligaría a hacer algo que no quieres.

Sonreí y besé su mejilla.

—Gracias, y lo siento.

Negó, dejándose caer mi lado.

—No te disculpes —me arrastró hasta él, pegando mi espalda con su pecho—. Es mejor que descansemos, ya es tarde.

—Buenas noches, Kyler.

—Buenas noches, mi amor.

Sentí como besó mi hombro y sonreí, cayendo en un profundo sueño.

Something Of LoveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora