Capítulo 3

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Un día pesado me lleva a una noche de insomnio. Tomo mis auriculares y comienzo a escuchar música; paso las horas así... Sólo haciendo eso, y mirando el techo de mi alcoba, un poco más tarde consigo quedarme dormido.

Lentamente abro los ojos y busco mi celular por toda la cama, enciendo la pantalla y veo la hora: las 5:23. Me levanto y como de costumbre voy a la ducha y luego me visto con algo de mezclilla, una camisa clara estampada y una chamarra encima. Tengo algo de tiempo extra antes de partir al colegio así que bajo y observo en la sala y cocina si se encuentra Mirjam; ella está preparando el desayuno para los niños. La saludo y ella sonríe alegre, me ofrece comida y por primera vez en un largo tiempo la acepto; no lo hago por tener hambre, francamente me siento solo, especialmente esta mañana, y quiero estar acompañado por alguien, no importa si no hablo con mi compañía, basta con su presencia. Claro que es imposible que ella no quiera hablar: cuestiona acerca de cómo está yendo el colegio, y no logro soltar la verdad a pesar de que es lo que más quiero. Miento al igual que con mi estado de ánimo: ''bien''. Todo el tiempo todo está bien.

Da la hora en que debo ir al colegio y me despido de Mirjam con un abrazo; cuando la suelto me mira extrañada.

—¿Julian? ¿Te sucede algo? ¿Quieres que charlemos? —cuestiona. Hacía mucho tiempo que no la abrazaba. Que no abrazaba a nadie.

—Quisiera, pero —me contengo unos instantes, no sé qué decirle—... No puedo, adiós. —suelto finalmente en un suspiro y salgo de casa.

El autobús para y me bajo frente al colegio; llevo mi mochila en el hombro izquierdo como siempre y en mi mano derecha sostengo el encendedor y un cigarrillo. Me detengo a unos metros de la entrada: ''podría no entrar hoy, pasar el día en la ciudad. Perderme entre las calles y el alcohol, tratar de olvidar con el humo del cigarro. Caer una vez más... Llegar al recuerdo y detenerme en el olvido, retar la muerte y encontrarme con el pasado, buscar a tientas el sentido de vivir, para no encontrar nada. Quizá podría resistir. Si, puedo y debo hacerlo''. Dejo caer al suelo el encendedor y cigarrillo; no espero continuar así, no debo continuar así. ''Anda Julian, aun puedes'' me digo a mi mismo y me decido a entrar al colegio. La primera clase es Formación Cívica, con la misma maestra que he insultado el día anterior; así es, le falte el respeto en clase de cívica y ética, vaya que fue grave. Aún no timbran para entrar, pero igual opto por llegar antes al aula. Espero encontrar ahí a la profesora para disculparme y aceptar las consecuencias de mis actos del día anterior: toco la puerta delicadamente y capto la atención de la maestra, quien me mira despectivamente y con una mueca de disgusto menciona ''pasa''. Me acerco al escritorio y ella ni siquiera me dirige la mirada en ese instante. Con pocas esperanzas de que me perdone comienzo a hablar esperando conseguir algo.

—Profesora, espero pueda usted perdonarme por mi comportamiento del día de ayer, ya no quise ofenderle en realidad, es solo que...

—Pero lo hiciste Julian —interrumpe con rectitud. Se tranquiliza un poco y menos alterada continúa—. Mira, nosotros los profesores queremos lo mejor para ti, y lo sabes, aunque no lo admitas; nos preocupamos por tu situación Julian.

—Lo sé, lo sé, pero estos han sido días duros para mí. En realidad, no quiero tener más problemas, no quiero seguir así. No quiero que se repita lo de... —corto mis palabras; la chica nueva acaba de entrar. No quiero continuar y terminar mi frase pues no quiero que ella sepa más, pero la profesora inevitablemente responde con el resto; lamentablemente me conoce y la nueva quizá también lo haga pronto.

—Lo de hace un año. —dice ella con tono de tristeza— Yo tampoco quiero que vuelva a ocurrir. Julian, eres un buen chico, sólo necesitas un poco de apoyo, eso es todo. Da todo por perdonado; y cuando necesites algo no dudes en recurrir a mí o a alguno de los otros profesores. Prometo que los haré comprender. —sonríe y le devuelvo el gesto. Voy a mi asiento sin voltear a ningún otro lado; sé que ella me está observando, no tolero su ''linda'' mirada. ''La chica nueva'', musito. Me siento realmente patético porque por alguna extraña razón ansío saber el nombre de la enana. En realidad, nada ha ido bien con ella, menos esto último; ahora sabe mi nombre, mi apellido, algo de mi pasado (con lo que seguro ahora mismo está especulando idioteces sobre mi) y el otro día la vi hablando con Jobke, Jurre y Tim. Ya habla con mis amigos, ¿qué sigue? ¿Qué averigüe todo acerca de mi por ellos?, ¿que quiera supuestamente ayudarme ya por "conocer" mi situación?, ¿que intente demostrar empatía?; eso sería algo de verdad estúpido. No dejo que me ayuden quienes me conocen de hace tiempo, mucho menos permitiré que trate de ayudarme alguien que apenas entró en mi vida y que según esto, ya soy de su importancia por mi apariencia. Y, por otro lado, detesto la empatía.

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