Capítulo 37

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— ¿Entonces tú y Ondina van a cambiar lugares?

Asiento. Él suspira, claramente no le gusta demasiado la idea.

— ¿Estás segura de que va a funcionar?

— ¿Por qué me preguntan eso? ¿Acaso no confían?

—Es que suena demasiado simple teniendo en cuenta todo lo que ha pasado.

Miro a la ventana. Puede que no suene tan creíble, pero es lo único que tengo a mi alcance. Ondina ha accedido y debo aferrarme a la idea de que lo hace bajo su propia voluntad, solo así siento que tengo una oportunidad, que ambas tenemos una oportunidad de realmente hacer lo que esperamos.

—No te enojes conmigo, por favor —me pide— Es sólo que tengo miedo de que esto salga mal. Mañana es luna llena, ¿Qué pasa si a pesar de todo igual eres tú a quien se llevan? Esto no es un juego para nosotros, Liz. Es duro sentir impotencia.

—Eso no va a pasar, Elliot. Sé que esta vez a quién llevarán será Ondina, el lunar solo se da aparentemente en la familia. Si el collar lo hizo posible, entonces debe ser factible. Ya luego el príncipe podrá inventar algo que haga ver todo esto como un escape romántico producto de la edad. Sus padres no me conocen físicamente y podrán crear la historia. Todo va a salir bien —miro los ojos que tanto me fascinan— Vamos a estar bien. La reina no podrá refutar nada, su ego no lo permitirá.

—Quiero creer que sí —susurra y me atrae a su pecho para abrazarme—No me perdonaría dejarte ir de nuevo, y menos sin luchar. Es frustrante ser observador. 

— ¿Podrías dejar de pensar en eso? Somos un equipo ahora. 

Él sonríe en mi cuello. Es obvio que le cuesta.

—Bueno, señorita tranquilidad, entonces ¿De qué hablamos ahora? —regresa a mí con una sonrisa. Decido aceptar aquello como su apoyo.

Suspiro lentamente y regreso a tomar asiento en la punta de mi cama. Volteo a verlo, su mirada está clavada en mí, luce atento y entregado. Creo que al fin llegó el momento adecuado. Me siento lo suficientemente capaz de aceptar lo que viene.

—Me gustaría ver tu alma, ya sabes...por lo que dijiste antes.

Él también toma asiento a mi lado.

—Será un placer.

Nuestras manos se entrelazan junto con el collar en ellas. Elliot me mira satisfecho, como si lo hubiese estado esperando por mucho tiempo.

La temperatura de mi cuerpo sube imperceptiblemente al comienzo, pero pronto mi respiración me indica que mi corazón ha empezado a bombear más rápido. 

Sus ojos se tornan de un color sangre intenso y su boca se abre en sinónimo de resistencia, esto le debe de costar más de lo que imaginé.

—No me gusta decir que te entrego mi corazón, porque es solo un órgano.  Así que te doy la bienvenida a mi alma.

Sus parpados se cierran con fuerza y su pecho se tensa. Alrededor de sus brazos comienzan a formarse hilos de rayos estáticos rojos, incluso su aura con el color azul que he visto antes en la cueva se hace presente.

Mis manos comienzan a sudar y los latidos de mi corazón retumban dentro de mi cabeza. Comienza como un ligero temblor en mis extremidades, pero pronto comienzo a sentirme mareada, intento concentrarme en las facciones Elliot, pero siento que cada vez me cuesta más estar en el presente. 

De mí emerge un color un color azul que se extiende por toda la habitación, solo nuestros cuerpos en medio de la oscuridad. Algo dentro de mi pecho comienza a doler y cierro mis ojos con fuerza, quiero gritar, pero mi cuerpo ya no responde, estoy atrapada en el dolor. Luego comienzan los pinchazos alrededor de mi piel, ligeros piquetes que cada vez se vuelven más rápidos y en poco tiempo soy consciente de mi propia forma dentro de mi mente, pero no estoy sola, puedo sentirlo a él.

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