Hit Me © | Terminada |

01

Sus ojos caramelos era en lo único que podía concentrarme, tan dulces que lograba familiarizarme con ellos. Su boca parecía no emitir sonido alguno, sin embargo, sabía que era el efecto de no estar prestándole la suficiente atención y a pesar de que ya le había hecho saber lo que pensaba al respecto de la situación que me proponía, continuaba en su plan insistente. Tan común en él.

- Por favor cariño, de verdad quiero que me acompañes. Me gustaría que fueras conmigo.

Me miraba suplicante, con ese tipo de mirada que yo amaba, deslizó sus fuertes manos hasta las mías para cogerlas entre las suyas, cálidas y grandes.

- No quiero ir, Tom. Lo siento.

Vale, me negaba rotundamente a acompañar a mi novio a ese estúpido lugar. Podía ir con sus amigos si así lo quería pero éste se veía en el empeño de intentar convencerme de cualquier manera.

- Halle, solamente te estoy pidiendo que por favor vayas conmigo. ¿Por qué no quieres ir?

Rodeé los ojos molesta por su insistencia, pensé en un momento pedirle que se vaya pero eso sería muy grosero de mi parte.

- Porque no me interesa ver como un par de tipos se golpean los uno al los otro, es como ver una pelea de perros ¿Con el fin de qué, Tom?

Le escuché suspirar sonoramente y tomó de mis mejillas para retener mi atención en él. Observé como sus castaños rizos caían desordenados por su frente y me veía con esa pizca de dulzura que sólo él conseguía transmitir.

- Te prometo que será divertido, solamente quiero pasar tiempo con mi novia.

Susurró casi rozando nuestros labios pero se mantuvo quieto esperando una respuesta de mi parte. Solté el aire que estaba reteniendo y asentí levemente casi sin ánimos.
Odiaba cuando Tom conseguía todo lo que se proponía, pero simplemente el hecho de que me lo pidiera de esa forma, no cabía duda que no podría negarme. A veces resultaba ser una persona muy fácil de persuadir y era algo que odiaba infinitamente, costaba mucho que de mis labios saliera la palabra "no", pero cada vez que lo decía obtenía una reacción que no esperaba.

Tomé las llaves de mi apartamento antes que me viera obligada a pasar la noche en el pasillo y eso no me resultaba una idea muy tentadora.
Vi su sonrisa en cuanto me acerqué a la puerta para salir de mi cálido hogar y sentí su tibia mano adueñarse de mi estrecha cintura.

Miré casi de reojo la puerta continua a la, sabía que mi vecino era un tipo completamente desconocido puesto que hace dos semanas atrás ví el camión de la mudanza. Lo único que sabía era que vestía ropa negra por las dos ocasiones que puede verle, como si fuera a ir a un funeral. Quizás era un tipo gótico aunque claro eso no era malo, era su problema.

Dejé que Tom condujera su vehículo mientras solamente podía fijar mi vista a través de la ventanilla, no me sentía del todo entusiasmada pero agradecería que Caroline estuviera allí.

- ¿Estas molesta?

Escuché su suave voz, casi como una caricia que llamó por completo mi atención.

- Para nada, solamente sabes que no me entusiasma ir.

- Linda, nunca has ido. No sabes si te gustará, quizás después te vuelvas una adicta.

- Lo dudo mucho, ya dije que no me gusta, es más, cuando papá se ponía en plan de ver todo el día la televisión, sólo estaba el canal de boxeo y créeme que era una tortura.

Crucé mis brazos sobre mi pecho, intentando mantener mi boca cerrada. Tom decidió no seguir hablando, después de todo yo seguiría rechistando sobre cualquier tipo de comentario que él hiciera.