Capítulo 21

464 44 2
                                    


¡¿Nieta?!

No. Definitivamente eso no tiene cabida.

Mi cabeza se mueve de forma involuntaria para darle a entender a él que está cometiendo un error.  De alguna forma todo ha terminado en un mal entendido.

Retrocedo un paso.

—Eso no es cierto. Me temo que hay un grave error, su alteza. Mi madre trabaja para la reina como su súbdita. Le aseguro que no hay nada real en mí más allá de todo lo que llevo puesto, que dicho sea de paso es prestado.

Él da un paso hacia mí sin quitar su mirada. Me mira como si estuviera loca. Y eso no me gusta.

Levanto mi mentón y lo observo fijamente.

Su frente deja de lado aquella arruga de confusión y en su lugar surge una mirada decidida.

—No mientas —advierte dejando a un lado la formalidad. Y aunque agrega una leve sonrisa, sé que lo ha dicho en serio.

— ¡No miento! —estallo — ¿Por qué eres tan terco? —me quejo.

Las manos de Erick suben hacia su cabeza y se mueven sobre su cabello lentamente. Aunque sus ojos están cerrados, puedo ver que lucha por mantenerse sereno.

—  Sirène. Este tipo de juego no es para nada cortés. Así que te pido, por favor, que pares —esta vez su voz ha sonado más calmada, pero su mirada sugiere que es una orden desesperada.

No sé qué más puedo decir. Él parece creer que tiene en su poder una verdad irrefutable.

Respiro profundo intentando formular algo en mente.

—Si tienes miedo, puedo hacer que funcione.

Lo miro confundida. ¿Que funcione? ¿Solo así? ¿Para ellos todo se resume a un "que funcione"?

¡Ni siquiera me conoce! 

Le brindo una sonrisa sarcástica.

— Si en su mundo las relaciones se resumen a acuerdos por intereses...Lo compadezco mucho, su alteza.

Él me mira extrañado, como si estuviera ofendido.

—No sé de qué otra forma quiere que se lo de a entender. Pero no tengo nada que ver con la reina. Y si lo que ella busca es usarme a su favor, entonces dígale que se vaya al abismo, porque no pienso ser parte de esto.

No espero su respuesta y mi cola nada hacia la puerta.

Su mano detiene con brusquedad mi brazo y me jala hacia él. Estoy lista para golpearlo, pero cuando choco con su pecho no encuentro lo que esperaba en su mirada.

—No tengo otra opción. A diferencia de ti, nunca la tuve. Así que por favor, para. Toda mi vida fui educado para este momento. Eres la puerta para la unificación de los reinos, la pieza que faltaba para que nuestra especie vuelva a ser tan grande como una vez lo fue.

Su mirada luce agotada, incluso tal vez perdida.

Puedo comprender que se sienta contrariado. Si lo que dice es cierto, la esperanza que albergaba la especie se ha acabado. Pero eso no es así. Estoy segura que allá abajo está su futura prometida. Solo se ha equivocado de sirena.

—¿Ve este collar? Me sacará de aquí ¿Y sabe por qué? porque no pienso quedarme más tiempo. Nos han ocultado muchas cosas y no sé hasta donde pueda llegar antes de que me toque regresar para ofrecerme en lugar de mi madre.

Él parece querer hablar, pero no quiero oírlo.

—Entiende lo que digo, ¿no? A la reina no le importarán los años de servicio de mi madre cuando se entere que busco una verdad que atenta contra su mandato. Y lo único que me impide irme es usted, alteza. Así que soy la única que le está pidiendo que se detenga. No soy a quién busca.

SIRÈNEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora