—Bien Julian, ya sabes cómo es mi maestra de anatomía, así que te pasas rápido conmigo y le dices que vienes a por un cuaderno, ¿okay?
—¿Y por qué debo pasar contigo?
—Porque tienes que ver a tu chica; además, así es menos probable que la profesora te regañe.
—Okay — respiro hondo y trato de calmarme un poco; estoy nervioso. —Jurre, espera... — lo detengo antes de que entre.
—¿Qué?
—Me... me veo bien?
—¿Hablas en serio? — se ríe y me sonroja un poco. —claro que sí hermano; que rayos jaja. Vamos ya.
Jurre toca la puerta antes de entrar y yo me pongo a lado suyo.
—Maestra, ya regresé; Julian vino conmigo por su libreta, ¿podemos pasar?
La profesora accede. Pasamos y al fondo del salón, casi en la última banca, pegada a la pared, veo a Katherine escribiendo y a la maestra Estelle frente a ella. Se demora unos segundos y voltea a verme, finalmente me sonríe: yo le devuelvo el gesto un poco inseguro y levanto ligeramente la mano para saludarla con un ademan. Se burla y entonces la maestra le llama la atención para que continúe con su trabajo.
—Hey, Julian. — Jurre llama mi atención con un pequeño golpe en el brazo. —Toma ya la libreta tonto, antes de que la maestra nos regañe a ambos.
—Okay, gracias. — la tomo, agradezco a la profesora y me voy.
Una vez que regreso a la biblioteca me dedico a cumplir mi sentencia; el profesor me dicta algunas cosas por varios minutos, y el resto del tiempo sólo se mantiene observando que realice el trabajo.
—Bien... Creo que esto es todo lo que me dejó. — me paro frente a él y le entrego la libreta y el libro con las actividades ya terminadas.
—Son las 9:27 Julian, casi media hora tarde.
—Entonces, ¿por qué me esperó? Solo anote otro reporte, o repruebeme. Qué importa...
—No Julian, no voy a hacer eso.
—¿Por qué no? Es lo más justo para todos.
—No es justo para ti. Necesitas una oportunidad, por eso lo hice. Sé que puedes volver al camino correcto, ser como antes. Confío en ti, pero necesito que también tú confíes en ti. Eso requieres: confianza. Estoy casi seguro de que si reviso tus trabajos van a estar casi perfectos, porque sé que eres capaz de hacer las cosas bien. — Al escucharlo sólo miro hacia el suelo; a veces me duele que las personas digan cosas así sobre mi, porque me recuerdan mi pasado, me reprochan mi presente y me hacen dudar sobre mi futuro. Agradezco al profesor por su paciencia y salgo del lugar. Voy a la sala audiovisual por los trabajos de economía que debo realizar y me llevo todo a un lugar donde me sienta más cómodo para trabajar; decido por continuar en el patio trasero del colegio. Voy a una de las mesas exteriores donde hay luz y ahí me acomodo para comenzar el trabajo.
“Diablos” expreso: entre mis hojas de trabajo encuentro algunas pertenecientes a Oliver y me da por imaginar con ello que tendré problemas, aunque no haya sido totalmente mi culpa, y aunque probablemente a él ni le interese entregar los trabajos. Aun así es pie para que esté molestándome. A pesar de ello, tener problemas con Oliver no me preocupa tanto, él es mucho más inofensivo que Tobías, incluso podría decir que molesta a otros sólo porque se lo ordenan o porque está amedrentado por el mismísimo Curwen. Pero si es así, es porque él se lo ha buscado.
Termino por apartar las hojas que no me pertenecen y continuó con mi trabajo. Al poco rato algo me distrae: veo una sombra por el pasillo y en unos instantes me doy cuenta de que se trata de Katherine.
—¡Enana! — grito. Me da por llamarle la atención y funciona, se detiene.
—¡Ya te dije que me llamo Katherine! Mal genio... — escucho que se ríe y veo que poco a poco se va acercando.
—¿Qué tal si no era a ti a quien le hablaban? Y ahí vienes...
—Reconocí tu voz. Además, creo que no eres el único que me ha dicho así. Como los odio.
—¿Quién más te ha dicho así?
—Nadie importante...
—¿Osea que me odias y además no soy importante? — pregunto con mala cara; parezco indiferente pero a ella solo le causa gracia. Rie y por el hecho de ignorar mi mal carácter y hacer de ello un chiste, también me hace sonreír un poco. —Lo sabía.
—Estás bien menso...
