Capítulo 27

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-Algo de alcohol y ya está; no queremos que mueras de una infección, ¿o sí? -regresa a su escritorio, escucho que abre un cajón y regresa- ¡Pero qué fachas las tuyas!, te miras terrible, qué diría tu padre, ¿eh? Eres una vergüenza. Pero yo: yo haré que te conviertas en un hombre decente.

-¿Decente? -el comentario me hace gracia. Imagino cómo me veo con sudor sobre la frente, los ojos y mejillas enrojecidos, la ropa llena de sangre y dos sujetos sosteniendo mis brazos, riendo de forma irónica; ¿así se ve un loco?, ¿de esta forma se veía Tobías antes de ser un maniático/psicópata? - Define: ''decente''.

-Cierra la boca. -responde enseguida: su tono indica que no atenderá mi petición. No se dice nada durante los quince minutos siguientes. Me entregan un pantalón nuevo y una camisa para remplazar los que se han manchado del fluido carmesí, me liberan e indican donde puedo cambiarme. Me encierro en el baño azotando la puerta, como cuando te encierras en una habitación para mantenerte a salvo de algo de lo que huyes. Hay un espejo de borde negro que resalta las paredes vino, mi reflejo, deteriorado, tan diferente, marca una nueva etapa. Cuando me quito la prenda superior admiro la marca, los cortes frescos que exponen carne tierna y sangrante, sin piel. Una flecha y un par de runas, parece no tener mucho sentido. ''Tendré que ponerme algo sobre la herida o continuará manchando la ropa''. Mojo mi rostro, me acomodo el cabello y cuando estoy listo salgo del pequeño cuarto, no sin antes botar mis antiguas prendas a la basura, conservando únicamente mi chamarra negra.

-No dejes que cicatrice completamente, debe quedar la marca bien definida, o tendré que hacerla de nuevo. -dice Curwen mientras guarda la daga en el cajón- Toma el dinero y vete. Y no se te ocurra contar algo de esto, te estaré vigilando. -coloca sobre la mesa el mismo fajo de billetes que ofreció al principio y esta vez lo acepto, arrebatándolo con agresividad del escritorio. Me dirijo a la salida y al estar a la intemperie el aire me golpea y el frio denota el dolor corporal. Reviso la hora, y con veinte minutos previos a las doce am, pienso que lo mejor será llamar a uno de los chicos para saber si aún están en la fiesta, de esta forma no comenzarán a hacer preguntas, pues todo irá como habitualmente; por otro lado, necesito despejarme, así que creo que un par de tragos me vendrían bien.

Camino con pereza, la pérdida de sangre me ha debilitado y los brazos me duelen por el forcejeo; el ruido indica que estoy cerca de la casa de Jorrit. Respiro hondo, acomodo mi cabello y enciendo un cigarrillo: ''diablos, si que me hacías falta''. Con una mano en el bolsillo, y la otra ocasionalmente libre, atravieso la multitud en el pasillo, buscando a los chicos que antes me han confirmado su presencia. Alguien me da una cerveza, y bien, creo que esta vez no puedo negarla. Termino de nuevo en la sala, con una botella en la mano, solo, pues no he visto ni sombra de Jurre, Jobke o Tim; no puedo estar aburrido ya que tengo mucho en que pensar con todo lo que me ha pasado hace un rato. Cuando estoy por sacar el dinero de Tobías, me veo interrumpido por alguien que ha tocado mi hombro, lastimándome un poco.

-Hey, inquilino, ¿dónde están tus amigos? -pregunta Katherine con una sonrisa. Ahora que la veo, se me vienen a la mente una serie de cuestiones y dudas que podrían exceder lo absurdo, dependiendo de las respuestas en su mayoría, claro. Algunas de las mas importantes, ¿cómo es que salía con Tobías?, ¿sabrá que clase de persona es en realidad?, ¿serán cómplices?; se me ha erizado la piel con esta última.

-No tengo idea, me dijeron que seguían aquí, pero no los he visto por ningún lado.

-¿No llegaste con ellos?

-No. Tenía un asunto pendiente, dije que los alcanzaría acá.

-Vaya, y, ¿de qué asunto se trataba, si es posible saber? -me sorprende la facilidad con la que puede conversar con alguien, especialmente conmigo; ¿será que no recuerda lo que ocurrió en la primera fiesta en la que nos encontramos?

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