Capítulo 1

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CAPÍTULO 1

Los primeros meses fui considerada una loca y no era para menos, un incidente había borrado absolutamente toda mi memoria, era una neófita en todo el sentido de la palabra. Creo que sólo respiraba por la gracia de Poseidón.

Cada vez que intentaba recordar me sentía una completa inútil, a tal grado que la frustración me ocasionaba dolor de cabeza y mal humor. Admito que no fue fácil, tuve que asimilar todo desde el inicio, incluso ahora aún hay ciertas cosas que me sorprenden tanto que debo recurrir a los textos antiguos para comprenderlas.

Han sido tantas malas noches las que he pasado para igualarme, que dado este punto, el año que he pasado aprendiendo se siente como cien años en aislamiento, pero es preferible a vivir en la ignorancia, es lo que siempre me ha repetido mi madre.

Confieso que al inicio tenía hábitos un tanto extraños, y fue gracias a ellos que terminé recibiendo clases de modulación para el temperamento, una forma linda para llamar a lo que en realidad son tres horas diarias de terapia mental. Sí, era una loca para los de mi misma especie.

Fueron dos largas semanas en las que tuve que aprender mediante la observación lo que era coherente y lo que no. Realmente estaba mal, me avergüenzo de ello cada vez que lo pienso, quiero decir ¿A quién se le ocurre respirar por la nariz?

Gracias a mi madre recordé lo esencial; fechas, historia general, datos de mi nacimiento, nuestra posición frente al resto, lo que había ocurrido aquella noche... y lo que había sido de mi padre.

Fue extraño no llorar cuando me enteré de lo último, pero realmente no es ilógico si lo piensas ¿Cómo extrañaría a alguien que no recuerdo en lo absoluto?

Madre mencionó que me encontraron fuera de la zona del arrecife. Siendo honesta, no tengo ni la más remota idea de cómo acabé fuera de la colonia. Ni siquiera tengo a alguien para culpar sobre ello. Sólo pasó. Y fue lo peor para la colonia, me llegaron a llamar Mūrkha durante casi un mes entero antes de comprender que realmente no podía ser culpable sino recordaba nada al respecto. Así que el término para insensata terminó siendo llevado por la corriente y volví a ser invisible.

Me sentí un poco triste cuando dejé de ser la sensación entre los jóvenes, pero al menos aquello me permitió conocer unos cuantos amigos fieles. De hecho, ¡Gracias a Poseidón ellos van en el mismo centro de conocimiento que yo! Lo cual hace todo más llevadero, a excepción de unas cuantas clases en las que nos vemos separados por las diferentes áreas que hemos seleccionado.

Una de las clases en las que nos encontramos todos lleva por nombre Ankhorelethis, básicamente un estudio profundo de la influencia de los astros sobre el mar. Interesante pero algo que me hace sentir incómoda de igual forma y eso debido a que se supone que son tres los viajes que haremos en total hasta la superficie para comprender la influencia del astro menor sobre cuarto menguante, luna llena y luna nueva. Hasta ahora han sido dos,  el primero lo perdí a causa de las clases de modulación para el temperamento, y el segundo fue un caos para mí. Nadie dejaba de observarme durante toda la salida, era como si temiesen que saliera huyendo. 

Si cierro los ojos soy capaz de recordar el viaje de exploración. La sensación en el ambiente por la ausencia del astro era atemorizante, parecida a la inexistencia. Nuestro emisor o maestro, dijo que la falta prolongada de ésta podría causar un desequilibrio en nuestra especie, puesto que nos fortalecemos con cada ciclo lunar, algo así como una recarga diaria en base al estado de la luna. Y le creí. Esa noche el mundo se sentía vacío pese a la presencia de los terrestres en la zona costera.

A esos intrusos tampoco he podido olvidarlos, con sus movimientos lentos y poco agraciados en la línea costera, pretendiendo ser los reyes del mundo, cuando en realidad no son más que ignorantes y subdesarrollados. Los detesto, sobre todo por formar parte de mis pesadillas en donde siento que soy como ellos; débiles e inútiles, un remanente de mi fracaso.

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