—Ya andale tu, mensa. Siéntate conmigo, sí? — pido con una actitud muy diferente. La postura tan retadora y engreída que ella toma conmigo hace que me parezca en cierta forma interesante. Le sonrío.
—Ya me iba...
—Por favor, sólo hasta que termine estos trabajos. No te regañan, ¿o sí?
—Bueno, está bien. Me quedaré. — Se sienta.
—Ayúdame con los balances...
—¡¿Qué?! Oye!, ¡sólo te iba a acompañar, no ayudar!
—Es broma, jaja... — me burlo. Ella hace un pequeño puchero. Que infantil es.
—Ahora sí te odio.
De su mochila saca su teléfono y unos auriculares; se los pone y escucha música mientras yo continúo con el trabajo. No me habla, pero aún así me agrada su compañía y que esté aquí. No es tan molesta como parece. Volteo a verla de reojo y noto que está cantando y moviendo los dedos en la mesa al ritmo de la música; me causa gracia y no puedo evitarlo, dejo escapar una risa burlona que hace que ella voltee a verme enseguida.
—Hey! ¿Qué te hace de gracia, eh?
—Nada, nada...
—Oye... ¿por qué te quedaste hoy después de clases?
—Tenía que completar los trabajos del módulo.
—¿Cuál módulo?
—Lenguaje y práctica musical.
—No, tú no tomas esa clase. ¿O por qué es que no te ví ahí?
—Bueno, la verdad es que... no entré. — me responde nerviosa.
—¿Por qué?, ¿estabas con alguien? — realizo tal suposición inconscientemente, a manera de pregunta. Es lo primero que me ha venido a la mente, y la verdad es que me ha alterado un poco el hecho.
—No eh... bueno, es sólo que se me hizo tarde. Me perdí porque Tobías no me dijo bien donde estaba el salón, y luego se llevó mis cosas y...
—¿Tobías? — interrumpo algo cabreado. Me molesta el simple hecho de oír su nombre. —¿Si devolvió las cosas que tomó? ¡¿Hizo algo más ese hijo de....?!
—Tranquilo. Solo pasé el módulo hablando con él. Nada más. Bromeamos y charlamos. No te preocupes.
—No estoy preocupado.
—¿Y entonces por qué me preguntas sobre si hizo algo más con ese vocabulario y tono tuyos tan agresivos?
—Eso no importa.
—¿Te molesta que esté con él?
—No me molesta y punto. ¿Quieres dejar de ser tan fastidiosa? Apenas estaba aprendiendo a tolerate.
—Tu actitud definitivamente delata que sí te molesta.
—Quien me molesta eres tú.
—No puedo creer que seas así. — se levanta de su asiento y voltea a verme. Yo permanezco firme, desinteresado. —Aparentas ser como cualquier chico, y de pronto sin razón alguna eres grosero, y violento con todo aquel que se cruza contigo. De repente, cuando alguien logra hablar contigo eres distinto, hasta bueno quizás... Pero vuelves siempre a esa rara actitud tuya. Gris, pesimista, no sé. Y tu sonrisa... Tiene algo que, por mucho que parezcas esforzarte siempre luce como si fuera...
—Falsa. — acompleto su frase. No digo nada más y dirijo mis ojos al suelo: ella ha logrado controlar de nuevo mis emociones.
—Si... — afirma y siento su mirada compasiva sobre mí —¿Quién eres Julian? ¿Realmente quién eres?
Pienso en una respuesta coherente, hasta sencilla o simple que no de problemas, pero... No logro usar ni siquiera la lógica u obviedad de siempre. No tengo una respuesta. Creo que nunca la he tenido para esa pregunta. Silencio. Es lo único que puedo brindarle en este instante.
—¡Dobbenberg!— interrumpe alguien. Elevo la mirada y noto que Oliver se dirige hacia nosotros. Me levanto de mi lugar con una actitud muy distinta a la que Katherine me ha dejado antes y observo a Heldens de forma retadora. No puedo esperar de él otra cosa más que problemas.
No dejaré pasar nada. No frente a Kat.
—¿Qué quieres?
—Quiero que me entregues mis hojas de trabajo y espero que estén terminadas o te irá muy mal. — amenaza.
—Tengo las hojas; es tu problema si tú las terminas o no.
—Pero tú te las llevaste...
—Fue la prefesora quién mezcló las cosas, y si hubieses llegado temprano a tus clases extra hubieras podido sacarlas antes; a mí no me jodas.
—Tú tampoco llegaste temprano. — reprocha y se coloca frente a mi, tratando de intimidarme.
