Un paso detrás de ti [TERMINADA]

Capítulo 86

2 días después...

Ya era la hora de irnos a casa. Colocamos las sillitas en el coche, que las teníamos en el maletero por si acaso, y acomodamos a los niños. Diego iba en el sillón del copiloto y Daniela iba en la parte de atrás con Ana. Llegamos a casa y nuestras familias nos estaban esperando. Nos sentamos en el sillón con los niños mientras hablábamos.

Ana:
-Se me olvidaba, tenemos que montar la cuna para los niños. Y convertir el cuarto de los trastos en su habitación, poner armarios y demás.

Pablo:
-Ven, anda.

Los niños se quedaron con nuestras respecticavas madres y yo la llevé hasta la habitación. Abrí la puerta y se quedó perpleja.

Pablo:
-¿No dices nada?

Ana:
-Me encanta. Dijo antes de besarme.

Pablo:
-Me alegro.

Ana:
-¿Quién lo ha hecho?

Pablo:
-Pues tu padre, tu suegro, tu hermano y tus cuñados han armado los muebles después de que toda las chicas quitaran los trastos y pintaran las paredes.

Ana:
-¿Y dónde están los trastos ahora?

Pablo:
-Hemos llamado a Marcos y ha hecho un cobertizo en el jardín. Y nos ha dado las felicidades de parte de su familia. Pero pasa, no te quedes ahí.

Estuvimos un rato en la habitación y después de abrazar y besar a toda la familia en forma de agradecimiento acostamos a los niños que se habían quedado dormidos.

Pablo:
-¿Qué quieres hacer?

Ana:
-Pues si no os importa yo me voy a acostar hasta que le toque la toma a los niños.

Todos:
-Claro que no nos importa.

Tamára:
-¿Y por qué no descansáis un rato y nosotros nos encargamos de los niños?

Ana:
-No no. Yo me levanto.

Miguel:
-Hija todos tenemos experiencia con niños. Belén y Javi que no tienen hijos pero cuidan muy bien de sus sobrinos.

Javier y Belén:
-Eso es verdad.

Pablo:
-Y así descansamos un poco más que yo estoy agotado y tú debes estar peor.

Ana:
-Vaale. Pero no os despistéis y despertadme si pasa algo. Tenéis los biberones en la cocina y la leche en el primer armario de la derecha.

Todos:
-Que sii.

Pablo:
-Vamos princesa. Ellos se encargan de todo.

Nos cambiamos de ropa y nos metimos en la cama. Ana no tardó nada en quedarse dormida entre mis brazos y yo caí rendido después de observarla un rato.