Capítulo 103

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Un rayo de luz deslumbra mi cara haciendome enterrar mi cabeza en la almohada a la misma vez que estiro el brazo para abrazar a Ana. Pero al hacerlo me doy cuenta de que no está, en su lado de la cama hay una nota, la cojo y la leo.

Amor he ido a dar un paseo con los niños que no se estaban quietos y no quería que te despertaran. Tienes café hecho, te quiero.

Me sale una sonrisilla al leerlo, y es que estos mínimos detalles son los que hacen que una relación funcione con el paso del tiempo. Después de hacer la cama me tomo un café y me voy un rato a la terraza. Un rato después noto como me acarician, más bien masajean, la espalda. Enseguida me giro y le doy el primer del día.

Ana:
-Ummm.... Buenos días mi amor.

Pablo:
-Buenos días preciosa.

Ana:
-¿Qué haces sin camiseta?

Pablo:
-¿No te ha gustado mi recibimiento?

Ana:
-Me ha encantado. Dice con tono sensual mientras acaricia mi torso.

Empieza a besarme el cuello mientras poco a poco va bajando la mano y la mete dentro de mi pantalón a la vez que nos movemos y me tira en la cama. Ahora mete la mano en mis calzoncillos y empieza a masajear en esa zona.

Pablo:
-A... Ana para.

Ana:
-¿Por? Dijo sin parar de besarme.

Pablo:
-Pues porque.... están los niños abajo.

Ana:
-Los he metido en el parque. Dijo con una sonrisa de pillina.

Entonces fue cuando empezamos a desnudarnos sin control y lo hicimos, intentando no hacer mucho ruido. Nos quedamos abrazados y Ana repasaba las letras del tatuaje con el dedo.

Ana:
-Todavía no me explico lo de este tatuaje.

Pablo:
-¿Él qué?

Ana:
-El por qué te lo hiciste justo en un momentito en el que no estábamos juntos.

Pablo:
-No me arrepiento de habérmelo hecho. En ese momento de echaba muchísimo de menos y tuve la necesidad de hacérmelo, necesitaba tenerte grabada en mi piel porque en mi corazón ya estás desde el día en que te conocí.

Se me queda mirando y me da un beso.

Ana:
-Pero qué mono eres....

Pablo:
-Y hablando de tatuajes.... Siempre he tenido la curiosidad de saber qué significa esa rosa tatuada que tienes en la parte baja de la espalda. Nunca te he preguntado por que no quería meterme en tus cosas.

Ana:
-Y te lo agradezco mucho más de los que crees. Pero si me los hubieras preguntado te lo hubiera contado sin problemas. Eres mi pareja y futuro marido y tengo confianza absoluta en ti.

Pablo:
-Entonces ¿me los vas a contar?

En ese momento me mira a los ojos y me agarra la mano.

Ana:
-Yo solo conocí a uno de mis abuelos, el padre de mi madre. Yo tenía una relación fantástica con él, para mí era mi ángel de la guarda, mi estrella guía. Mis padres tuvieron unos meses de mucho trabajo y me dejaban a mí y a mis hermanos con él. Nos llevaba de excursión por el barranco y nos dejaba ayudarle en las tierras. Todos los días cogía una rosa y me la ponía en el pelo. Decía que yo era la flor más bonita de todo el jardín [esta última frase la dijo sonriendo y con los ojos vidriosos]. Cuando murió yo tenía 20 años, estuve a punto de entrar en depresión pero me obligué a salir adelante, por él. Cuando salimos de la misa de su aniversario cogí la moto y me fui a hacerme el tatuaje. Esta rosa es exclusivamente por él. Es mi forma de mantenerlo con vida. Derramó un par de lágrimas al terminar.

Pablo:
-Es precioso, igual que tú. Le doy un beso.

Después de almorzar, metimos mis cosas en cajas y las metimos en el coche. Vimos un rato a mi familia y nos volvimos a Madrid.

Un paso detrás de ti [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora