Mis ojos dieron con las luces parpadeantes de una tonalidad amarillenta, me senté en la banca al lado de Drew mientras éste terminaba de vendar sus manos. En el camerino solamente quedábamos nosotros, el entrenador de Drew le había prohibido exclusivamente traerme desde la última vez que éste otro salió corriendo detrás mio y dejó una pelea sin terminar, pero ¿Desde cuando Drew seguía las reglas? Él era de esas personas que amaba romperlas.
—¿Estás bien?—sentí su cálida mano posarse en mi muslo que quedaba al desnudo por mi vestido floreado.
—Lo estoy—respondí mirando su mano que me hacia sentir un tanto cohibida—. ¿No estás nervioso?
Conseguí preguntar luego de un rato.
Su sonrisa deslumbrante se vio marcada en sus labios y negó acariciando mi pierna, se volteó a mirarme y toda mi atención recayó en sus ojos azulados que sólo transmitían paz.
—No lo estoy, estoy feliz de que estés acompañándome. Es muy importante para mi que mí chica esté conmigo.
Mi corazón dió un vuelco por sus palabras pronunciadas y una sonrisa tímida se asomó en mi rostro.
—Espero que no tengas problemas por haberme traído—me encogí suavemente de hombros mientras tomaba su otra mano para acariciarla.
—No me importa en los problemas que pueda meterme—sentí sus manos en mi quijada y depositó pequeños besos en mis labios—. Me gusta meterme en problemas y más aún si es por ti.
Su cálido aliento mezclado con menta y tabaco me golpeó el rostro, consiguiendo un estremecimiento de mi parte que le hizo cierta gracia. Le vi acercarse lo suficiente a mis labios y esperé ansiosa a sentir los suyos contra los míos pero eso nunca pasó.
—Lamento interrumpir pero Drew, ya es hora que salgas—escuché la voz agitada de Seth desde la puerta.
Drew gruñó por lo bajo mientras golpeaba con suavidad su frente contra mi pecho y una pequeña carcajada salió de mis labios, volteé mis ojos hasta Seth que seguía mirándonos y le sonreí suavemente.
—Voy en seguida, solo dame cinco segundos—Drew se dirigió a Seth y este sólo asintió para volver a dejarnos solos.
Se volteó a mirarme con cierta chispa de picardía en sus ojos y me tomó de las caderas para dejarme casi a horcajadas en sus piernas, sus dedos presionaron mi espalda baja y sentí la ferocidad que sus labios transmitían en el beso enloquecedor que estaba entregándome, mis manos se deslizaron por encima de la tinta de sus brazos para dejar que terminaran su camino hasta su pecho al descubierto. Sentí como cada músculo de su cuerpo consiguió tensarse y un leve jadeo ahogado murió en su boca.
—Debo irme, pero definitivamente esta ha sido una de las mejores formas de darme suerte, cariño—susurro mirándome y sin previo aviso me elevó entre sus brazos, mis piernas aún se mantenían en su cintura y con delicadeza me dejó en el suelo para inclinarse a depositar un beso en mi frente.
—Quédate cerca de Seth, y por favor no salgas corriendo como una desquiciada—me miró suplicante y no pude ocultar mi sonrisa—. Hablo en serio, nena.
Me dedicó una de sus tantas perfectas sonrisa que podrían dejarme hiperventilada por un buen rato. Le vi tomar sus guantes de boxeo en conjunto con el bucal que utilizaba para proteger sus dientes. Desapareció a través de la puerta vieja de metal sólido, dejándome sola adentro.
Tomé el bolso que estaba en la banca y luego de un rato salí hasta el gran pasillo que me encaminó hasta las grandes puertas que me dejaban oír todo el gentío que se encontraba allí detrás, me abrí paso entre un par de grupo de chicas que se estaban allí paradas mientras cotilleaban entre ellas y soltaban un par de risitas cómplices. Busqué con la mirada a Seth y mi pie dio indicio de bajar por las escaleras, pero una mano tomó mi brazo izquierdo, me giré a mirar que se trataba de Seth y le sonreí.

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Hit Me © | Terminada |
Teen FictionBorde, controlador, impulsivo, arrogante y burlesco, aquel era Drew Hopkins, ese tipo de persona de la cual no quisieras enamorarte pero ¿Por qué?, porque es un grandísimo idiota, sin embargo, Halle vio algo mucho más allá de esa personalidad frívol...