Capítulo 5

1.4K 117 9
                                    

Giro lentamente buscando la manera de encontrar tiempo para que mi cerebro piense en algo, pero no lo hace. Estoy bloqueada. Es un lugar público, cualquier cosa podría salir mal.

Sus ojos azules se chocan con mi mirada. El recuerda quién soy, claro que lo recuerda, pero lo que me pregunto ahora es por qué no muestra sorpresa u odio como antes. 

—A ti que te importa —respondo a la defensiva.

Escondo mi rostro de su perímetro nuevamente. La incertidumbre me está haciendo sentir insegura. 

Al menos no hay más gotas en el aire.

—¿Quién eres? —todo su lenguaje corporal es tenso.

Él no parece tener intenciones de marcharse. Suavizo mi expresión facial y volteo fingiendo seguridad, aunque en realidad aún no tengo ninguna solución en mente.

Es entonces cuando me doy cuenta que he cometido un grave error, me he dejado expuesta.

Hace unos días descubrí un talento nuevo. Aunque mi naturaleza atraía a los corazones débiles, también podía generar un aura menos invasora. Soy capaz de generar engaños a mi alrededor, solo basta con imaginarlo en mi cabeza. 

Es de esta forma que había pasado inadvertida durante los últimos días. Fingiendo ser alguien que no soy, una estudiante de primer año. Pero la inseguridad me ha consumido hoy y he dejado a flote mi verdadero ser, ocasionando esa expresión que tanto detesto en ellos: sumisión.

Respiro profundamente, primero pensando en la imagen distinta que me gustaría proyectar con los demás. Pienso en una pequeña de primer año, con el cabello hecho un relajo, perdida entre muchos libros. Eso parece distraer al público no deseado, pero no con el chico frente a mí, él continúa con su escrutinio.

¿Ya no funciona porque me vio como sirena?

La idea me revuelve el estómago. No puede ser cierto. Me concentro en la mirada azul del humano, negándome a aquel último pensamiento, y tomo su mano cuando veo una ligera confusión en su mirada. 

Él la retira de golpe, temeroso, como si mi toque fuera veneno para él. Eso es lo último que necesito para terminar de confirmar mi teoría. Él podría ser inmune.

Escucho risas en el fondo, probablemente porque la escena de una novata sobre alguien de último año se vería raro. Pero mis pensamientos están lejos de la diversión, mi estómago se ha revuelto de nuevo y me siento enferma ante la idea de ser descubierta frente a todos.

De pronto encuentro aquel silencio extraño y vuelvo observar alrededor de nosotros. Algunos han vuelto a ese extraño trance que produce mi ser. Estoy temblando, temerosa de no poder controlar la situación.

El chico de ojos azules parece entender de lo que soy capaz y da un paso hacia atrás.

Mi estómago parece querer devolver lo poco que he comido, me siento débil.

—El periodo de descanso culminará en...

El altavoz de la escuela suena e internamente agradezco por la matriarca de la institución, sin su autoridad habría sido imposible generar una falla.

Reasumo mi fachada frente al resto y sin vacilar me abalanzo hacia el humano, envolviendo mis brazos en su cuello y obligandolo a mirarme a los ojos. Las fallas nunca se dan dos veces en la vida.

No pasa mucho tiempo antes de que sus manos comiencen a intentar empujarme lejos y me aferro a él con fuerza, mi vida depende ello. 

Puedo sentir las palmas de sus manos empujando lejos mi cintura, sus ojos desorbitados luchando entre el repudio y odio que siente por mí y la extraña sensación de alegría y atracción repentina que produce mi maldición.

SIRÈNEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora