El tiempo al lado de Bart siempre me ha parecido lo mejor del día, y es que luego de una conversación bastante amplia y agotadora rumbo a Mónaco, llegamos a la conclusión de que no podemos vivir en dos estados completamente distintos y tan alejados el uno del otro. Por lo que hemos decidido vivir juntos en su apartamento en Boston. Él debe de ir a trabajar a la escuela y yo honestamente puedo trabajar desde donde quiera.
La decisión la hemos tomado bastante rápido, no hay mucho que argumentar, aunque él está bastante reacio a una cosa en particular.
— ¿Estás segura? Mi apartamento es pequeño, lo viste, no es precisamente a lo que estás acostumbrada.
— ¿Podrías por favor dejar de preguntarme eso? Estoy más que segura, Bart. Lo único que quiero es estar contigo no me importa si es en un apartamento, en un palacio o en una caja de zapatos, solo quiero estar a tu lado. Quiero que seas lo ultimo que vea al irme a dormir y lo primero que veo al despertar —él sonríe y acaricia mi mejilla delicadamente.
— ¿Desde cuando tan cursi? —pregunta junto a una risa pequeña antes de tomar mis labios con posesión.
Algo que he notado en Bart es su manera tan apasionada, pero al mismo tiempo tierna de demostrar sus sentimientos. Sus besos son adictivos, hacen que mi cabeza de vueltas por otros mundos, pero al mismo tiempo su gentileza contrasta la fuerza de sus acciones.
—Me vuelves loca —suelto en un susurro contra sus labios haciéndolo sonreír complacido de mis palabras, tal parece que ese era su cometido después de todo.
— ¿Viviremos juntos? —pregunta en un tono de felicidad que puedo entender perfectamente. Asiento a su pregunta colocando mi cabeza entre su cuello acomodándome mejor, él me abraza y me acerca lo más que puede a su cuerpo mientras ambos intentamos descansar un poco antes de aterrizar en Mónaco.
Sin darme cuenta, he dormido un rato antes de escuchar la voz del capitán informando que estamos prontos a llegar a Niza. Una vez ahí, es solo tomar un helicóptero a Monte Carlo y estaremos en la villa junto a toda mi familia.
—Bart —lo muevo un poco para que despierte. No puedo evitar mirarlo más de la cuenta, se ve tan tranquilo durmiendo que más bien odio tener que romper esa paz en su rostro. Él se retuerce abriendo sus ojos despacio. Al verme, sonríe y se endereza en su asiento.
— ¿Ya llegamos? —pregunta con una ronca vez que me fascina escuchar.
—Aún no pero ya estamos cerca. Mira por la ventana —le insto y él sonríe observando la consta de Niza junto a una sonrisa.
—Increíble —comenta mirándome encantado. Parece un niño en su primer viaje a Disney.
Al cabo de unas cuantas horas y un gracioso viaje en helicóptero, hemos llegado a Mónaco.
La manera en la que Bart observa todo con lujo y detalle me hace valorar muchísimo más todo lo que he visto en mi vida. Él ha estudiado todo lo que significan estos edificios, calles, e incluso la manera de ser de las personas, conoce más estos barrios que yo, y esta es su primera vez aquí.
— ¿Tú creciste aquí? —pregunta mientras observa por la ventana del auto que nos lleva hasta la villa.
—Si, bueno, pasaba más tiempo en Nueva York, pero siempre terminábamos aquí en algún momento.
Él no dice nada más, solo sigue mirando con gran encanto todo lo que nos rodea.
En el momento en que el auto se detiene hay al menos unas 5 personas del personal esperando por nosotros en la entrada de la villa. Uno de ellos nos abre la puerta y salimos del auto.
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Phoebe, Schlesinger III
Teen FictionPara Phoebe Schlesinger, han pasado muchos años de silencio, pensamientos devastadores y misteriosos sentimientos. Phoebe ha pasado mucho tiempo preguntándose un simple, ¿por qué? Tras su graduación universitaria, Phoebe se convierte en la nueva d...