Something Of Love

30. Todo bien

Después de comer nos quedamos un rato más charlando. Luego Kyler me acompañó a casa y me pidió que lo acompañara a la práctica con la banda, pero quería descansar y tenía tarea que hacer. Me dijo que me llamaría más tarde y asentí, se despidió besando mi mejilla y regalándome una gran sonrisa.

Pasé el resto del domingo haciendo mis tareas y lavando muchísima ropa. No sé de dónde salía tanta ropa, pero en fin. Terminé todo y luego vi Supergirl con Skyler.

Para cuando estaba por irme a dormir mi teléfono sonó con una llamada entrante. Sonreí al ver el nombre de Kyler.

—Hola —respondí con una risita nerviosa.

—¿Puedo pasar a verte?

—¿Desde cuándo me pides permiso? —me senté en la cama mirando mis pantuflas—. Hoy en la mañana no te di permiso y aun así entraste.

—Voy para allá. —podía escuchar la diversión en su voz y terminé la llamada.

Minutos más tarde Kyler estaba tocando la puerta que daba a mi balcón. Sonreí al verlo y abrí la puerta dejándolo entrar. Sonrió al encontrar mi mirada y tomó mis labios en un desesperado beso el cual me sorprendió.

Reí sobre sus labios y lo sentí sonreír. Seguí su beso hasta que se alejó dejando pequeños besos sobre mi boca.

—Hola a ti también, eh —dije y él se acercó tomando mi mano y guiándome a la cama. Se sentó y recostó en la cabecera y me hizo señas para que me sentara.

Lanzándole una mirada me senté entre sus piernas descansando mi espalda contra su pecho. Él me rodeó con sus brazos y besó mi cabeza.

—Te extrañé —susurró contra mi cabello.

Sonreí. —Yo también. ¿Cómo estuvo el ensayo?

—Bien y muy agotador. —suspiró cansado—. Los chicos preguntaron por ti.

—¿En serio?

—Sí, les caes muy bien.

—Ellos también a mí —me moví un poco para poder verlo—. Son geniales.

—¿Ambos o sólo Cameron? —su tono de voz era neutral, pero sabía que había una pizca de malestar.

—¿Qué? —reí—. Ambos. ¿A caso estás celoso de Cam?

—No —espetó—. Pero le gustas.

Negué.

—Tal vez, pero yo estoy contigo. No con él.

—Lo sé, pero...

Me giré completamente quedando frente a él, siempre entre sus piernas. Tomé sus manos jugando con ellas.

—Pero nada. —lo corté—. Tú pasas tiempo con Layla y yo no te digo nada.

—¿Layla? —parecía divertido, pero no le encontraba lo chistoso— ¿Qué tiene que ver Layla en todo esto?

—Le gustas. —afirmé. Él miró hacia otro lado—. Y a pesar de eso no te digo nada.

Me miró.

—¿Cómo lo supiste?

—Una chica siempre sabe ese tipo de cosas —miré nuestras manos—. Además se nota por la forma en que te mira, ¿Tuviste algo que ver con ella?

Me gustaba ser directa y siempre lo había sido porque me gustaba la sinceridad. No me gustaba que me mintieran y por eso trataba de ser lo más franca y directa posible.

—Salimos sólo dos veces. —explicó—. Nada serio según yo, pero creo que ella lo tomó muy en serio, se enojó conmigo por un tiempo. Pero creo que después recapacitó que no la podría ver de otra manera que no fuera como una amiga.