Apenas conseguía abrir mis ojos, la sensación de pesadez estaba presente en cada espacio de mi ser y yo de alguna forma quería despertar pero pareciera que mi cuerpo se negaba rotundamente. Llevé una de mis manos a mi cabeza en cuanto sentí una leve puntada y pude abrir totalmente mis perezosos ojos, miré la habitación que no era mía, una cama en la cual yacía dormida hace unos minutos atrás, que obviamente no era la mía y sobre todo por ese peculiar perfume masculino que estaba impregnado en la almohada.
Quité las sábanas blancas de mi cuerpo que aún seguía cubierto por mi camiseta y mis jeans, mis botas estaban a un lado de la cama y sin dudarlo las tomé entre mis manos para calzármelas. Divisé un espejo cerca de la cama y me acerqué para observar mi reflejo, el cual era un completo desastre, ya no estaba el maquillaje en mis ojos, sino que se encontraba en mis ojeras y mejillas. Esto era horrible.
Sin dudarlo entré al baño que se encontraba al lado de la habitación y abrí el grifo para dejar caer el chorro de agua y se llevara todo rastro de maquillaje que estaba impregnado en mi piel. En cuanto me sentí mucho más presentable salí al pasillo, caminé sigilosa pero escuche unos ruidos provenientes de la cocina y eso me indicó que Drew estaba allí, sin dudarlo me encaminé hasta allá pero un pequeño sentimiento de vergüenza atravesó en mi mente al recordar lo sucedido anoche.
Observé su figura delgada que no era lo suficientemente escuálida, por supuesto que no lo era, podía notar todo el ejercicio que hacía. Simplemente una camiseta azul y un par de bóxer cubrían su cuerpo, desvíe la mirada un tanto tímida de verle así. Volví a mirarle para encontrarme con un par de ojos azulados que me veían curiosos.
Le sonreí suave, casi con pereza y cierta timidez-. Hola-alcancé a murmurar.
El moreno se me quedó viendo y luego me dio una cálida sonrisa para volverse a la cocina en donde tenía unas tostadas.
-¿Dormiste bien?
-Si, bien. ¿Tú?
Pregunté insegura, no sabía donde había pasado la noche pero debo suponer que fue en el sofá o eso esperaba, dudo que haya dormido conmigo. No joder, eso me ponía los nervios de punta.
-Bastante bien, ahora sé que mi sofá es lo bastante cómodo.
Dijo en plan bromista mientras soltaba una pequeña risa.
-He preparado el desayuno y... Joder que yo no hago estas cosas sin que salga algo mal, así que si esto logra intoxicarte, en mi defensa he hecho lo que he podido. Normalmente compro las cosas ya hechas.
Explicó haciéndome reír y de cierta forma encontré muy dulce de su parte que se empeñara en preparar el desayuno.
-No te preocupes, no se ve tan mal.
Observé la comida que se encontraba en la mesa y realmente no estaba nada mal, por lo menos no se veía nada quemado.
Me senté frente a Drew y me sentía tan extraña al estar así con él, sin gritos ni esas inútiles discusiones que siempre teníamos.
-Lamento lo de anoche-susurre avergonzada, pensar que había golpeado a uno de sus amigos por mi, me hacía sentir terriblemente culpable.
-No pasa nada, Adam se lo merecía. Siempre es así.
Se encogió de hombros mientras mordía una rebanada de pan.
-Es solo que, siento que anoche todo fue un desastre y lo lamento, si pudiera hacer algo...
Miré la taza humeante que se encontraba frente a mis ojos cansados.
-Si quieres compensarlo... me gustaría que fueras al gimnasio conmigo hoy.
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Hit Me © | Terminada |
Teen FictionBorde, controlador, impulsivo, arrogante y burlesco, aquel era Drew Hopkins, ese tipo de persona de la cual no quisieras enamorarte pero ¿Por qué?, porque es un grandísimo idiota, sin embargo, Halle vio algo mucho más allá de esa personalidad frívol...