Capítulo 98

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Después de cenar tomamos algo en un bar y volvimos al coche. A mitad de camino se me ocurrió llevarla a un sitio. Cogí el primer desvío hacia la playa y pocos minutos minutos después habíamos llegado. Bajé del coche, di la vuelta y abrí la puerta de Ana.

Pablo:
-¿Vamos? Dije extendiéndole la mano.

Ella se limitó a sonreír y a agarrar mi mano.

Ana:
-Vamos.

Antes de pisar la arena nos quitamos los zapatos. Después de unos pasos Ana me cogió los zapatos y junto a los suyos se los llevó y los puso encima de una roca. Cuando volvía hacia mí aproveché para sacarle una foto, ella no se dio cuenta puesto que estaba distraída mirando el mar.

 Cuando volvía hacia mí aproveché para sacarle una foto, ella no se dio cuenta puesto que estaba distraída mirando el mar

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@pablopuyol: "La sirena que me tiene embrujado. A ella no le hace falta cantar para apoderarse de mi alma, solo con mirarme soy suyo. Eres simplemente bella @ana_morgade_oficial 💞😍 #LocoPorElla #TeAmo"

Guardé el móvil en el bolsillo del pantalón y esperé a que llegara a mi altura.

Pablo:
-¿Tienes frío? Te puedo dejar mi chaqueta.

Ana:
-Prefiero el calor de tus besos.

Antes de que pudiera contestarle ya estábamos sumergidos en nuestro propio mar de besos, esos de los que no me cansaré jamás. De pronto paró de besarme y se acercó a mi oído para susurrarme....

Ana:
-Pablo, ámame como el primer día.

Y eso hice. Poco a poco nos fuimos desnudando mientras nos movíamos. Acabamos en mitad del mar, no nos importaba ni la temperatura del agua ni las personas que podrían vernos, estábamos enfocados en el otro. Del agua pasamos a la arena, donde nos amamos como nunca. Cuando terminamos la tapé con mi chaqueta y la envolví en mis brazos. Estuvimos un rato contemplando las estrellas, aunque la estrella que me gustaba contemplar la tenía a mi lado, nos vestimos y volvimos a mi casa. Nos pusimos el pijama y nos acostamos. Ana se apoyó en mi pecho haciendo que inmediatamente mis brazos rodearan su cuerpo.

Ana:
-Gracias. Dice levantando la cabeza para mirarme.

Pablo:
-¿Por qué?

Ana:
-Por este día, lo he pasado genial.

Pablo:
-No tienes que agradecerme nada princesa, al revés, soy yo el que te tiene que dar las gracias a ti.

Ana:
-¿A mí por qué?

Pablo:
-Bff, por tantas cosas...

Ana:
-Mi amor no tienes que agradecerme nada, todo lo que hago es porque te quiero. Además ya me lo estás devolviendo con creces. Cada beso, cada abrazo, cada día a tu lado, verte jugar con los niños.... no sabes lo feliz que me hace.

Pablo:
-Tú sí que me haces feliz, te amo Ana, te amo como nunca he amado a nadie.

Ana:
-Yo también te amo, y siempre lo haré, vas a tener que aguantarme.

Pablo:
-Lo hago encantado.

Después de esa declaración de sentimientos nos acurrucamos y nos quedamos dormidos enseguida.

Un paso detrás de ti [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora