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Me arrastro como puedo fuera de la cama.

Zarandeo a Caleb para despertarle, pero lo único que consigo es hacer que se refugie más aún debajo de las sábanas.

- Despierta, Caleb- vuelvo a llamarle.

- Cinco minutos más, mamá - ronronea.

Ruedo los ojos y le pego un suave puñetazo en el estómago.

Caleb se despierta sobresaltado, y mira confundido a su alrededor.

Y se da cuenta de que no estamos en Abnegación.

Nos precipitamos hacia la biblioteca, llegamos a las nueve y dos minutos.

No sé a que hora tienen que alistarse otras facciones, pero es un asco.

- Todo el mundo a la sala tres- ordena Milicent, y me uno al grupo de iniciados que la sigue arrastrando los pies como un zombi.

Algunos tienen fuerzas para recordar la información en voz alta mientras que caminamos.

Yo me centro en dar un paso tras otro.

Preferiría que nos quitaran tiempo libre de por la tarde y que pudiéramos dormir más horas.

Debería ser opcional.

- Hay un papel en las mesas con vuestro nombre- explica Alexander pasando al frente de la sala - buscadlo y sentaros rápido. Cuanto más tiempo tardeis, menos tendreis para hacer el examen.

De inmediato, todos comienzan a ir de una mesa a otra, leyendo como unos posesos el nombre del cartelito.

- Elise - me llama Nathan señalándome la mesa que está a su lado - Aquí está el tuyo.

Sonrío en forma de agradecimiento y tomo asiento.

Los exámenes ya están encima de la mesa, boca abajo. Seguro que alguien le da la vuelta antes de tiempo.

Mientras los demas encuentran su sitio, aprovecho para recoger mi pelo en una coleta alta, para que no me estorbe. Así no me entretendré con él.

Me doy la vuelta sobre la silla para ver a los demás.

Caleb está en la esquina de la primera fila, y Luke y Nathan separados por unas cuantas mesas.

Las dos chicas cordiales están una al lado de la otra, los veraces entremezclados por toda la sala.

Los nacidos en Erudición estamos todos al fondo.

No sé si lo han hecho a propósito, pero eso parece. Quizás prefieren tener más cerca a los trasladados con los que tienen menos confianza.

Milicent activa el reloj digital que está en la pared blanca, el único objeto que hay colgado en toda la sala.

- Teneis cinco horas para completar el examen- informa-Sabemos que es mucho tiempo, pero la prueba está diseñada para ser acabada en cuatro. Podeis utilizar la hora que sobra en repasar, terminar ejercicios, o descansar.

- No os entretengais en una pregunta más tiempo del necesario, pero tampoco os salteis todas las que os parezcan difíciles- aconseja Alexander, todos atentos a sus palabras - Administraos bien vuestro tiempo. Vosotros decidís.

Tras estas palabras, la prueba comienza.

Abro el cuestionario.

Cinco horas.
Tengo cinco horas para resolver las 80 preguntas.

Eso son dieciseis preguntas por hora. Puedo hacerlo.

ERUDITEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora