Capítulo Treinta y Dos

2K 254 39
                                    

El olor a azufre comienza a sofocarme. La manera en la que siento mi piel arder es completamente insoportable. Quiero gritar, pero mi garganta está cerrada, quiero llorar, pero no puedo... no siento nada dentro de mi, solo este insoportable calor.

—Esto fue tu culpa —dice Blake frente a mi.

Estamos en una cabaña, la cual se está incendiando. Yo me encuentro atada de pies y manos a un poste que no tengo idea alguna de como llegó hasta aquí, pero ahí está y las llamas están bajo mis pies, quemando cada parte de piel que tocan.

Quiero abrir mi boca, pero es inútil, no puedo moverme en lo absoluto.

Blake se acerca hasta mi con una sonrisa maniática en su rostro, puedo ver la locura en sus ojos, la falta de conciencia y la sed de venganza. Incluso noto su camiseta manchada de sangre y el agujero en su cabeza. Se acerca tanto que nuestros rostros se rozan, pero parece que las llamas no lo afectan a él, solo a mi.

—Si yo no puedo tenerte, nadie más lo hará —dice tomando mi cuello entre sus manos, y comienza a apretar tanto que empiezo a dejar de respirar. Y lo hago.... hasta que logro despertar.

—Oye, tranquila... tranquila...

Observo hacia todos lados y me cercioro de que mis manos y piernas estén desatadas. Incluso verifico mi cuello en busca de unas manos que no están.

—Blake... el fuego... yo... no respiraba...

—Tranquila, mírame —Bart me agita un poco desde mis hombros haciendo que me enfoque en él —Estás bien, ¿de acuerdo? tú estás bien. Nadie te hará daño.

— ¿Qué pasó con Blake?

—Está en el hospital, muy grave, pero dicen los médicos que ha sido una especie de milagro que no esté muerto.

— ¿Cuanto tiempo... llevo...? —no quiero terminar la oración, principalmente porque estoy demasiado agotada incluso para hablar.

—Unas horas, tu hermano está en el hospital viendo que ocurre, Anne está abajo.

Es entonces cuando noto que me encuentro sobre mi cama en mi habitación.

—Tuve un sueño horrible...

—Entonces no ha sido un sueño —dice, intentando sacarme una sonrisa. Pero no lo logra — ¿Quieres contármelo?

—Yo... me estaba quemando viva —el decirlo en voz alta lo hace más verídico. La piel se me eriza al recordar la imagen, incluso el aroma a azufre comienza a darme vueltas en la cabeza —Y luego... Blake me asfixiaba... con sus manos... —las lágrimas salen y mi respiración se corta por completo.

Lloro de nuevo, y es que me siento completamente destruida, estoy rota en todos los sentidos de la palabra y lo único en lo que puedo pensar es en la imagen de Blake apuntándose con un arma en la cabeza, el sonido del gatillo, su cuerpo inerte frente a mi....

Bart me toma entre sus brazos y yo me quedo ahí no tengo idea de cuanto tiempo exactamente... solo sé que, por un momento, quiero pedir a gritos un poco de paz en mi vida.

Aunque sean solo diez segundos.

—Nadie te hará daño nunca más, Phoebe. Eso es una promesa —susurra en mi oído.

Yo solo coloco mi cabeza en su hombro y dejo que las lágrimas tomen el control de mi, me desahogo, y sin darme cuenta, el cansancio que siento es tal, que me quedo dormida entre sus brazos.

Y luego grito.

— ¡Phoebe, despierta! —escucho la voz de Bart haciendo que reaccione de inmediato. Lo miro con mis ojos bien abiertos. Él me observa asustado, preocupado —Estabas teniendo otra pesadilla... —dice esta vez mucho más bajo.

Phoebe, Schlesinger IIIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora