Capítulo 27

506 48 0
                                    


— ¡Ya!

Los chicos me miran estupefactos y resoplo. Ondina también parece haber perdido los estribos con toda la pelea entre éstos dos.

—Tiene razón, deben calmarse—acuerda conmigo.

—Sé que esto es inusual, pero les pido que por favor confíen en mí. Sólo hagan como que todo lo ocurrido nunca pasó. ¿Sí?

Erick asiente, pero veo una chispa de rebeldía en sus ojos oscuros. Por otro lado, Elliot está apunto de decir algo y decido pisarle el pie, con cariño, obviamente.

Me lanza una mirada mordaz, pero yo sólo le sonrío inocentemente.

El silencio se abre en la habitación y de pronto empiezo a sentirme incomoda.

— ¿Qué día es hoy? —pregunta Ondina cuando ve el resplandor de las farolas del barrio por la ventana.

—Sábado —responde Elliot, con algo de confusión en su tono de voz.

Respiro profundo antes de hacer una de las preguntas que me ha atacado de pronto.

— ¿Hace cuánto tiempo desaparecí?

Erick me regala una mirada de duda, pero para mí es importante saber. No tengo idea de cuánto tiempo ha pasado y no tengo la suficiente fuerza mental para buscarla por mí misma.

—Hace casi un mes —noto el extraño tono de voz que ha usado, sin embargo no puedo descifrarlo.

— ¿Por qué preguntas eso? —Ondina pregunta curiosa.

Trago en seco, queriendo borrar lo que de pronto reconozco.

—Hace un mes, fui reclamada dos días antes de luna llena —Ondina muestra su cara de confusión, pero Erick no. Él ya lo ha entendido segundos antes, cuando le pregunté a Elliot. —Dentro de tres noches habrá luna llena, y por ende, más problemas.

Las miradas expectantes en Ondina y Erick me sugieren que continúe con más detalles, pero termino bostezando. Mi cuerpo humano ha sido menos resistente y he pasado tres noches sin dormir, de hecho, cuatro con la noche en vela que he estado metida dentro del portal.

—Necesito dormir, necesitamos dormir —puntualizo y mis amigos aceptan.

—Claro, les indicaré a ellos dónde dormirán.

Giro mi cabeza hacia Elliot, pero no noto ningún atisbo de alguna posible maldad o ganas de pelear, así que no interrumpo mientras Ondina lo sigue hacia el pasillo.

—Eres una cruzada —Erick reconoce y me quedo expectante.

— ¿Eso te molesta?

—No, en absoluto, sólo me llama la atención. Había oído historias, pero nunca creí que la reina del norte los retuviera contra su voluntad, después de todo, todos los nuevos ciudadanos que son ingresados en las colonias parecen felices con sus vidas.

Muerdo mi lengua y me obligo a callar. Él parece ajeno al proceso en el que nos vemos involucrados, no tiene idea de que nuestras mentes son saqueadas. ¿Cómo podría alguien extrañar lo que aparentemente nunca tuvo? La mayoría debe de haber desistido, dejado de intentar encontrar sentido al vacío en sus pechos, que con el tiempo debió haberse llenado con la vida pacífica y tranquila bajo el mar, o incluso, con la llegada del amor.

— ¿Te incomodé? —me mira preocupado.

—No, no es eso. Es sólo que todo me parece tan complejo ahora. Siento que somos parte de algo más grande, algo más que una simple unión.

SIRÈNEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora