Mi pecho se infló del aire que estaba conteniendo y no podía dejarlo ir sin que mi cuerpo comenzara a temblar, mis manos se empuñaron para conseguir calmar los temblores que provocaba mi traicionero cuerpo. Solté suavemente el aire contenido, quizás pensando que me sentiría del todo satisfecha pero no era así, mis nervios empeoraban y pareciera que mi cabeza comenzaría a dar vueltas.
Di un par de pasos, retrocediendo, quizás pensando que podría salir de aquí sin ser vista pero no era del todo así, mi cuerpo se tambaleó al chocar contra otra anatomía; me volteé asustada, sin embargo, en cuanto vi los ojos verdes que me miraban amablemente, comprendí que era Seth, quizás en otro momento le hubiese sonreído pero ningún gesto pudo plasmarse en mi cara.
¿Qué pasaba conmigo?
No entendía por qué estaba actuando así, como si realmente me importara lo que Drew haga, no podía importarme, no debía, no era correcto, no para mi.
—¿Estás bien? —Seth me miró tomando suavemente de mi brazo antes que pudiera estamparme en el frío suelo.
Me quedé mirándole e inconscientemente mis ojos revolotearon hasta la escena que observaba hace unos minutos atrás. Los ojos azulados se posaban en mi, en conjunto con la mirada de la chica que se encontraba recargada en la pared, despreocupada. Seth miró al moreno y entonces soltó una exclamación de sorpresa.
—Halle... —Drew susurró como si su voz temblara y me resultó extraño de su parte, siempre era firme y decidida pero en esta ocasión fue todo lo contrario.
Quise responderle que no había problema alguno y que lamentaba interrumpir, pero de mis labios no salió nada.
—¿Quieres salir? —Seth dijo tranquilo mientras aún mantenía sus blancos dedos enrollados en mi lánguido brazo.
—Eso estaría bien.
Le respondí agradeciendo la intención de sacarme del bar cuando sentía que el aire me faltaba aquí adentro, el lugar ya se había atestado de personas y me resultaba agobiante.
—No, yo iré con ella, tenemos un par de cosas que hablar.
Drew se adelantó lo suficiente como para dejar atrás a la pelinegra de labios rojos, labial rojo que se encontraba corrido alrededor de su boca y de la de Drew que limpió inmediatamente mientras se acercaba a mi lado.
—No quiero ser grosera con Seth, Drew —le miré sosteniendo su mirada que estaba absolutamente concentrada en la mía.
—A Seth no le importará —miró al castaño y luego añadió—. ¿No es así?
—No, claro que no. Meg, ¿Vamos? —Seth soltó mi brazo para encaminarse a la pelinegra y deslizar su mano hasta su pequeña cintura.
La morena me vio cargada de enfado y volteó su cabeza haciendo que su larga melena se agitara.
—Zorra —susurró formando una sonrisa burlesca.
Mi cuerpo se abalanzó al frente con la intención de enredar mis manos en su cabellera, pero me vi sujeta en unos brazos tatuados que ejercieron fuerza hasta hacerme chocar contra su duro pecho.
—Cálmate.
Drew susurró contra mi oído intentando que mi cuerpo se relajara. Vi que la chica desapareció de mi campo de visión y agradecí que Seth se la llevara de aquí. Me removí inquieta en los brazos del tatuado y me alejé de él viéndole molesta.
—¿Por qué no dejaste que le diera una buena bofetada?, de verdad que se lo merecía.
—Porque esta no eres tú, Halle.
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Hit Me © | Terminada |
Teen FictionBorde, controlador, impulsivo, arrogante y burlesco, aquel era Drew Hopkins, ese tipo de persona de la cual no quisieras enamorarte pero ¿Por qué?, porque es un grandísimo idiota, sin embargo, Halle vio algo mucho más allá de esa personalidad frívol...