Capítulo Catorce

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— ¿Estás demente, cierto?

—No —le respondí a Bella mientras exprimía las naranjas.

—Entonces no contratarás a tu ex para hacer un trabajo que hace tres horas no existía —le lanzo un paño de cocina a Bella que aterriza en la pantalla de su laptop —. Hablo en serio Phoe, dime que es lo que intentas con todo esto, por favor.

Coloqué el jugo en dos vasos y le di uno a Bella mientras tomaba asiento junto a ella en la mesa. Bella se encontraba trabajando en su primer encargo como relacionista pública de Industrias Schlesinger.

—Eso te está quedando muy bien.

—No intentes distraerme, ¡dime ya!

—Estuve hablando con Bart, y tuvo una idea bastante buena —me detuve y respiré un poco antes de seguir —. Él piensa que, si lo contrataba, podría acercarme a él de una manera menos expuesta, ¿me entiendes?

— ¿Quieres volver con Josh? —dijo Bella casi en un grito — ¿Acaso te has vuelto realmente loca?

—Bella...

—No, déjame hablar. Tú estás jugando con fuego Phoebe, y te vas a terminar quemando.

—Bueno, sabes lo que dicen ¿no?

— ¿A que te refieres?

Donde fuego hubo... cenizas quedan.

Bella me observó como si en mi cuello hubiese salido otra cabeza o algo peor. Cerró su computadora y se levanto con su jugo en la mano dejándome sola en la mesa.

Sé que reconquistar a Josh será difícil, sé que estoy jugando con fuego y que cometí errores garrafales en el pasado, pero necesito hacer esto por mi. Necesito hacer esto por ambos, porque estoy segura de que mi vida está destinada a la de Josh.

Y por muy loco que suene, tengo un presentimiento de que él piensa lo mismo.

Viajar a Montana resulta ser refrescante para mi mente. La brisa del lugar es un poco brusca, ver los molinos girar, me hace pensar en las pequeñas paletas giratorias que mamá me daba cuando estaba pequeña.

—Señorita Schlesinger, es bueno tenerla aquí. Soy Douglas Hoffman —Douglas estrechó mi mano en señal de un saludo bastante formal, junto a una sonrisa agradable —. Por favor, vamos a mi oficina.

Douglas era una persona demasiado organizada, y limpia.

—Entonces, mi padre me comunicó que desean firmar un contrato con nosotros.

—Así es, queremos expandirnos, y nos vendría muy bien asociarnos a una de las compañías más renombradas del mundo.

— ¿Podría saber qué ganamos nosotros? —Papá siempre me dijo que, a la hora de negociar, era un tanto dura. Pero con el dinero no se juega y mucho menos con las cosas de la empresa. Depende de mis decisiones el rumbo que tome a partir de ahora el negocio de la familia.

—Bueno, Industrias Schlesinger formaría parte de la junta directiva y nuestra asociación le otorgaría a la suya las acciones respectivas. Lo cual me parece bastante justo.

Douglas me entregó el contrato y comencé a leer ciertos puntos, pero jamás firmaría esto sin antes dárselo a Danira, nuestra abogada en jefe.

—Analizaré esto debidamente y daré mi respuesta en cuarenta y ocho horas. No firmaré nada que no esté meticulosamente revisado por nuestros abogados.

—Me parece bastante prudente —Douglas se mantuvo en silencio unos segundos antes de seguir —. Me parece, señorita Schlesinger, que es usted una persona muy prudente.

Phoebe, Schlesinger IIIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora