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- Elisa - una mano me agarra bruscamente por el pasillo.

La apartaría de un empujón si no reconociera la voz que me ha llamado.

- Papá - sonrío dándome la vuelta y le abrazo.

- Vaya escenita que has montado en el comedor - comenta aún sin separarse de mi.

- ¿ La has visto ? - río sobre su hombro.

- No, me la han contado - me corrige acariciando mi espalda- Todo el mundo está hablando de ello.

Mi padre me separa suavemente de él, y me observa fijamente.

- ¿ Por qué le has pegado a tu instructor ?

- Estaba saliendo con él- le explico - Me engañó.

- ¿ Y estás bien ? - se preocupa, yo sonrío forzadamente.

- Sí, papá, no te preocupes.Ese idiota no era nada para mi.

Él se queda en silencio, analizando mi rostro, mi expresión corporal.

- No me mientas, pequeña.

Se me vienen a la mente todas las veces que quería ocultarle algo, una mala nota, una pelea con otro niño... y en todas y cada una de ellas, mi padre me observaba, me abrazaba, y me decía "Puedes contarme lo que sea, cielo. No tienes porqué mentirme, yo siempre te querré igual".

Entonces me doy cuenta de una cosa.

- Tú... eres transferido de Verdad.

Él sonríe ampliamente, y asiente.

- Me sorprende que con lo lista que eres no lo hayas descubierto antes.

ERUDITEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora