Capítulo 2

2.1K 141 12
                                        

Mi respiración es lo primero que noto cuando recobro la conciencia, se siente extraña. 

Un escalofrío recorre mi cuerpo cuando la presión en mi cabeza aumenta de golpe, mi cola choca con el suelo rocoso y entonces abro mis ojos. 

Está tenue y frío. Enfoco mi mirada hacia el único sitio que parece tener algo de luz, hay alguien más aquí; una sirena mayor que está de espaldas a mí.

Los recuerdos retornan de golpe y sé que no estoy segura. Debo salir de aquí, el ambiente es pesado, como si mi energía fuese robada con cada segundo. 

Entonces la silueta de ella se mueve hacia un lado y lo que veo me distrae por un segundo. Un pequeño objeto alargado con una luz en su punta. ¿Es una vela? El mero hecho me hace estremecer nuevamente. 

El fuego bajo el mar es impos...

—Imposible. Lo sé —dice leyendo mis pensamientos. Su silueta ha avanzado hacia mí.

Mi corazón se acelera un poco y mi cuerpo me pide huir. Esto está mal, no es normal. 

—No tengas miedo, te estaba esperando. —sonríe y noto en su mirada una advertencia no dicha. No tengo permitido irme. 

Observo su rostro desgastado y cabello blanco. No luce como una sirena, incluso el color de sus ojos...Parece un humano. 

Aquello me aterra aún más. ¿Qué clase de atrocidad es esta? ¡Ella no es una sirena!

La anciana acerca su rostro al mío. Su presencia es abrumadora; mi respiración es irregular y mi cuerpo tiembla, me siento cada vez más débil.

—Necesito que confíes —me susurra ella como si fuese un secreto entre ambas. Su mirada avellana es penetrante, llena de resolución.

Su cuerpo se inclina y su mano se acerca a mí e intento escapar, pero no es una opción, nuevamente experimento inmovilidad en mi cuerpo, lo que hace inevitable su toque sobre mi pecho.

El corazón se desboca tras su toque, como si quisiese irse con ella. Mi cabeza vuelve a palpitar y temo volverme loca entre el dolor y el miedo.

—Confía —vuelve susurrar.

Cierro mis ojos intentando escapar de la realidad. No deseo morir.

Un último latido resuena con potencia y abro mis ojos aterrada, pero cuando lo hago no soy capaz de entender que es todo lo que veo. Un conjunto de imágenes pasa a toda velocidad, sin algún orden coherente a través de mi visión, pero mientras aquella locura ocurre mis latidos se ralentizan y las punzadas en la cabeza desaparecen.

Para cuando todo acaba solo soy capaz de observar la mirada de ella sobre mí. Mi cuerpo se queda estático y aunque suene mal, no siento miedo. Miro su rostro todo el tiempo, pero me es imposible reconocerla. Sigo sin entender qué está sucediendo, pero ya no le temo.

Su mano se aleja de mi pecho y mi cuerpo se levanta hasta quedar en posición vertical frente a ella. Soy consciente de estar entre la pared y ella al igual que de la forma peculiar que tiene para mirarme, como si supiese cosas que yo no.

Ella sonríe con su mirada. Extiende su mano hacia mí nuevamente y noto un colgante. Se acerca nuevamente.

—Aléjate —suplico débilmente. Su presencia me roba la vida, sé que es ella, debe de ser ella.

Sigue acercándose, pero se detiene tras mi súplica. Su mirada ahora parece estar diciendo algo diferente, como si aquello le hubiese dolido a ella. Tiemblo involuntariamente, no me siento capaz de estar más tiempo levantada.

SIRÈNEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora