Capítulo 22

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Me desperté y a mi lado estaba ella. Tan preciosa y radiante como siempre. Me transmitía paz y felicidad. La dejé dormir pero no me moví de su lado. No tardó mucho en despertarse.

Pablo:
-Buenos días preciosa.

Ana:
-Buenos días guapísimo.

Nos besamos y acaricié su cuerpo desnudo.

Pablo:
-Me encanta verte así. Desnuda. Que solo estés tapada por las sábanas.

Ana:
-A mi encastas tú de cualquier manera.

Nos sonreímos mutuamente.

Ana:
-¿Estás mejor de las heridas?

Pablo:
-Los moretones ya no me duelen tanto. Lo del ojo me duele bastante. Y los arañazos me duelen si me los toco muy fuerte.

Ana:
-¿Y cómo vas a disimular los golpes de la cara en la boda? Porque lo del cuerpo no se va a ver por la ropa, pero lo del ojo, los arañazos y las marcas en la cara si se pueden ver.

Pablo:
-Es verdad no me acordaba de la boda.

Ana:
-Yo te puedo poner una crema de color piel para disimular lo del ojo y las marcas. Los arañazos no, porque se pueden infectar.

Pablo:
-Vale. ¿A qué hora era la boda?

Ana:
-A las 18:00.

Pablo:
-Entonces habrá que salir de aquí a las 16:30. Para buscar aparcamiento y eso.

Ana:
-Exacto. ¿Y qué hacemos hasta la hora del almuerzo? Porque ya que son las 11:45 no desayunamos. Almorzamos directamente. ¿No?

Pablo:
-Sí. Pues podemos ver la tele, tomar el sol, meternos en la piscina...

Ana:
-O podemos quedarnos aquí acurrucados.

Pablo:
-Esa es la mejor idea.

No parábamos besarnos, abrazarnos, acariciarnos...

Ana:
-Oye, me acabo de acordar de una cosa.

Pablo:
-Que cosa.

Ana:
-¿Qué regalo vamos a llevar a la boda?

Pablo:
-Mi familia les van a regalar un sobre con dinero. Les puedo decir que digan que nosotros aportamos una parte del dinero.

Ana:
-De eso nada. Le regalamos nosotros otro sobre con dinero y ya está.

Pablo:
-Vaale.

Se hizo la hora de comer así que fuimos a la cocina a preparar la comida. Comimos rápido para que no se nos hiciera tarde. Recogimos todo y fuimos a la habitación.

Ana:
-¿Nos duchamos juntos?

Pablo:
-¿Lo dudas?

La cogí de la cintura y le dí besos por el cuello hasta que llegamos al baño.

Nos quitamos la ropa y vi como miraba mi cuerpo. Se le salieron las lágrimas y la abracé.

Pablo:
Princesa no llores. ¿Qué te pasa?

Ana:
-Es que me duele verte así.

Pablo:
-No te preocupes por esto. En cualquier momento van a desaparecer. Vamos a ducharnos.

Ana:
-Vale.

Le limpié las lágrimas y entramos en la ducha. Cogió la esponja y me enjabonó con cuidado. Yo hice lo mismo. Nos secamos y fuimos al armario a coger la ropa.

30 minutos después...

Yo ya estaba vestido y con la crema puesta. Ana seguía con los últimos retoques en el baño. Cuando salío me quedé con la boca abierta. Llevaba un vestido azul y blanco con escote y sin mangas. Los zapatos eran negros y dorados. Para complementar cogió un bolsito negro. Llevaba joyas plateadas y un peinado formado por una trenza y un moño. El maquillaje era azulado y plateado, pero no era escandaloso ni excesivo. No podía parar de mirarla.

Un paso detrás de ti [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora