Acomodé los cabellos rebeldes que no quedaron sujetos en la coleta que había conseguido hacerme con mi corto cabello, era lo único decente que podía conseguir.
Entré al edificio desconocido para mi, Drew sólo daba sus clases en este gimnasio. Y había sido una semana desde que Drew me propuso venir hasta aquí, una semana desde que no hemos hablado y solamente dude una semana en sí sería correcto aparecer en sus clases, pero no importaba, si no tenía intenciones de volver entonces no lo haría.
Miré a un par de chicos jugando entre sí, otros simplemente conversando y dos chicas sentadas en suelo. Una de ellas tenía una actitud un tanto intimidante, pero qué podía esperar, estas son clases de boxeo. Joder.
Cuando escuché la puerta cerrarse, volteé asustada y observé detenidamente al pelinegro de ojos azules, una camiseta blanca que no duro más de un minuto en su cuerpo fue removida y lo único que quedó fueron sus pantalones deportivos de color gris. Fijó sus ojos en los demás chicos que habían allí y volteó a mirarme, encontrándome con su rostro sorprendido por verme de pie pero enseguida me dio una suave sonrisa.
-Bien, basta de tanta idiotez. Comenzaremos las clases.
Su voz se escuchó tan ronca, que provocó un pequeño escalofrío en mi cuerpo. Luego de dar por iniciada la clase, simplemente me mantuve trotando por unos minutos pero ni siquiera tenía una buena resistencia, jadeé luego de dos vueltas en el salón y casi caí rendida al suelo.
Me detuve poniendo mis manos en mis rodillas mientras veía a los demás como seguían trotando sin ninguna dificultad.
¿Cómo lo hacían?
-Halle, debes seguir a tus compañeros.
Drew me miró burlesco mientras hablaba y noté como los demás me veían de la misma forma. Niños malos.
¿En que mierda me había metido?
-Estoy mareada-Dije en cuanto le vi cerca mío. Era cierto, en verdad lo estaba.
-No puedes estar mareada, solo has dado dos vueltas.
-Bueno en realidad si lo estoy.
Le miré fijamente, sintiendo el agudo dolor que se alojaba bajo mis costillas.
-No me importa, sigue corriendo.
Dijo sin inmutarse, le miré molesta e intente retomar el lento trote que estaban realizando los demás.
No mentiré al decir que termine muy bien, porque no fue así. Mis piernas dolían y apenas podía respirar, ahora comprendía porque siempre reprobaba deportes. Era un asco en esto.
-Halle, vas a practicar con Ashley.
Me dijo seriamente mientras señalaba a una chica de cabello negro y ojos verdosos, corpulenta y con casi 10 centímetros de altura mas que yo.
-Golpéale, ella tiene que esquivarte.
Miré a la chica asustada y ella simplemente no me veía de la forma más amable que existía.
-No la golpeare.
Hablé firme, cruzando mis brazos sobre mi pecho.
-Hazlo.
Escuché como su voz se volvió más ronca, causada por su evidente molestia hacia mi.
-No.
-¡Hazlo, joder!
-¡Que no lo haré!
Le planté cara, negándome a golpear a la chica que quizás tendría unos 17 años, sabía que no le golpearía realmente, pero aún así yo era una inexperta.

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Hit Me © | Terminada |
Novela JuvenilBorde, controlador, impulsivo, arrogante y burlesco, aquel era Drew Hopkins, ese tipo de persona de la cual no quisieras enamorarte pero ¿Por qué?, porque es un grandísimo idiota, sin embargo, Halle vio algo mucho más allá de esa personalidad frívol...