Capítulo Treinta y Cinco

2K 247 25
                                    

El tiempo se hace cargo de todo. El juicio de Blake se da, y aunque es culpable por prosecución maliciosa en mi contra, los jueces nos han dado varias opciones.

Blake podría pasar treinta años en la cárcel o el resto de su vida en un hospital psiquiátrico. Todo estaban en mis manos, por así decirlo. Me dieron la opción de elegir su futuro, y yo simplemente no tengo idea de que hacer.

Han pasado seis meses desde mi juicio, he intentado mantenerme alejada de casi todo lo que puede hacerme daño, básicamente. Incluso me fui de Boston, y es probablemente la decisión más dolorosa que he tomado en mucho tiempo.

Chicago es diferente. Le dije a papá que manejaría todo desde aquí, y solo de ser complemente necesario iría a Nueva York, pero justo ahora, necesito otra vista, otro panorama.

Hablo con mi hermano dos veces a la semana, me tiene al tanto de todo lo que sucede con Anne y los bebés, que están cada ves más prontos a su llegada.

No tengo idea alguna de lo que ha ocurrido con Josh, y para ser honesta, creo que es lo mejor. Y lo mismo ha sucedido con Bart, se que está ocupado con su trabajo y no quiero ser una molestia para él, pero también se que eso no es más que una excusa... hui de él por miedo... miedo a lo que podría o no ser... miedo a mis sentimientos.

Él no estaba de acuerdo con mi mudanza a Chicago, aunque nunca lo dijo en voz alta, pude verlo en sus ojos cuando terminé de hacer mis maletas. Sé que dejarlo así tuvo que dolerle... tal vez más que a mi, pero necesitaba irme cuanto antes.

Ahora estoy aquí, sentada en una sala de estar sola a la mitad de la noche mirando como la ciudad del viento se presenta frente a mi en un espectáculo de luces.

Sola.

Sobre la mesa están todos los documentos sobre el juicio de Blake, debo dar mi respuesta en las próximas cuarenta y ocho horas o lo enviarán a prisión sin importar su estado físico y mental.

He leído los enunciados unas cinco veces desde que llegaron esta tarde. En la cárcel se que podría morir, su condición apenas le permite moverse. La bala no salió del cerebro, y aunque no murió, parte de su cerebro lo hizo. Según me han dicho, suele tener lagunas y se olvida de cosas casi al instante, pero también es muy crítico, y todo lo evalúa más veces de lo normal. Físicamente le cuesta movilizarse sin un bastón, una de las partes dañadas al parecer tocó un nervio importante y hace que sus piernas no se puedan mover con la misma fluidez de antes. Debe estar acompañado todo el tiempo por su intento de suicidio. Está con tratamientos antidepresivos y de algo que me duele es que, después de diez años de estar con él, hasta ahora me enteré de que no solo sufría de esquizofrenia, sino de más condiciones mentales que me ocultó.

¿Cómo nunca lo vi? Todas las veces en las que se desesperaba por algo, las veces en las que pensé que estaba teniendo algún tipo de ataque de celos por Josh, en realidad era porque realmente él pensaba que las cosas que se proyectaban en su cabeza estaban sucediendo. Y es entonces cuando pienso en todo lo que hacía cuando estaba estudiando.

Jamás creí posible que alguien con un caso de esquizofrenia diagnosticado desde los catorce años, pudiese estudiante medicina y graduarse, y entrar a un programa de especialidad... siempre pensé que esa clase de enfermedades hacían un poco más difícil la concentración. Pero eso también explicaba su falta de sueño, siempre supuse que tal vez eso le ayudaba, pero ahora con todo lo que se de él, también se que estuve junto a un psicópata todo este tiempo sin saberlo.

No quiero pensar en estas cosas ahora, pero tampoco puedo dormir bien.

Mi teléfono comienza a sonar, haciendo que mi mirada se vaya directo a la mesa en donde este se encuentra. Son cerca de las dos de la mañana y al ver el nombre de mi hermano en la pantalla, comienzo a preocuparme.

Phoebe, Schlesinger IIIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora