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El golpeteo de mi corazón desenfrenado contra mis costillas y el pequeño roce que mantenía Drew en mis labios me mantenía con los nervios de punta, aún esperando una reacción de mi parte, tal vez afirmativa o positiva mientras mi mente intentaba jugarme una mala pasada.

—No puedo —fue el único susurro que salió de mis labios temblorosos antes de imponer una distancia prudente entre él y yo.

—¿Por qué no?, no estamos haciendo nada malo y si lo fuera, me importa un carajo—arrastró las palabras aún así viéndose muy tranquilo.

—Porque no me siento lista para cualquier tipo de relación o sea lo que sea que me estas pidiendo, menos ahora. Necesito mi tiempo, mi espacio y también necesito pensar.

El leve brillo de sus ojos parecía desvanecerse, sus labios formaban una tensa línea. Le oí soltar una especie de queja.

—¿Te has preguntado lo que yo necesito? —sus manos empuñadas me hicieron recodar cuando le iba a ver practicar en el gimnasio.

—No...

Quería enterrar mi rostro frustrado entre mis manos, quería huir de aquí pero por otra parte, en otras circunstancias, me hubiera lanzado a sus brazos para besarle y abrazarle y aunque mi garganta quemara con las lágrimas acumuladas, eso no importaba. 

—Vine aquí por ti creyendo que quizás lo que estuvo pasando entre tú y yo era importante, ¡Para mi lo fue!, tú piensas que realmente no siento nada ¡¿Y que creías?! ¿Qué soy un maldito hijo de puta que no siente?!—por primera vez escuchaba como su voz temblaba, le veía asustado como un niño pequeño y comencé a creer que Drew no era todo lo que él quería mostrar—. No se que hago explicándote todo esto si a ti no te importa, solo te importa tu bienestar.

Soltó un suspiro caminando hasta la puerta para abrirla y disponerse a salir de aquí.

—No quiero que me odies —murmure sintiéndome una completa idiota. Drew se detuvo apoyando su frente en el umbral de la puerta y le vi cerrar sus ojos.

—No te odio y nunca voy hacerlo pero cuando realmente tengas claro lo que sientes, entonces me veré completamente satisfecho en saberlo, no quiero hablar contigo sabiendo que ni siquiera podrás decirme una mísera palabra que me deje satisfecho, quiero que tengas claro lo que sientes, Halle. Por ahora no quiero saber nada.

Su cuerpo se movió voluntariamente y solo se dejó escuchar el cierre de la puerta de mi apartamento.

Me mantuve de pie allí en medio de sala, en la penumbra de la noche, con la única luz natural de la luna aún siendo cubierta por un par de nubes. El aire contenido salió de mis labios y me volteé hacia el pasillo para arrastrar mis pies descalzos por el frío suelo.

No podía negar que Drew tenía razón, yo si era un completo enredo de pensamientos, y lo peor es que no estaba segura de mis sentimientos hacia él, aún en mi cabeza rondaba Tom y aún la culpa me carcomía viva, pero no podía pretender que no había pasado nada ayer y no iba a olvidarme tan fácil de ello porque necesitaba tiempo para darme cuenta que es lo que quería y por ahora necesitaba estar sola, dejar mis enredos amorosos para otra instancia.

Cuando salí de las cuatro paredes que me mantenían encerrada en el ascensor, me hizo estremecerme al topar mi vista con un cabello revuelto del mismo tono que la noche presente. Me removí inquieta al darme cuenta que no seguí avanzando por el pasillo hasta llegar a la puerta, me esforcé en intentar mover mis piernas antes de que Megan pudiera verme. No tenía ningún ánimo en absoluto de ser una burla por parte de ella.

Un mes desde que deje de hablar con Drew, un mes en el que solamente lo veía salir o entrar de su apartamento y de las veces que nos encontrábamos en el pasillo simplemente preferíamos no entablar ningún tipo de conversación.

Hit Me © | Terminada |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora