Capítulo Once

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No estoy segura de si el hecho de que hubiese tanto tráfico hoy me esté beneficiando o no. Al menos los latidos de mi corazón están mucho más calmados ahora. La música en la radio me tranquilizaba un poco hasta que vi el edificio de mis padres frente a mi y la cafetería al otro lado de la calle. Llegó la hora.

Estacioné el auto frente al lugar de una manera veloz. Bajé y tomé asiento en una de las mesas de afuera, no necesito un espacio cerrado en este momento, y mucho menos con Josh cerca.

Una de las meseras se me acercó en el momento en que tomé mi teléfono entre mis manos.

—Hola, ¿en que puedo servirte? —preguntó amablemente la chica.

—Hola, me podrías traer una limonada, ¿por favor? —ella escribió mi orden en su pequeña libreta y sonrío de nuevo.

—En unos minutos se la traigo.

—Gracias —dije, volviendo mi mirada a la pantalla de mi teléfono. Pero la voz que mis oídos escucharon segundos después me congeló por completo.

— ¿Está ocupado? —preguntó, con una sonrisa en sus labios. Yo le sonreí y él tomó asiento frente a mi, dejando una carpeta sobre la mesa — ¿Cómo estás? —preguntó mirándome fijamente a los ojos haciéndome sentir cual gelatina.

—Bien, ¿tú cómo estás? —pregunté intentando aclarar mi voz. Él sonrió e hizo que me sintiera como una adolescente otra vez.

—Para ser honesto estoy bastante preocupado —soltó con una sonrisa ladeada —. Tengo bastante trabajo pendiente y no he estado en la oficina por más de una semana. Supongo que mañana todo será un caos.

—Así que ahora vives en Los Ángeles —dije, más para mi misma que otra cosa.

—Es mi ciudad, sabía que volvería en algún momento. Tengo una buena vida ahí.

No estaba segura si intentaba decirlo como un hecho real o solo como un recordatorio para mi persona.

—Te queda bien la barba —lo alagué, sin evitar poder mirarlo ahora. Su cabello es más corto, tiene una barba corta que lo hace ver mucho más atractivo. Ya no es el niño del que me enamoré, ahora es un hombre con un futuro prometedor, y una vida hecha.

— ¿Lo crees? —dice sonriendo y tocándola con su mano —Lara dice que pica mucho... —comenta, pero se corta en media frase de golpe, mirándome con sumo cuidado.

Intento mantenerme bien, incluso feliz por él, pero algo me lo impide. No puedo fingir que estoy feliz porque no lo estoy, aunque intento estarlo, y es una maldita tortura.

— ¿Cómo la conociste? —pregunto insertando un poco más la daga en mi misma.

—Cuando comencé a trabajar en la firma, ella llegó como pasante. Solíamos almorzar juntos —expuso, mirando la mesa con una risa diminuta segundos después —. De eso hace ya unos cuatro años.

—Parece una buena chica.

—Lo es —ni siquiera se porque estamos hablado de esto... el que yo sea una masoquista no requiere la conversación que sé, es incómoda para él también — ¿Tú... aún sigues con Blake?

—No.

La mirada de Josh es una combinación de emociones. Sorpresa, preocupación, melancolía y exaltación, lo cual no comprendo del todo.

— ¿No? ¿Desde cuándo? Me pareció escuchar a Theo decir cuán irónico era el hecho de invitarlo a su boda. Aunque me pareció extraño no verlo.

—Es un hecho bastante reciente —tanto que aún ni siquiera sucede.

—Bueno, lamento escucharlo. ¿Estás bien? ¿Te hizo algo? —quiso saber con una expresión bastante preocupada.

Phoebe, Schlesinger IIIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora