Capítulo 9

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—Tendré más cuidado la próxima vez—me sonríe delicadamente cuando nota que el profesor se acerca. 

Yo lo miro sin saber cómo reaccionar mientras sus manos hábiles terminan lo poco que resta del trabajo y demuestra la reacción final ante la atenta mirada del viejo Johnson.

—Bien hecho. ¡Hacen una excelente pareja! —nos felicita el maestro.

Murmuro una excusa pobre sobre dolores menstruales y el profesor me deja ir un poco extrañado, después de todo, jamás he pedido algo como esto antes.

Los pasillos lucen vacíos cuando salgo a pesar de los pocos alumnos que hay en ellos . Existe un ambiente tétrico durante todo el camino de salida hacia la avenida principal, escucho el movimiento de los otras personas a mi alrededor, pero mi mente no deja de repasar las palabras amenazadoras de ese chico.

Pido un taxi apenas tengo la oportunidad y cuando llego a casa papá me espera con una sonrisa. Se sorprende un poco de que haya llegado más temprano, pero lo deja pasar tras una breve excusa.

La noche llega pronto y hago todas las tareas habidas y por haber para alejar mis pensamientos. Papá me invita a ver una película y asiento entusiasmada, tratando de actuar como normalmente soy. Cuando todo acaba subo hasta mi habitación y cierro la puerta con seguro para luego dirigirme hasta mi ventana y cerrarla también, no me place la idea de sentirme desprotegida nuevamente.

Logro dormir debido a todos los deberes que me lancé encima, así que cuando llego temprano a clases, ninguno se sorprende, y en su lugar el maestro Perkins, de psicología, me recibe con su sonrisa habitual.

La campana anuncia la quinta hora y salgo corriendo a todo pulmón de la clase de física. Realmente no me gusta mucho. Tomo una desviación entre los pasillos y llego primera a la clase de la maestra Gardner, pero pronto me arrepiento. La clase de historia de verdad aburre. Ella no tiene la culpa de que le toquen temas tan aburridos. Pero...¿Por qué la gente simplemente no pudo tener nombres sencillos?, así de seguro, al menos alguien los recordaría y más a la hora de este examen.

Abro mis ojos sorprendida cuando leo el titulo de la hoja sobre mi pupitre. ¿En qué momento me perdí tanto?

—Pero yo...—intento protestar, pero la maestra me lanza una mirada de pocos amigos.

Resoplo de fastidio y leo la primera pregunta. 

¿Cuándo nos dieron esto? 

Despejo mis pensamientos alarmados y me disculpo con mi yo del futuro, puede que luego me arrepienta de esto, pero no pienso alargar la matanza. Le quito importancia luego de unos segundos y encierro las opciones casi que al azar para luego entregarlo en el pupitre de la maestra. Ella me mira orgullosa cuando nota que no he demorado mucho y le sonrió con cinismo haciendo que ella se confunda. De seguro cree que he estudiado. De todas formas tan bajo no me irá, todos saben que más pasas de año por presentar deberes que por las evaluaciones.

Los pasillos están vacíos cuando salgo del salón, todos los demás están en clases. Tal vez fue mala idea salir rápido, pero debo verle el lado positivo: tendré tiempo de sobra para ver cómo le hago con Elliot. Él no es tonto, sé que actuará pronto y debo hacer lo mismo. Ahora los dos sabemos que no somos simples mortales o lo que sea que seamos y necesito tiempo para un plan.

Hago una mueca al recodar sus ojos llenos de odio. ¿Qué hice cómo para que me mire así? Una  idea surge y me da algo de escalofrió. Tal vez... ¿se enteró que estuve manipulando su mente? Si es eso, no tendré de otra que volver a hacerlo, porque seamos sinceros, yo apenas y puedo mantenerme viva.

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