Epílogo

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Muchas cosas habían cambiado y  pensar que un momento nunca pudo pasarse esto por mi cabeza. Quizás en tres años podían pasar muchas cosas y eso es cierto,  no iba negarlo pero no me arrepentía de nada. Jamás lo haría.

Siempre dijo que equivocarse nos hacia más humanos y tuvo la razón todo el tiempo, aunque en un principio asusta y te sientes un completo fracaso, al fin de cuentas siempre terminas viendo las razones que te hacen reflexionar que todo es normal y esta bien.

Cogí entre mis manos el birrete negro con un colgante en color amarillo mostaza para luego ajustarlo a mi cabeza, inhale profundamente mientras subía los cortos peldaños hasta la pequeña tarima. Mi cuerpo solo consistía de un corazón a punto de desbordarse en conjunto con mis piernas temblorosas, pero te gradúas una vez en tu vida de la universidad, y era aquí donde me encontraba, a punto de desmayarme por los nervios que me carcomían.

Ver a mi madre hecha un mar de lágrimas, lágrimas donde solo cabía felicidad, eso me hacía estar orgullosa de mi misma, orgullosa de haber terminado la carrera de periodismo.  Papá y Eddy solo hablaban sonriendo, sin embargo, mi vista inquieta revoloteaba intentando buscarle.

—Felicidades señorita Blackwood—escuché el murmullo del profesor Lewis a mi lado.

Giré a verle desconcertada, con el diploma entre mis manos temblorosas mientras escuchaba a lo lejos los aplausos. Le sonreí solo por cortesía antes de ver que otro chico de cabello rojo subía y entonces bajé con el estómago hecho un nudo.

Me senté al lado de Caroline mirando el cartón que descansaba en mi regazo.

—Eh, que lo hemos logrado—Caroline dijo codeándome y entonces le miré—. ¿Qué te pasa, Halle?

A lejos podían ver mi rostro hecho un desastre, quería llorar y maldecir. Lo había prometido, él lo había prometido.

—Halle—movió mi hombro mascullando.

—¿Le has visto?

—¿A quién tendría que ver?—me vio como si hubiese enloquecido por completo.

—A Drew—dije entre dientes intentando no perder los estribos.

Le vi mirar el salón con detenimiento y entonces me respondió.

—Creí que vendría contigo.

—No, no ha venido.

—Joder, lo lamento Halle. No lo sabía—mordió su labio nerviosa como siempre lo hacia para intentar calmarse.

Me callé esperando que la ceremonia terminara lo antes posible, había prometido estar aquí. Yo comprendía que ese viaje era muy importante en su trabajo pero esto también era importante para mí aunque quizás no lo era para él.

Para cuando todos comenzaron a salir del salón vi a mis padres junto a mi hermano que me esperaban en el coche. Veía a todos junto a sus familiares o parejas y eso era como mil golpes que decidí ignorar, y sonreír con toda la falsedad posible.

—Felicidades cariño—Mary me abrazó efusivamente mientras me entregaba una pequeña caja de color rosa y para cuando le abrí, me di cuenta que era una medalla con un pequeño diamante en forma de gota

—Gracias mamá. No era necesario que me obsequiaras algo—dije volviendo a abrazarle.

—¡Por supuesto que es necesario! Mi hija se ha graduado, y no es que le tenga pocas esperanzas a tu hermano pero presiento que pasaran años para que vuelva a ver a uno de mis hijos graduarse de la universidad.

Reí al escucharle pero ver el rostro de Eddy era lo mejor.

—Alguien también quiere saludarte.

Hit Me © | Terminada |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora