Phoebe, Schlesinger III

Capítulo Cuarenta y Tres

Las personas se mueven de un lugar a otro, las cámaras y los reporteros esperan ansiosos a que la ceremonia de inauguración de inicio.

El hospital ha hecho de esto toda una celebración, incluso invitaron a los pacientes de la sección renovada con sus familias.

Todo es alegría, nos felicitan por el trabajo realizado, es un festejo al que intento formar parte, pero parece que papá tiene todo absolutamente controlado.

—Iré a calmar un poco a la prensa, tu podrías ir a saludar a los invitados. ¿Por qué no vas con las familias de los pacientes? —sugiere mi padre con una sonrisa en su rostro.

Camino hacia el grupo de personas y los saludo amablemente. Escucho sus agradecimientos y paso así con todos, excepto con una sola persona que me parece demasiado familiar.

—Hola, Phoebe —dice en cuanto me tiene frente a ella.

Respiro a como puedo, jamás pensé encontrarla aquí. Estoy bastante impresionada y algo estupefacta al verla.

Observo al chico que está junto a ella en una silla de ruedas y automáticamente recuerdo, como si un rayo me diese directo a la cabeza, que su hermano padece de leucemia y es paciente del Hospital de Niños de Washington desde hace un tiempo.

—Lara... hola.

—Cuando escuchamos la noticia nos alegró mucho, ¿cierto? —el chico a su lado nos sonríe y cuando me observa me guiñe un ojo —Él es mi hermano, Sam.

—Hola, es un placer conocerte —le digo extendiéndole mi mano, él la toma y besa la parte superior como todo un caballero, sorprendiéndome aún mucho más.

—El placer es todo mío, mi lady.

Sonrío realmente halagada y le devuelvo el comentario haciendo que Lara lo mire orgullosa.

—Realmente me gustaría hablar contigo, Lara. ¿Crees que podamos vernos después de todo esto? —ella asiente y toma asiento junto a su hermano con quien entrelaza su mano.

La ceremonia es adorable, todos están entusiasmados y las familias de los pacientes aplauden y algunos incluso lloran al ver las mejoras que se han hecho.

Todo es bueno.

— ¿Vamos? —me dice papá en el momento en que todo ha terminado. Tom nos esperaba en la entrada despidiéndose de algunas personas.

—Iré a tomar algo con... una amiga —señalo el grupo de los familiares de los pacientes y él me mira asintiendo. Besa mi frente y me dice que tenga cuidado cuando vuelva al hotel, me deja uno de los autos en los que hemos llegado y se va junto a Tom en otro.

En el momento en que todos se han ido, Lara toma sus cosas y empuja la silla de ruedas de Sam hasta donde nos encontrábamos.

— ¿En qué hotel se están quedando? —pregunto, intentando no sonar muy apresurada.

Ella me pasa la dirección y cuando estamos en la salida, observo a Sam levantarse de su silla como si nada le preocupara.

Lara pareció entender mi sorpresa, pero él es el que se encarga de sacarme mis dudas.

—No pongas esa cara, linda. Estas piernas aún funcionan a la perfección, y también algo más arriba, si sabes a lo que me refiero —me guiñe un ojo y cierra la silla con cuidado.

Yo solo me quedo con la boca abierta y realmente impresionada por su galantería. Podrá tener solo dieciséis, pero sabe como jugar.

—Discúlpalo. Es bastante...