—Eso no te interesa. Ahora toma tus estúpidas hojas y largate que no traes al imbécil de tu guardaespaldas.
—¿A qué te refieres?
—Admitelo, no eres nadie sin Curwen. Nadie que se atreva a meterse conmigo. — voltea hacia otra parte, enfurecido, y toma sus hojas para irse no sin antes tomar también las mías y tirarlas al suelo. Lo miro mientras desaparece del lugar y cuando ya no está me agacho para recoger mis hojas. Katherine me ayuda.
—¿Qué ocurrió? ¿Tienes problemas con ellos? — pregunta con curiosidad.
—Algo así... pero no importa, son unos cobardes.
—¿Por eso te disgusta que trate con Toby, no?
—No, es por otra cosa, pero no sé cómo explicártelo.
—Bueno, sólo dilo...
—No ahora. Quizá en otra ocasión; creo que es hora de que nos vayamos, son las 10:07 y a esta hora podría ser peligroso andar por la calle. Será peor más tarde.
—Pero quiero hablar contigo... — escuchar tal cosa me hace sentir extraño, pero... bien. —¿Puedes acompañarme a mi casa, por favor? Aún no conozco muy bien acá, y si voy caminando me perderé o algo, además dices que no es muy seguro...
Pienso unos instantes y termino por acceder.
—Está bien. Te diría que tomarás un taxi o algo así, pero dudo que vaya a pasar alguno por aquí pronto. Vamos. — recogemos nuestras cosas y salimos del colegio por fin. Le pregunto donde vive o en qué calle para poder guiarnos hasta allá.
—¿Tu vives por aquí?
—No, no en realidad. Vivo en Kudelstaart, una ciudad cercana. A unos 40 minutos de aquí.
—¿Y eres de allá?
—Tampoco. — me río. —Nací en Apeldoorn.
—¿Y qué haces por acá?
—Es una larga historia. Nada que debas saber. — corto de una vez con el tema; ella solo me mira en forma pesimista, probablemente porque de nuevo estoy siendo cerrado. Pero qué puedo hacer yo, si así es mi personalidad, así es como soy en referencia a aquello.
—Bueno, entonces... — se queda pensando unos instantes y después continúa. —¿Qué pasó con lo de Mirjam?
—Ah... Sobre eso, creo que ya todo está bien.
—Y de nuevo pregunto, ¿ella es tu...? ¿Novia o algo así?
—Te molestaría si te dijera que es mi novia?
—No no no... — tartamudea un poco con nerviosismo. —¿Lo es? —No, claro que no jaja. Ella no es... no es nadie.
—Puedes decirmelo, confía en mí. — sonríe.
—No lo sé.
—No se lo diré a nadie más; y también quiero ver si después puedo ayudarte mejor con este tipo de cosas ya sabiendo de qué se trata.
—Está bien; ella es como mi... madrastra o algo así. — “imbécil, ¡¿por qué le dices?!”
—¿Algo de tu padre o...?
—No menciones a mi padre si quieres seguir hablando conmigo. ¿Okay? — interrumpo algo afligido y molesto.
—Está bien, lo siento, lo siento... — después de eso nos quedamos en silencio por algunos minutos.
—Perdona que me ponga así. Es solo que... — decido confiar en Katherine, quizás de manera equivoca, pero lo hago. Suspiro. —Es algo complicado para mí.
—No te preocupes, te entiendo.
Con esto, para mí, esta chica ha pasado la línea. No quiero saber más de ella, no por hoy.
—Mira, no creo que nada de esto pueda trascender a un amistad. No quiero ser grosero, pero de verdad, creo que lo mejor es que seamos sólo compañeros en el colegio por el bien de ambos. ¿Entiendes?
—Pero...
—No soy la mejor persona para ser tu amigo. — la interrumpo. —Para llegar a tu casa doblas en la esquina y buscas tu número. Esta es la calle. Es tarde, tengo que irme.
—Bueno,eh... Hasta mañana?! — la escucho gritar detrás mío mientras trato de salir corriendo del lugar.
“No debo responder, no debo responder...”
—Hasta mañana! — ¡diablos!
ESTÁS LEYENDO
Watch Me Go
General FictionMira cómo me voy. Las cuatro palabras que mejor resumen su vida. -PROHIBIDA LA ADAPTACIÓN- Atención: esta novela NO ES UN FANFIC; unicamente se hace uso de los nombres y fotografías para algunos de los personajes principales. ¡Gracias por leer! #3...