Capítulo Treinta y Siete

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Jamás pensé que estaría tan nerviosa. Incluso llegué a pensar que vomitaría, aunque también podría ser por causa de la falta de sueño y el cansancio...

—Este es mi hogar. Pequeño y humilde, pero es todo mío —dice Bart en el momento en que abre la puerta de su apartamento.

Inmediatamente se escucha un ladrido y un Golden Retriever de considerable tamaño aparece a recibirnos.

» Y este revoltoso es Stuart —Bart se agacha y comienza a hablarle y acariciar su pelaje. Stuart le lame la cara en respuesta haciéndolo reír —. Suele recibirme siempre así.

—Es precioso.

— ¿El apartamento o Stuart? —pregunta con cierto humor en su tono de voz.

—Ambos, en realidad me parece un lugar precioso.

Digo la verdad, me parece un lugar maravilloso. Tiene un aire hogareño y moderno al mismo tiempo, para ser honesta, dice Barton Williams en todas partes. Todo tiene su esencia, sin problema alguno podría reconocer que este es su hogar.

Tomo asiento en uno de los sofás y unos minutos después Bart está junto a mi.

— ¿Qué te ocurre?

No quiero comenzar una conversación de la cual se, podré sentirme pésimo más adelante.

—No me ocurre nada —lastimosamente ni siquiera yo me creo eso.

—Sabes que jamás te obligaría a decirme algo que no quieres, pero no quiero verte mal.

—Bart...

—No, Phoe, para ser honesto estoy frustrado. Me está sofocando verte mal, no quiero perderte por algo que se que podemos solucionar —dice mirándome directamente a los ojos.

Puedo ver en su mirada la frustración de la que me habla. No quiero involucrarlo también a él a la gran lista de problemas que están comenzando a consumir mi diario vivir.

— ¿Me dirás lo que te ocurre? —pregunta con una mínima esperanza en su voz.

—Simplemente estoy cayendo al mismo agujero del que parece, nunca podré salir del todo.

— ¿Por eso te fuiste a Chicago?

—Si, necesitaba irme.

Él se levanta del sofá aún más frustrado. Incluso introduce sus manos en su cabello por la desesperación.

— ¡Debes dejar de hacer eso! —dice levantando su voz casi en un grito, sorprendiéndome por completo —Debes detenerte, no puedes seguir huyendo...

Lo he logrado.

He logrado que una de las mejores personas del mundo esté molesta. Nunca lo había visto estallar en cólera. Bart no es una persona que discute, grita o se molesta.

» Lo siento... pero me siento impotente. No puedes seguir huyendo en el momento en que las cosas comienzan a tornarse difíciles, así es la vida, Phoebe. Nunca será color de rosa, siempre habrá varios tonos...

Él tiene razón, no puedo seguir siendo tan cobarde, pero no consigo lograrlo.

Tomo una respiración profunda, ignorando el hecho de que una lágrima traicionera comienza a bajar por mi mejilla izquierda.

—No quiero que vuelvas a pensar que algo de lo que ha pasado es tu culpa. Se que el asunto de Blake ha sido el detonante de este episodio en ti, y justo ahora realmente quiero partirle la cara a ese desgraciado por haberte lastimado tanto, pero Phoe, no puedes seguir torturándote.

Phoebe, Schlesinger IIIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora