Capítulo Veinte

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— ¿Embarazada?

No tengo idea de la cantidad de veces que Theo ha repetido la misma pregunta. Anne se ha reído, ha llorado, y hasta lo ha zarandeado un poco para que salga del pequeño shock en el que se encuentra, y aún así, mi hermano sigue estupefacto.

—Si vuelves a decir eso, te patearé en tus partes nobles, y hablo en serio Theodore —suelto, tomando una botella de agua fría del pequeño refrigerador de la zona de barbacoas en donde estamos en su jardín trasero.

—No puedo creerlo, esto es lo mejor que me has dicho después de aceptar ser mi esposa. Y muchas otras cosas, pero esto definitivamente encabezará la lista de ahora en adelante.

Theo está algo nervioso, puedo notarlo en su mirada y los gestos que hace, pero al mismo tiempo abraza a Anne y la besa con una felicidad inmensa.

— ¡Seremos padres! —le dice a Anne con una sonrisa gigante en su rostro. Ella asiente dándole pequeños besos en su mejilla y él limpia las lágrimas que se le escapan por las mejillas a su esposa.

Y yo simplemente observo la adorable escena mientras bebo de mi botella de agua. Lindo.

— ¡Serás tía, Phoe! —no para de reír de alegría mi hermano comenzando a marearme un poco.

—Lo sé, será un niño o niña adorable. Muchas felicidades a ambos —les digo desde lo más profundo de mi corazón con la esperanza de que cambien de tema, pero no lo consigo.

Después de un par de horas en donde comenzamos a debatir entre si será niño o niña, los posibles colores favoritos y que clase de cunas deberían comprar, pasamos a una cláusula algo mas entretenida. Como decirles a nuestros padres y a los de Anne.

— ¿Deberíamos hacer una cena aquí con todos? —propone Anne mirando a Theo pensativa. — O tal vez podríamos ir individualmente, ¿que piensas?

—Me gusta la idea de la cena, es más práctica.

—Apoyo eso —digo interfiriendo con una linda sonrisa agotada. Los amo, pero quiero que dejen el tema por hoy, al menos hasta que yo me vaya a la cama.

Sobreviví hasta tarde con el par de padres primerizos entusiasmados con la noticia de la llegada de su primogénito, y logre conciliar el sueño rápidamente, hasta que por ahí de las dos de la mañana mi teléfono interrumpió mis horas de descanso.

Probablemente lo hubiese dejado sonar, hasta que, a como pude y con un ojo cerrado, vi de quien se trataba, despertándome de inmediato.

— ¿Hola? —digo algo agitada por despertar tan deprisa.

—Hola... lamento la hora, pero...

— ¿Estás bien? ¿Ha ocurrido algo? —pregunto algo histérica.

—Está todo bien, más o menos —él se mantiene en silencio unos segundos antes de continuar —Te extraño Phoebe...

Parece algo triste, pero la manera en la que desliza las palabras me hace entrar en razón.

— ¿Estás ebrio? ¿Dónde estás?

— ¿Acaso eso importa? Phoebe, te extraño y no me gusta que estés tan lejos —las últimas dos palabras las dice separadas y pausadas.

—Blake, ¿dónde estás?

—En casa, solo... sin ti.

—Por favor ve a la cama y trata de dormir un poco —comienzo a preocuparme de que pueda hacer alguna estupidez en ese estado. Blake no suele beber más de lo estrictamente sensato... ¿que le ocurre?

Phoebe, Schlesinger IIIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora